La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El romero incansable del Pino

Tito Galván, vecino de Telde, acude a la víspera de la festividad de la patrona desde hace medio siglo, 41 de ellos caminando desde Ejido

Tito Galván, en la plaza de San Gregorio. SANTI BLANCO

Lo recuerda como si fuera ahora. L caminata la comenzó a realizar en 1967 y le apena que por motivos de salud, desde 2007 usa el transporte público para desplazarse a la villa mariana. Tito Galván tiene mucho que contar de sus experiencias durante tantos años camino de Teror. La primera de ellas, que se inició en la tradición de esta larga caminata de ocho horas del barrio teldense de Ejido hasta la basílica terorense, a los 13 años y "fue por acompañar a Juan Ceballos y a su hijo a Teror porque este señor había hecho la promesa de ir caminando a ver a la Virgen del Pino si salía bien de la Guerra Civil".

Y así empezó Galván la friolera de 41 años seguidos de peregrino, un recorrido por barrancos, cuestas empinadas y caminos rurales iniciado en Ejido en la víspera de la festividad de la patrona, con la llegada, minuto arriba, minuto abajo, sobre las 6.30 horas. Salían él y un nutrido grupo de vecinos, algunos llegados incluso de Ingenio y que se incorporaban a la caminata, desde las 22.30 horas del 7 de septiembre. Con ellos y con quienes cada año se encontraban en los caminos y pueblos contrajo amistad, compartió anécdotas y vivencias.

"Nosotros no íbamos por la carretera, zona más peligrosa y con más distancia para llegar a Teror que la ruta que seguiamos", evoca Tito Galván, quien todavía tiene presente ese itinerario de ocho horas a pie, con un gran descanso para recobrar fuerzas y echar la arrancaílla final hasta Teror. "Salíamos de Ejido hasta la Azucarera de San Juan, también conocida como Máquina del Azúcar, seguíamos hasta Higuera Canaria, pasando por El Palmital, en la carretera de La Gavia, el barranco de Las Goteras, donde descansábamos y luego seguíamos hasta la Atalaya de Santa Brígida, carretera general de Santa Brígida, barranco de Santa Brígida, Lomo Espino, Pino Santo Alto, que es el límite con Teror, con una cuesta empinada que te dejaba con la legua afuera y llegábamos al barrio de El Faro. Desde allí veíamos abajo Teror, pero todavía nos quedaba camino que recorrer hasta llegar a la basílica. En total, ocho horas de trayecto hasta allí, donde llegábamos agotados".

A las 6.30 horas ya habían cumplido su reto, entraban a oír misa, comían y compraban turrones. Tito y sus amigos Antonio y José eran los que más tiempo se quedaban en la villa, hasta las 14.30 horas, cuando regresaban en guagua a Telde después de un maratón de 16 horas -22.30-14.30 horas- para venerar la imagen de la Virgen del Pino. Con turrones en el zurrón y ataviado de romero, Galván retornaba a Ejido. Eran los últimos de los expedicionarios en marcharse, otros lo hacían antes, cuando cumplían la promesa realizada.

Un buen ambiente, promesas a la Virgen del Pino para aprobar el carné de conducir u otras peticiones, leche de vaca recién ordeñada que "nos daba un señor que ya nos conocíamos de pasar todos los años por su barrio y más de una anécdota que contar. Como la de un año, que pasamos por Santa Brígida y celebraban la popular verbena del lechón. Algunos se fueron a bailar y a uno de ellos le tocó el lechón que se sorteaba y tuvo que volverse en taxi a Telde para dejarlo en su casa".

Además, Tito ha sido guía de caminantes a Teror y recuerda el caso de un matrimonio de Telde que le pidió que le acompañara caminando a la villa mariana para una promesa por un hijo suyo, que tenía un tumor en la cabeza. "Hice el camino con ellos fuera de la fiestas del Pino y me contaron después que su hijo se recuperó", recuerda.

Galván, que también realizó en el año 2000 el recorrido del Cristo y la Virgen del Pino a la catedral de Santa Ana, ya espera ansioso que sea la víspera de las fiestas para montarse en la guagua que desde Telde le lleve a Teror.

Compartir el artículo

stats