Los arqueólogos de Tibicena, empresa encargada por el Cabildo de Gran Canaria para realizar excavaciones en el pozo de Tenoya, han encontrado más de 500 restos óseos y objetos personales que pertenecen a 12 represaliados de la Guerra Civil en la zona. Los cráneos de los individuos, varones con edades comprendidas entre 25 y 45 años, presentan orificios de municiones de fusiles Mauser. Los expertos no descartan que aparezcan más huesos en las infraestructuras subterráneas.

"Las galerías de agua no son para albergar cadáveres, sino para dar vida". Con lágrimas en los ojos y gesto tembloroso Pino Sosa, presidenta de la Asociación para la Memoria Histórica de Arucas (AMHA), agradeció ayer la labor que ha desarrollado el gobierno insular en estos últimos cuatro años para sacar de las fosas comunes a los "demócratas", que como su padre, fueron asesinados en Gran Canaria durante marzo y abril de 1937 tras producirse el golpe de Estado contra el gobierno de la Segunda República. Sosa aún no sabe si los restos de su progenitor, antiguo tesorero de la agrupación socialista Largo Caballero de Arucas, se encuentran entre los 12 esqueletos que los expertos han rescatado en el pozo de Tenoya a 38 metros de profundidad.

Los sondeos en estas galerías hidráulicas, construidas junto a la carretera general de Arucas en 1924, comenzaron hace cuatro años. Sin embargo, hasta hace apenas seis meses solo se había podido extraer del pozo "escombros de construcción, piedras y malezas".

Según explicó Martath Alamón, arqueóloga y encargada del proyecto, en marzo durante una primera intervención a 30 metros de profundidad se logró exhumar un total de 89 restos óseos, que pertenecían a ocho individuos. Tras la segunda excavación del pasado mes de julio, a ocho metros más abajo, los expertos elevaron a 12 el número total de esqueletos tras rescatar más de 500 huesos.

En esta última etapa también se encontraron objetos personales y bélicos, que sitúan "claramente" a este pozo como uno de los escenario de la represión de la Guerra Civil en la Isla. Además de botones de hueso, correas de cuero, zapatos de la marca Tigre o una moneda de cinco céntimos de la República, el pozo ha arrojado 15 municiones de fusil Mauser, fabricadas bajo la marca Pirotécnica Sevilla (PS).

La mayoría de los cráneos encontrados presentan en la zona de los "temporales" orificios provocados por la "salida y entrada" de estas balas. "Una evidencia que desvela claramente el horror que albergó este enclave hace 80 años", aseguró la arqueóloga.

Con estos restos, los expertos esperan continuar con el proceso de identificación de los cadáveres e interpretación de los acontecimientos históricos en el laboratorio. Se trata de un trabajo "complicado" porque, entre otras cuestiones como la falta de "datos biográficos" de la época, los huesos han sido "removidos" en las galerías tras el óbito. "No se sabe si el desplazamiento de los restos se debe al mismo curso del agua o si fueron movidos a conciencia con posterioridad, bien para ocultarlos más o bien por cualquier otra causa. Es una incógnita aún sin respuesta", destacó Alamón, quien aún no descarta que aparezcan más cuerpos en los 12 metros de profundidad que quedan para concluir la excavación.

Estas investigaciones, según recalcó el presidente del Cabildo, Antonio Morales, suponen la "reparación y condena a las atrocidades cometidas por la dictadura". Además de un "compromiso" con la "memoria histórica" y aquellas personas que fueron "injustamente asesinadas por el hecho de defender sus derechos y libertades".

El Cabildo realizará próximas exhumaciones en el cementerio de Vegueta y la Sima de Jinámar.