Con mucha preocupación. Así vivieron los alcaldes de Tejeda, San Mateo, Santa Lucía, San Bartolomé de Tirajana y Valsequillo las horas en las que el fuego devoraba la Cumbre, mientras activaban a los equipos de Policía Local, Bomberos y Protección Civil propios así como vehículos y maquinaria para ponerlos a disposición del Cabildo insular y del Gobierno de Canarias. Ayer todos daban las gracias a la bendita lluvia que cayó del cielo.

Z Tejeda

A Francisco Perera, alcalde de Tejeda, el mundo se le vino encima cuando vio las llamas a unos 150 metros al subir por carretera a su municipio tras ser avisado con urgencia del suceso por la Policía Local. Casualmente, Perera se encontraba en la capital, a donde había bajado para gestionar unos asuntos con el Cabildo insular. "Cuando vi las llamas, que superaban al Parador, el mundo se me vino encima, era dantesco ver como el fuego pasaba por encima, creando pequeños conatos en otros lados, y ver como el viento soplaba", narraba ayer a media tarde.

El alcalde no pudo llegar a su municipio hasta ayer por la mañana dado que cuando salió de la capital, tras dar aviso al Centro de Coordinación Operativa Insular (Cecopin) del incendio, ya se había cortada la GC-15. "Cogía la GC-150, de los Pinos de Gáldar, para llegar al Parador por el otro lado. Es difícil de explicar lo que vivía porque me encontraba subiendo, mientras todos los evacuados bajaban. La gente me decía con la mano que no se podía subir pero yo seguía hasta que me encontré con los de Medio Ambiente que cerraban el paso. En esos momentos, pensé que el incendio se iba de las manos porque había un viento fuerte y el aire venía muy caliente".

Perera señalaba que mientras subía estaba en contacto con el teniente de alcalde, que se puso al frente de la situación. Según su testimonio: "El fuego caminaba más rápido que cuando la gasolina arde". El alcalde señaló que dado el carácter virulento del incendio se comenzó la evacuación de los caseríos cercanos "para que no nos cogiera de sorpresa" en previsión de que el viento cambiara de dirección. Era del Llano, El Rincón, Cuevas Caídas y La Culata fueron desalojados, mientras el albergue municipal se abría para alojarlos. Unos 300 vecinos tuvieron que salir de sus casas.

El alcalde se tuvo que quedar en Montaña Cabreja durante la noche, donde estaba el dispositivo de Emergencia oficial, al no poder acceder a su municipio. Ayer recorría la zona del siniestro para valorar los daños e indicó el camino a unos operarios de telefonía para llegar hasta una terminal. El balance era una vivienda quemada y animales calcinados, dado que el dueño estaba de vacaciones, además de los daños ocasionados en el Parador de Tejeda y en alpendres del lugar, así como algunos coches. En cuanto a la masa forestal, se han calcinado pinos, pastizales y alguna finca. Entre las muestras de solidaridad que se desataron en el suceso fue la de un residente que condujo a las ovejas de un pastor vecino a la cancha deportiva al no estar éste en casa.

Z San Mateo

El alcalde de San Mateo, Antonio Ortega, vivió ayer por la mañana horas de incertidumbre hasta que dieron con una de las personas desalojadas, a las que sus vecinos echaron en falta. La mujer había sido evacuada por Cruz Roja al municipio de Tunte en vez de ser alojada en el polideportivo municipal y en el centro de mayores que el Ayuntamiento habilitó para acoger a los residentes de las zonas cumbreras. Fue una de las anécdotas de una larga jornada, que comenzó la tarde del miércoles cuando se dio aviso de un incendio en la Cruz de Tejeda.

El alcalde de la localidad, una de las más afectadas por el incendio que ha quemado de momento 2.700 hectáreas, recordaba que tras darse la voz de alarma se pusieron en marcha todos los recursos humanos y materiales de que dispone el Ayuntamiento al servicio del Cabildo insular y del Gobierno de Canarias. Unas 40 personas entre Policía Local, Protección Civil, personal laboral del Consistorio, así como la corporación en pleno y algunos voluntarios, colaboraron en el desalojo de los núcleos de la montaña como Cruz de la Peña, Lagunetas, Risco Prieto, Camaretas, Lomo Mateo, La Lechucilla, Lomo de Los ingleses, Lomo de los Herradores y Aríñez junto a miembros de seguridad del Estado, que trabajaban en el operativo, en prevención de que el fuego llegase a las viviendas y ante el humo que había ya en el ambiente. Ortega explicó que, aunque hubo alguna resistencia, la mayoría de los desalojados -unas 600 personas- siguieron las indicaciones que se les dieron los equipos de emergencia.

Fue una noche tensa, donde hubo que dar asistencia médica, psicológica y anímica a los desalojados porque "esa noche hacia falta mucho cariño para las personas que habían dejado sus casas y sus pertenencias" en manos de la naturaleza. Su propia familia tuvo que hacerlo dado que vive en Las Lagunetas.

Antonio Ortega estuvo en todos los frentes - acompañando a los retenes y a los vecinos- hasta que llegó la noche y la bendita lluvia. "Vivimos las primeras horas con mucha esperanza, viendo como las condiciones meteorológicas cambiaron sobre las tres de la madrugada. Hacía un frío intenso con relente y comenzaba una llovizna que ha sido vital para que el fuego no fuera a más". Tras la dura noche, llegó la mañana. Ortega señaló que se habían quemado "fincas, nogales, castaños y pinos, además de terrenos de altura. Hay viviendas afectadas y animales calcinados". También bienes públicos "esenciales" que se habían visto afectados como conexiones eléctricas, carreteras, pozos de aguas. A pesar de ello daba gracias porque ningún vecino, ni miembro de la extinción del incendio hubiera salido mal parado ante la voracidad del incendio.

Z San Bartolomé

El municipio de San Bartolomé de Tirajana también se preparó para lo peor. Desde que saltó la alarma, todos los efectivos de la localidad se dispusieron en la cornisa sur, por donde avanzaba el fuego, para actuar en caso de incendio. Tres camiones de bomberos subieron al límite con la Cumbre. Su alcalde, Marco Aurelio Pérez, comentó ayer que sobre las nueve de la noche se procedió a desalojar a los cerca de cien vecinos que habitan en los barrios de Taidía, Risco Blanco y Agualatente. La mayoría decidió irse a casa de familiares y amigos, así que la residencia escolar que se habilitó para alojar a los vecinos fue solo utilizada por seis personas de San Mateo y Tejeda que no podían acceder a sus municipios. "Estuvimos en el retén de la Cumbre hasta las 2.30 de la noche. Nuestro temor era que el incendio evolucionara en otra dirección por el viento y la por la vegetación tan seca". Los vecinos volvieron ayer a sus casas de la mano de Cruz Roja y tras comprobar que no había peligro en la zona. El municipio solo ha tenido daños en la vegetación en zonas de difícil acceso.

Z Santa Lucía

Santa Lucía trabajó codo con codo con el municipio de San Bartolomé de Tirajana, dado que ambos territorios confluyen en la cumbre. Ambos municipios se coordinaron para llevar efectivos de la Policía Local, Bomberos y Protección Civil a Tejeda para que el fuego no se extendiese hacia sus núcleos urbanos. La alcaldesa de Santa Lucia, Dunia González, dijo que unas 48 personas de municipio, aparte de los vehículos correspondientes, participaron en el operativo. "Fue una noche muy dura para los vecinos que tuvieron que cerrar la puerta y dejar atrás todas sus pertenencias, animales. No solo por el fuego, sino también por el humo que impedía respirar, por las personas mayores", relataba, mientras destacaba la valentía del personal civil y militar que participó en la extinción del fuego y porque éste no fuera a mayores. "Hicieron un trabajo excepcional", puntualizaba después de que a las ocho de la mañana un conato de incendio en Gigante parecía dar la vuelta a la tortilla después de que la boca de fuego que había avanzado sobre las nueve de la noche del miércoles por Guayadaque se hubiera dormido a media noche.

Unos cien habitantes de Risco Blanco y Ayacata salieron de sus casas. Para ellos se había preparado el pabellón -80 camas- en Tunte. Incluso el hotel ofreció sus 20 camas por si fuera necesario. "No usamos ninguna porque la gente se fue a casa de sus familiares o vinieron sus hijos a recogerlos. Solo una pareja de personas mayores se resistió a salir de su hogar. Y para no atosigarles y ponerlos más nerviosos se decidió dejarles con protección policial para salir de urgencia en caso de necesidad. El fuego ocasionó daños en la vegetación, principalmente pasto en zonas inaccesibles.

Z Valsequillo

El Ayuntamiento de Valsequillo puso a disposición del operativo de emergencias dos cubas de agua de aproximadamente 15.000 litros cada uno en la parte alta del municipio - Roque Grande- por si los efectivos aéreos y terrestres tenían que repostar. Así lo apuntó ayer el alcalde la localidad, Francisco Atta, quien desde primera hora de la tarde vivió, como el resto de los alcaldes de la Isla, con preocupación todo lo que iba pasando a medida que el fuego avanzaba por el Gamonal, Camaretas, Cruz del Saucillo, Los Marteles y aparecían las primeras ceniza en los tejados de las viviendas del Rincón del Guiniguada. "Según caía la noche el cielo estaba denso, con un color entre naranja y rojo. Mirábamos para que no apareciera ninguna llama por ningún lado. Nuestro temor era que apareciera en la caldera de Tenteniguada, uno de los núcleos de población más importantes del municipio con cerca de 1.500 habitantes", explicaba.

Ellos también actuaron de forma preventiva con los efectivos municipales para no dejar pasar el fuego y para avisar a todos los habitantes de Cuevas Blancas y Cueva Grande de que estuvieran preparados. "El miedo que teníamos es que pasara el corte de la cumbre, lo que conocemos como la ruta del Tajinaste; si llegamos a ver las llamas en esta vertiente hubiera sido muy preocupante porque hubiera generado un problema aún mayor", añadía, mientras confesaba que tuvieron que tranquilizar a muchos vecinos ante los bulos que se expandían por las redes sociales sobre el alcance del fuego. El alcalde pasó la noche como sus conciudadanos: mirando el cielo. Y se fue tranquilizando, como ellos, a medida que el viento dejaba de soplar y la lluvia comenzaba hacer su aparición de madrugada. Ayer por la mañana, tocaba recorrer la zona y ver a sus vecinos. El fuego arrasó solamente pasto y pinos.