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Carin, una granjera valiente

San Mateo llora la muerte de Carin Ostman, de 59 años, afincada en la Isla desde hace dos décadas

La Guardia Civil y dos trabajadores de la funeraria trasladan el cadáver hallado ayer en Los Llanos de Ana López.

Una mujer sueca que vivía desde hace 20 años en Gran Canaria ha fallecido en San Mateo al quedar atrapada por las llamas cuando trataba de salvar a sus ovejas.

"Me llamó a las tres y media del miércoles y nos dijo que iba a intentar sacar a las ovejas. Imagino que quería coger el sendero hacia Las Mesas, pero el fuego iba muy rápido y la alcanzó", explica el vecino que recibió esa llamada, Claudio Álvarez, quien ayer ayudó a la Guardia Civil a recuperar el cuerpo de Carin Birgitta Ostman, de 59 años, residente en Los Llanos de Ana López, junto a Cueva Grande, una de las zonas más castigadas por el incendio.

El Instituto de Medicina Legal de Las Palmas debe confirmar aún si se trata Ostman, pero todos los indicios confirman esa hipótesis: el cuerpo fue hallado en un pinar a 600 metros de su casa y eso, en síntesis, encaja con el relato de Álvarez y de otros vecinos: Ostman fue quien les llamó para alertarles de que el fuego estaba encima. Otro lugareño, Juan Mayor, insistió en que debía irse. Fue el último en hablar con ella.

El cadáver, que está calcinado e irreconocible, fue hallado a las 11.40 horas, informó la Guardia Civil. La delegada del Gobierno en Canarias, Mercedes Roldós, confirmó horas después el hallazgo de unas gafas graduadas que parecen ser las usadas por Ostman, así como un móvil y un manojo de llaves. Tampoco hay más denuncias por desaparecidos y, al lado del cadáver, también se encontraron las ovejas calcinadas. Con todo, corresponde hacer la identificación a los médicos forenses, que ayer procedieron al levantamiento del cuerpo. El Juzgado de Instrucción número 7 de Las Palmas de Gran Canaria se ha hecho cargo de la investigación.

Los dos hijos de Ostman, que viven en Austria, han sido avisados por las autoridades para que se hagan cargo de sus restos mortales. La mujer, tras fallecer su marido hace unos cinco años, vivía sola en la finca, donde criaba lechones, ovejas, perros y gatos. Las cenizas de su esposo, de origen australiano, están enterradas a la sombra de un castaño, explican sus conocidos, que se han organizado para cuidar de sus animales vivos.

La muerte de Ostman, que era muy querida en el caserío de Los Llanos de Ana López, ha sido un mazazo para los vecinos y las brigadas que luchan contra el fuego desde el miércoles, cuya prioridad siempre es evitar la pérdida de vidas humanas. El alcalde de San Mateo, Antonio Ortega, ha suspendido todos los actos en el municipio y ha decretado tres días de luto. "Estamos muy tristes, era una mujer muy valiente", asegura el regidor. Ortega destaca el hecho de que viviera sola para dedicarse a la ganadería y al cuidado de sus animales.

Otro lugareño que la conocía bien es Diego Sarmiento. Tiene un puesto ambulante en el cruce de Tejeda y solía vender fruta a Ostman, con quien trabó amistad durante estas dos décadas. "Era muy buena persona", asegura el tendero, que dejó su trabajo para visitar a los vecinos de Los Llanos de Ana López. No sólo prestó apoyo moral, sino que repartió botellas de agua a quien se las pidió, entre ellos el hijo de Claudio Álvarez, que también estuvo presente y se acercó a la furgoneta de Sarmiento. Ostman se subió más de una vez a ese mismo vehículo: no tenía coche y los conocidos solían llevarla cuando lo necesitaba. Por eso, quizá, insistió Juan Mayor en que había que irse. Las llamas se acercaban, pero ella no quiso. Dijo, a modo de excusa, quizá, que esperaba por otro vecino. Lo que quería, al parecer, era conducir a sus ovejas hacia un abrevadero que hay con salida a la carretera. Su casa, ironías del destino, quedó intacta, sin daños por el fuego.

Los vecinos la echaron en falta desde el mismo miércoles, pero no se denunció la desaparición hasta ayer por la mañana. ¿El motivo? Otra extranjera fue localizada en Tunte y las autoridades pensaron que era Ostman. El alcalde y la delegada se han cruzado reproches por esa confusión.

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