Gran Canaria afronta un otoño nuevamente más cálido de lo normal, con temperaturas incluso al alza como viene ocurriendo en los últimos años desde 1998, y sólo se esperan lluvias para finales de octubre y todo noviembre, periodo en que probablemente llegarán con un componente torrencial. El delegado de la Agencia Estatal de Meteorología en Canarias (Aemet), Jesús Agüera, destacó ayer en la presentación del resumen climatológico del verano en el Archipiélago, que la nueva estación, que comenzó ayer, pasadas las nueve de la noche, se presenta con pocas lluvias pues no hay ningún fenómeno meteorológico, como fue el del Niño, que pueda traer agua a las Islas."Habrá que esperar a las borrascas que se vayan acercando por el Archipiélago para que lleguen las precipitaciones" señaló.

Agüera comentó que en la imagen del satélite que permite realizar las predicciones meteorológicas se podía contemplar el penacho del incendio que ha arrasado unas 2.700 hectáreas de la Cumbre de Gran Canaria. Explicó que el pasado jueves se produjo un cambio del tiempo debido a la entrada de una masa de aire húmedo del Atlántico, con nubes a unos 2.000 metros de altura, que hizo que lloviera en la zona afectada por el fuego, "lo que vino muy bien para frenar las llamas".

Humedad en la Cumbre

El delegado de la Aemet dijo que esas ligeras lluvias, que se mantenían ayer, desaparecerán a lo largo de hoy, si bien destacó que lo importante es que "han bajado las temperaturas, sobre todo las máximas, que ha entrado mucha humedad y la meteorología ha ayudado a apagar el fuego". Con todo, alertó que el viento volvía a ser intenso en la zona cumbrera, y estaba alcanzando rachas por encima de los 40 o 50 kilómetros, al igual que ocurrió el pasado miércoles que al ser cambiante favoreció el avance del incendio en unas horas.

Por su parte, la delegada del Gobierno en Canarias, Mercedes Roldós, informó que si bien la lluvia vino muy bien para detener el fuego, la niebla impidó el pasado jueves que los helicópteros que participan en las labores de lucha contra el incendio pudieran echar agua en la zona ya que la visibilidad era escasa.

Tras anunciar que el otoño se presenta con menos fresco de lo propio de estos meses previos al invierno, Agüera resaltó que el verano que acaba de finalizar ha sido "muy seco". Según dijo, los meses de julio, agosto y septiembre han resultado entre "muy cálidos y extremadamente cálidos" en todo el Archipiélago donde se han contabilizado valores en el mercurio por encima de la media de los últimos treinta años.

La misma tónica se repitió en toda la Península donde se ha vivido el segundo verano más caluroso desde 1965, según la Aemet. Uno de los datos que lo atestiguan es que ha sido el año con más días en los que se han dado temperaturas por encima de los 40 grados, ambiente que soportaron en Tasarte, en Agüimes o en el Aeropuerto de Lanzarote, si bien fue enla provincia de Córdoba donde más sufrieron este verano donde se llegaron a alcanzar los 46 grados.

Detalló Agüera como fue cada mes de verano en el Archipiélago. Así, resaltó como junio fue un mes con un comportamiento térmico de "cálido a extremadamente cálido" con 1,8 grados por encima de la media que se viene dando desde 1980 . El día más cálido fue el día 23 en que se registraron 41,1 grados en Tasarte y 40,7 en Agüimes, y en este periodo hubo veintíun días tropicales con más de 25 grados por la noche. La temperatura del mar también fue de las más altas de los últimos diez años.

También julio fue un mes "cálido o o muy cálido" con 0,9 por encima de la media. El día 16 y el 28 fueron los de más calor con registros de más de 40 grados, enzonas del interior de medianías, y del centro. Pero, fue agosto junto con junio el mes más cálido del periodo de verano al superar en un 1,5 grados la media. El día 22 las temperaturas superaron los 40 grados en Agüimes y Tasarte y el valor más alto del verano fue ron los 41,3 grados que se dieron en Lanzarote el día 8 en el Aeropuerto.

Sepiembre ha sido más variable, de hecho el pasado miércoles y jueves llovió en la Cumbre, si bien se mantiene la escasez de precipitaciones al no caer tormentas como en el resto de la Península.