La Provincia - Diario de Las Palmas

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Incendio en la Cumbre

Sin nueces para Navidad

El fuego deja a un agricultor del pago de Las Lagunetas sin casi un centenar de nogales en plena campaña

Los picapinos regresan a los árboles. SANTI BLANCO

El fuego que arrasó 2.700 hectáreas de la cumbre de Gran Canaria el pasado miércoles ha dejado casi sin nueces para Navidad al pago de Las Lagunetas de San Mateo. Francisco de la Nuez, quien lleva pasión por este cultivo hasta en su mismo apellido, llora la pérdida de casi un centenar de nogales con 200 años de antigüedad. Tras la tragedia las medianías recuperan poco a poco la normalidad y el centro hípico, lugar de operaciones durante estos días de veterinarios y protectoras de animales, se despide del último perro extraviado.

Las gotas de lluvia que refrescaron ayer la tierra quemada de San Mateo y Tejeda dan un respiro a la cumbre de la Isla tras cinco días de intensa vigilia.

Mientras los picapinos y cuervos regresan a las ramas de los sombríos árboles de los Llanos de Ana López, la luz y el agua vuelven a fluir por el entramado interno de las casas de Cueva Grande y Camaretas. "Poco a poco se recupera la normalidad", espeta con un suspiro Juan Manuel Reyes desde su motocicleta a la altura del barrio de Las Lagunetas.

Ahora es tiempo para hacer "balance" de los daños, como los técnicos del Cabildo a orillas de la carretera que une Las Mesetas con la Cruz de Tejeda, y prepararse para el otoño.

Algunos ya saben que estos meses se avecinan con "pocas ciruelas, castañas y nueces". Incluso puede que los almendros pierdan esplendor para el invierno, ya que las llamas que han sacudido al monte han avanzado sin ningún tipo de contemplaciones.

En el bar Reyes de la rotonda de acceso a Las Lagunetas aún no se han recuperado del "susto". No solo porque el barrio aún no tiene carretera "para salir hacia Utiaca" en caso de emergencia, sino por la "frecuencia" con la que en esta zona de la Isla se solapan los incendios forestales.

"Hace apenas dos semanas", advierte Antonio Naranjo, un pequeño conato arrasó algunos cercados en las inmediaciones de Las Lagunetas. En aquella ocasión, que no afectó al cultivo, solo se quemaron algunos terrenos cubiertos de "maleza". "Claro que como ya apenas quedan animales en esta zona y la normativa es muy estricta" para aquellos vecinos que se propongan "limpiar" sus bancales, rescata Naranjo, resulta "complicado" acotar la extensión del incendio.

"Menos mal" que tanto la semana pasada como hace 15 días, los helicópteros de extinción actuaron "con rapidez", comentan en el bar Reyes.

Aún así al fuego le dio tiempo de calcinar cerca de un centenar de nogales, grandes y robustos, en la cuenca de los riscos. Tras la tragedia a Francisco de la Nuez solo le han quedado a salvo "unos pocos" en la zona alta de su finca.

Este incendio se ha llevado por delante un patrimonio natural, heredado de sus "bisabuelos", lamenta el agricultor, y "eso" no "lo paga Cabildo ni Gobierno".

A pesar de las pérdidas de los agricultores, hay quien en las medianías ha logrado estos días derramar también alguna lágrima de alegría.

Ante el extravío de muchos animales domésticos y de trabajo en el campo, el centro hípico de San Mateo se convirtió la semana pasada en lugar de acogida de "perros y caballos" perdidos por el incendio, principalmente.

El Colegio de Veterinarios de Las Palmas suministró medios materiales a muchos voluntarios que han colaborado en las labores de localización de estos animales. "Un total de 16 intervenciones con canes, caballos y burros", concreta Clara con registro en mano, desde San Mateo.

A este botiquín de emergencia hay que sumarle las mantas, correas y sacos de pienso que han donado particulares y protectoras de animales durante estos días de emergencia.

Ahora toca recoger el campamento base y regresar a la rutina. Por suerte casi la mitad de los animales perdidos que pasaron por estas instalaciones ya duermen con sus dueños.

La última en volver a casa, una Bardina Majorera de color negro con casi un año de edad, movía como loca ayer el rabo tras oler una mano conocida. El pasado miércoles la perra apareció cerca del pago de Cueva Grande "sin heridas ni quemaduras". Con el incendio y las prisas del momento se desorientó y salió corriendo cumbre abajo por los Llanos de Ana López. Allí se encontró con Juan Mayor, quien a lomos de su caballo, la condujo hacia San Mateo. El vecino cuidará de la perra hasta que su dueño, residente en La Culata de Tejeda, pueda hacerse cargo del animal.

Ahora el Ayuntamiento de San Mateo y el Cabildo de Gran Canaria se encargan de gestionar el regreso a casa de aquellos "perros sin microchip" que huyeron tras el incendio y que permanecen en el albergue insular de Bañaderos.

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