La fuerza del mar se ha llevado por delante parte de tres viviendas ubicadas en la misma costa de San Andrés, en Arucas. En el caso de la más afectada, el oleaje le arrancó el baño, un cuarto de estar, y el comedor, mientras que la que está justo al lado, se quedó con el salón en el aire; y la tercera perdió todo el fuerte que protegía precisamte la vivienda de las tempestades.

Fue el viernes de la semana pasada, entre la una y media y las dos de la tarde, momentos en los que aún la Isla seguía pendiente del incendio de Tejeda, cuando se produjeron los derrumbes, aunque el mar ya había avisado una semana antes de los efectos del golpeo.

José Suárez Rodríguez reside junto a su madre Dolores Rodríguez y su tía Carmen Guerra en la casa en la que la pared con el espejo y toalleros del baño, pintada en tono fucsia, se ha quedado mirando al mar. Ayer explicó que desde el domingo de la semana anterior vio que "todo el salón estaba agrietado y alertó al Ayuntamiento de Arucas".

Los técnicos municipales acudieron a su llamada y, tras comprobar que el agua había hecho una cueva debajo de la edificación, le aconsejaron que desalojara el inmueble. Su madre, su tía y él recogieron poco a poco sus pertenencias y se trasladaron a casa de unos familiares. Es por esto que no se encontraban en la casa cuando el baño, el comedor y el cuarto de estar se desplomaron sobre los callaos el viernes.

A quien si cogió por sopresa fue a Irene Barrera. Esta vecina, que miraba ayer como un tractor recogía los trozos de las paredes de las viviendas y del fuerte que arrancó el mar para después agruparlos y levantar una improvisada escollera que contenga las olas, se quejaba de que cada vez que el mar hace algún destrozo en las casas de la costa de San Andrés sucede lo mismo. "Hacen una chapuza, colocan tres piedras, un poco de hormigón y ya está", comentó. En su opinión, "Costas debería construir un dique que proteja toda las viviendas" y sentenció que "lamentablemente, esto va a seguir pasando y la administración no hará nada hasta que ocurra una desgracia". Si bien tiene claro que es a ella a quien le corresponde arreglar los destrozos de su casa, insistió en que Costas debe afrontar la protección de las viviendas porque "las cubas de cemento y los tractores no los puede pagar nadie".

Según aseguró el alcalde de Arucas, Juan Jesús Facundo, precisamente está previsto que a lo largo de la mañana de hoy responsables de la Demarcación de Costas visiten la zona para ver qué actuaciones se pueden llevar a cabo. Explicó que el grupo de gobierno había encargado a una constructora que levantara un fuerte con los escombros y hormigón.

Tres cubas, con doce metros cúbicos de cemento, transportaban desde la carretera de San Andrés a través de mangueras el material, mientras un tractor amontonaba todas las piedras a las doce de la mañana, a contrarreloj, porque quedaban apenas dos horas para la subida de la marea.

Todo este trajín también lo seguía Octavio Rodríguez Rosales, propietario de la casa menos afectada, pero tan preocupado como los demás. Igual que ellos, reconocía que "excavar el callao y hacer un muro es una obra necesaria, pero muy costosa".