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Incendio en Cumbre La recuperación del paisaje

Las aves regresan a la Cumbre

Los más de 300 ejemplares de pinzón azul sobreviven al fuego, pero quedan más desprotegidos de sus depredadores. Las empresas turísticas reanudan las rutas por Los Pechos y Cruz de Tejeda

La Cumbre de Gran Canaria vuelve a la normalidad tras los estragos del incendio. La población regresa a sus labores agrícolas y ganaderas, los negocios turísticos ya están abiertos, salvo el Parador Nacional, y los equipos que vigilan el fuego realizan las últimas tareas para declarar el "humo cero". La vida sigue también para la fauna salvaje que ha sobrevivido al fuego, incluidos los más de 300 ejemplares de pinzón azul en grave peligro de extinción y las 850 perdices reproductoras de la Granja Cinegética del Corral de los Juncos.

Las aves de la Cumbre regresan poco a poco a su hábitat tras huir en las primeras horas del incendio hacia zonas más bajas. Ayer ya había centenares en las proximidades del pico de Las Nieves, la parte más alta de la isla. Cuervos, mirlos, cernícalos, canarios silvestres, herrerillos o pico picapinos ya sobrevuelan las áreas quemadas en busca de semillas.

La mayor preocupación estos días era comprobar qué ha ocurrido con los 317 pinzones azules censados en los últimos meses en toda la isla, de los que unos 40 vivían en las proximidades de la Presa de Hornos, una de las zonas afectadas por el fuego. Las noticias "son buenas", aseguraron ayer Ruth de Oñate, directora del proyecto Life+Pinzón, y Marta Moreno, ingeniera de montes del Servicio de Medio Ambiente del Cabildo.

Hasta ahora no hay constancia de que ninguno de ellos haya muerto por el incendio, aunque ahora tienen menos espacio para volar y refugiarse. También menos comida a repartir y más depredadores naturales.

Liberados

Días antes del incendio se habían liberado nueve pinzones criados en cautividad y otros 15 ejemplares se habían traslocados desde los pinares de Inagua, donde se encuentra su población fuente, explicó De Oñate, quien precisó que "durante los primeros días en los que se ha podido realizar el seguimiento para comprobar el estado de los pinzones recién liberados, se ha observado que la mayoría no han sufrido un efecto directo del incendio".

Los mayores daños, declaró la directora del proyecto, se han producido en uno de los corredores ecológicos que está previsto crear con el Life+Pinzón, desde el Cortijo de Huertas hasta Cruz de Tejeda, donde se han quemado las parcelas que se habían repoblado durante el 2016-2017.

Marta Marrero es aún más optimista y cree que todos los pinzones han sobrevivido. No obstante, nuevas amenazas se ciernen sobre esta especie única en Canarias, pues tiene menos árboles para refugiarse de sus enemigos, entre los que se encuentran los gatos asilvestrados, el gavilán, el picapinos o el búho chico.

Los visitantes de la Cumbre ven con regocijo que las aves han vuelto y son visibles en cualquier parte de la zona siniestrada. Los turistas que buscan en Gran Canaria algo más que sol y playa no han dejado de subir al campo por el incendio, salvo los días en que estuvieron cerradas las carreteras, y desde el sábado vuelven a formar parte del paisanaje de Cruz de Tejeda. Las terrazas de los restaurantes están llenas de extranjeros a mediodía y algunos visitantes parecen ignorar que hace solo seis pasó por allí una lengua de fuego que estuvo a punto de quemarlo todo.

Los ventorrillos de las carreteras también vuelven a ofrecer souvenirs y productos típicos. Ernesto Martín vende de casi todo en el autobar de Los Pechos y el viernes ya estaba otra vez al frente del negocio. El vehículo no sufrió ningún daño pese a que estuvo rodeado por las llamas durante toda la noche del miércoles. Peor suerte corrió la caseta que estaba en el Pozo de Las Nieves, que ardió por completo, se lamentó.

Tras un fin de semana "más flojo de lo normal", según Martín, ayer llegó a Los Pechos la primera guagua grande, con capacidad para medio centenar de pasajeros. "Aunque venían avisados de que hubo un incendio hace pocos días, están impresionados", comentan Francine Josefine De Goeesm y Naomi Ruano, guías turísticas de la compañía Presas y Paisajes Canarias, que realizan excursiones varias veces por semana por la ruta de Telde, Cazadores, Los Pechos, Ayacata y Fataga.

"Temía encontrarme un desastre mucho peor; dentro de lo que cabe, no es tanto como pensábamos, pues por el camino hemos visto que muchos pinos han sobrevivido y hay zonas intactas", recalcó De Goeesm mientras señalaba con el dedo al pinar que se extiende desde el Pico de Las Nieves hasta el Roque Nublo.

En efecto, los árboles chamuscados se mezclan con otros que conservan las copas totalmente verdes y con pinares que quedaron fuera de la ruta de las llamas. Dentro de ese bosque intacto, solo el olor a quemado delata la voracidad del incendio en la áreas de matorral y frutales, totalmente calcinadas. El pino canario convive con el fuego y en dos años estará recuperado.

Otras especies como el pino piñonero o el carrasco no tienen remedio, por lo que habrá que repoblar amplias zonas de Llanos de la Pez y de El Salado, apunta José Guerra, encargado de las estructuras de uso público del Cabildo.

El incendio del pasado miércoles sorprendió a Guerra en las instalaciones del Corral de los Juncos y, tras ayudar a evacuar las zonas recreativas de Las Mesas, El Garañón y Bailico, él también tuvo que huir hacia un sitio seguro en San Mateo. En la Granja Cinegética quedaron media docena de vehículos y 400 parejas de perdices reproductoras, en pequeñas jaulas alienadas en un descampado. Todas las aves se salvaron, aunque el fuego quedó a escasos metros.

Pese a que las llamaradas llegaron a la parte baja de la granja y cruzaron la valla metálica, no alcanzaron a los edificios donde incuban los huevos de las perdices. Esas 400 parejas producen cada año unos 5.000 ejemplares, de los que unos 3.000 se sueltan en el campo para mantener la caza y el resto se reservan para mejorar los cruces.

El fuego sí afectó a las conducciones de agua hacia el Corral de los Juncos, donde se encuentran los grandes depósitos, por lo que todas las áreas recreativas de la Cumbre quedaron sin suministro. Varios operarios colocaban ayer las nuevas tuberías.

José Guerra, que reside en Artenara, incidió en la importancia de desbrozar los alrededores de la viviendas y, a título personal, opinó que Gran Canaria "se ha dedicado en los últimos 40 años a crear un paraíso vegetal pero no ha gestionado bien ese paisaje, de ahí que los incendios sean cada vez más destructivos".

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