Agüimes presumió ayer de oficios y tradiciones en la romería, que se celebra en el casco del municipio en honor a la Virgen del Rosario. Los vecinos, ataviados con vestimenta típica, rindieron homenaje en sus carrozas a los antiguos salineros y barqueros de la costa así como a los ganaderos y apicultores de las medianías. La fiesta congregó a más de 4.000 visitantes y donativos de más de 5.000 kilos de comida para las familias en riesgo de exclusión.

Fernando Roque, descendiente de Los González de la plaza de Agüimes, y Adrián Franco fueron ayer los encargados de abrir la romería al compás de dos hermosas vacas del país. El que llevaba las riendas de la yunta no era precisamente el más experimentado. Sino más bien el que más "ilusión" le hace hoy por hoy eso de llevar "animales a la fiesta". Con solo 15 años, Franco lo tiene claro: quiere ser ganadero y Roque, que aprendió desde la cuna el oficio de sus antepasados, le deja que poco a poco adquiera autonomía y destreza frente a la yunta. Eso sí, el chico "promete" hacerse un hueco en el sector primario porque "domina" y mima al ganado como casi ninguno de su generación en Agüimes.

Por la calle Dr Joaquín Artiles le siguieron 21 carrozas tiradas por yuntas y tres tartanas con burros.

Este año uno de los barrios con mayor tradición de participación en la ofrenda, el Barranco de Guayadeque, decidió rendir homenaje al que se impone sin duda como uno de los oficios más dulces del municipio. Con José López vestido de pies a "capirote" como un auténtico apicultor, las abejas llegaron al desfile. Lo hicieron en dos colmenas y adormiladas con el humo de pencas de tunera quemadas.

Por el camino hacia la plaza, López las iba "castrando". "La idea es reproducir las labores que realiza normalmente un apicultor para que los vecinos y, sobre todo, los niños conozcan el oficio", explica el vecino, que custodia enjambres de abejas canarias en el barranco simplemente "por gusto".

Con la misma ilusión y cometido, los hermanos Gutiérrez de Playa de Arinaga se aventuraron esta romería a rescatar el legado de los salineros de la zona. La carroza, con una foto tamaño póster al fondo de Domingo Viera y su hermano en las salinas, simulaba al detalle el trajín del oficio.

Desde un molino, impulsado por un motor eléctrico, el agua salada alcanzaba el "cocedero". Luego recorría un canal, que López había decorado con piedras, para finalmente acabar en los "tajos".

Es la primera vez que Gutiérrez diseña una carroza para las fiestas del Rosario. Ya se había dejado el sudor de la frente en otras fiestas de la mano de la murga Éramos pocos y parió la abuela, pero nunca se había animado a participar en esta romería. "Me lo paso pipa, de lo contrario no me comprometo a estas cosas. Pero también es verdad que uno lo lleva en la sangre", desvela el artífice de la obra.

Con esta creación, el colectivo carnavalero no solo buscaba "innovar" en el desfile, sino además regalar un tributo a las personas que dedicaron los mejores años de su vida a una actividad, que "tanto hambre quitó" en el pueblo. De las seis salinas que atesoraba Agüimes en tiempos pasados, actualmente solo quedan dos en Vargas y una en el polígono de Arinaga.

Dentro de los colectivos asiduos a esta fiesta y, por supuesto al carnaval, los Ni quita ni pongo también optaron por rendir homenaje a los marineros de Arinaga. Manolo Sánchez y su gente, que ya tienen tablas de trabajo en equipo de otras ediciones, armaron una carreta con lo necesario para adentrarse en el mar. En honor a los barqueros, fabricaron con madera una barca y la arroparon con nasas, redes y demás utensilios del sector. No les faltó caracoles ni lapas. Hasta las erizas negras se fueron ayer de jolgorio en la cubierta de la carreta.

"Como ya está todo inventado, tuvimos este año que afinar el ingenio y apostar por el mar. Otras veces hemos rescatado con la carroza la importancia de los yacimientos arqueológicos u otros valores y tradiciones del municipio", asegura Sánchez, quien destacó que esta labor infalible de participación en la romería se ha saldado con un total de "seis premios" que le han dado la bendición a la murga para representar a Agüimes en la ofrenda del Pino, en Teror.

Además de la fachada, las carrozas lucían en su interior una despensa generosa para aquellas familias de la localidad en riesgo de exclusión social.

El grupo de Amigos del Cruce de Arinaga recorrió la calle El Moral cargado con 90 kilos de legumbres y pasta. Además de los cuatro queques que elaboró con "mucho gusto" para la ocasión la vecina Fefa Almeida. A la llegada a la plaza no quedaron "ni las migajas" del bizcocho.

Entre isas y folías, la hilera de carrozas arribó a su destino.

Entre las filas de Tacoremi, parranda de Carrizal, se encontraban María del Carmen Castro y Pepa Herrera. Dos asiduas a las romerías, que aunque no son costureras son bastante "amañadas" con la aguja y el dedal. De hecho, todo el mundo tenía que ver con la pamela majorera de Herrera.

"Me gusta ir elegante y fiel a la tradición a cualquier fiesta canaria que vaya de la isla. Incluso en la Traída del Agua de Lomo Magullo, de donde procedo, insisto en la importancia de respetar la vestimenta tradicional", espeta Herrera junto a su compañera de baile al llegar a la plaza.

La fiesta, que acabó entre parrillas de asadero y bocadillos de embutido, contó con una verbena y la actuación de un baile de cuerdas en la plaza San Antón como broche de oro.