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Gáldar

"Los papagüevos en México tienen una función religiosa aleccionadora"

"La globalización ha impactado en esa tradición, pero ahorita la presión turística hace que se modifique", enfatiza Sofía Anaya Wittman

La investigadora Sofía Anaya, ayer en la capital grancanaria. JUAN CASTRO

La relación de usted y su marido con la isla viene de años atrás.

Sí. Él presentó su disertación doctoral en la Universidad de Las Palmas y a partir de ahí se originó el convenio de colaboración con profesores. Así fue cómo estudió mi esposo el doctorado.

Usted también ha estado estrechamente relacionada con ese intercambio universitario.

Claro, porque empecé a buscar proyectos de investigación que tuvieran que ver con la relación que existe, las convergencias, los paralelismos y las aproximaciones entre la semejanza que hay entre los fenómenos de conquista de España con el Archipiélago y lo que sucedió en México. Claro, con un matiz muy diferente de lo que sucede aquí con lo que pasa en México, pero existen muchos paralelismos.

Sus investigaciones los han corroborado.

He estado buscando todo eso, todas esas correlaciones en la plástica fundamentalmente. Mi esposo veía lo del regionalismo arquitectónico y yo lo de la plástica. Por eso nuestras relaciones con la isla se hicieron muy intensas con el apoyo de la Universidad de Las Palmas, de la Escuela de Arquitectura, principalmente.

Las escuelas de arquitectura de las universidades de Las Palmas y Guadalajara, en México, están en buena sintonía.

Sí, porque se da mucho intercambio de los alumnos también. Ahora hay un chico del mismo centro universitario de Arte, Arquitectura y Diseño que está tomando ahorita aquí sus cursos. Y hay más chicos universitarios de México en otras áreas. Como está el convenio vigente, eso les facilita mucho a los chicos su movilidad. Se da de una manera muy fácil y les atrae a los muchachos esta localidad.

¿Existe un paralelismo artístico y cultural entre Canarias y México?

Sí, sí, sí. En la cuestión de la plástica en cuanto a indigenismo, que es el campo donde yo trabajo, analizo a un pintor de Colima en México y lo comparo con la obra del galdense Antonio Padrón. Tengo ese trabajo y también otro sobre el tipismo de Néstor, que me llamó mucho la atención de esa puesta en marcha de un proyecto por el turismo aquí.

Todo eso lo ha plasmado en libros.

He tenido algunas publicaciones por ahí donde expongo mis investigaciones y ahora he aprovechado mi estancia en Gran Canaria para llevarme más material también para seguir con el rastreo de la investigación del indigenismo. He estado consultando en El Museo Canario y en el Centro Atlántico de Arte Moderno, donde me han facilitado material para poder trabajar otro capítulo del libro que preparo sobre todo esto.

¿Las influencias artísticas han sido recíprocas entre Canarias y México?

En ocasiones se dan primero en un sitio y luego se reflejan en otro, aun cuando no se conozcan dentro de la rama de la semiótica, que es la metodología que yo trabajo. No es tan fundamental decir quién fue primero y quién fue segundo. Lo importante es que existan esas correlaciones de semejanza. Claro, se tiene que establecer una fecha a ver quién fue primero, pero lo importante es que se manifieste esa semejanza o esta intertextualidad. En ocasiones es primero aquí en la pintura o la arquitectura y después allá. En algunas cosas van a la par y en otras se anticipan unos u otros.

Usted está recopilando los textos de los expertos que hablan de eso.

Aquí tengo una publicación donde está el texto de Antonio Padrón y donde participa también Enrique Solana, el director de la Escuela de Arquitectura de aquí, y también Ángel Melián, que también estaba como funcionario entonces y participó también con un texto. Otro es de Chano, de Juan Sebastián López, y el otro el de mi esposo, que trabaja precisamente entre Miguel Martín Fernández y Luis Barragán.

Usted eligió para la conferencia homenaje a su marido el tema de los papahuevos mexicanos.

Sí, porque se suponía que iba a haber un festejo similar a lo que yo voy a platicar sobre los gigantes y cabezudos de México, o los papagüevos, como los llaman aquí. Creo que iba a coincidir con un festejo en Gáldar con papagüevos, pero finalmente hubo un cambio en la programación y se pospuso. Por eso voy a hablar de los gigantes y cabezudos de México, concretamente de Oaxaca.

Allí también conservan viva esa tradición.

Así es. Voy a hablar de Oaxaca para ver cómo la globalización ha impactado un poco en esa tradición, en el origen histórico de esa tradición, pero ahorita la presión de los movimientos turísticos hace que la tradición tenga algunas modificaciones.

El origen de los papahuevos se remonta a siglos atrás.

Bueno, para México el origen viene desde aquí, con los frailes y toda la conquista, que se lo llevan para allá. El origen de los papahuevos en la isla habla de que en España esta manifestación aparece en la época medieval. En México con la conquista se lo llevan para allá y se aplican en diferentes momentos.

Nuestros papahuevos son los mojigambos mexicanos

Sí, allá se conocen como mojigambos los gigantes y cabezudos

¿Y las marmotas?

Las marmotas son unas esferas, no son los gigantes y cabezudos. Son otras figuras que siempre van acompañando a los gigantes y por eso el texto habla de mojigambos y marmotas. Se ve que son unas esferas grandes de carrizo con las que bailan los jóvenes. En un principio se hacía para atraer la atención de los indígenas porque pintaban las telas con las que estaban forradas las esferas. Las pintaban con temática religiosa, tenía una función aleccionadora para los indios para seguir con la doctrina religiosa.

Por eso titula su conferencia con la apostilla: "de la tradición a la globalización".

Sí, porque ahora hay un cambio muy grande. Si ya la tradición religiosa, de las marmotas y mojigambos, lo que se llama calendas, ese recorrido a la par se lleva una tradición en paralelo que es comercial y turística. En las bodas en Oaxaca de la gente con recursos económicos suficientes de la capital de México les hacen unas mini calendas muy comerciales, y por eso hablo yo de la globalización de este evento.

¿Hay diferencias sustanciales entre los papahuevos de aquí y los de allá?

No. Tratan de lo mismo, aunque en ocasiones hay personajes que sí representan a gente del pueblo en particular, lo que es un orgullo para los que les hagan ese icono, pero también hay personajes importantes, artistas famosos o el policía de la esquina.

¿Se ha esclarecido su origen?

El origen era al principio representar a diferentes razas. La instrucción de la Iglesia fue primero que se representaran distintas razas, que se viera la magnificencia divina que incluía de todo, y para que estuvieran también los indígenas había figuras de gigantes con los negritos, con los españoles, con los mestizos y con los indios. Esa era la temática que se presentaba con los gigantes en ese momento. Y ya con el tiempo va cambiando, en ocasiones es más festivo y burlesco, muñecos que no representan a nadie en particular sino que están ahí, y otros que son gente del pueblo.

¿En algún lugar de México se vive de forma especial?

En Colima sí es muy importante, es un caso muy particular. Son dos gigantes, un hombre y una mujer siempre, en los festejos de noviembre, y ahí sí se selecciona en una comité específico cuáles van a ser las personas que van a ser representadas ese año. Entonces puede ser el señor tal, el maestro que es muy bueno, el carnicero que es muy amable, la maestra Fulanita o la señora Chonita, qué sé yo. Ahí en Colima sí hay una diferencia y la investigación está todavía abierta para seguir incorporando más datos en particular, dando más luz a todo esto.

Para las personas que están representadas es un orgullo.

Sí, es un gran mérito en Colima o en Oaxaca, cuando son seleccionadas no es de broma ni peyorativo, todo lo contrario, se trata de alabar a esa persona, enaltecerla porque es importante para la población.

¿La finalidad siempre es festiva o religiosa?

Sí, en México tiene un origen religioso, es para fomentar y llamar la atención de la población indígena en México. Tanto las marmotas como los muñecos gigantes se hacen para llamar la atención, enseñándoles todo el proceso de su religión impuesta. Para aleccionarlos y adoctrinarlos.

La Iglesia tuvo un papel importante, entonces.

Sí, en Oaxaca su origen es totalmente de la Iglesia, es a partir de la fiesta del Corpus Christi y después se va trasladando a otros festejos porque fue muy llamativo, les gustó y lo aplican. Pero el inicio es religioso.

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