El Centro Cultural de la Villa de Agaete acogió ayer un coloquio sobre la historia de la farmacia en el municipio norteño. Varias docenas de vecinos y visitantes presenciaron el acto, organizado por el Ayuntamiento, a través de la Concejalía de Cultura e Identidad que dirige Inés Miranda, y el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Las Palmas.

La cita rindió un sentido homenaje al farmacéutico Fernando Egea y la inauguración de una exposición en la que los vecinos de la Villa podrán descubrir, entre otros elementos, los utensilios usados por los farmacéuticos a lo largo de la historia para desarrollar su trabajo.

Fernando Egea Ramírez, malagueño, estudió farmacia en Madrid y se trasladó a Agaete, porque había una plaza vacante de farmacéutico. Egea, a pesar de tener varias ofertas de trabajo en la península, probablemente dejándose llevar por su joven espíritu revolucionario y aventurero, decide poner tierra por medio y escoge Agaete.

Dicen que como buen andaluz era muy divertido y como joven no se perdía un baile de la comarca. En uno de esos bailes, concretamente en uno de carnaval de febrero de 1933, conoce a una joven guíense de 18 años, Herminia Dos Santos Alemán, nacida el 4 de diciembre de 1914. Cuentan los que la conocieron que a pesar de su aspecto dulce y afable, tenía un carácter fuerte, una determinación y tenacidad incuestionables, lo que unido a una belleza natural debieron prendar a Egea, iniciándose un noviazgo, cuenta su hijo que se escribían todos los días ya que ella residía en Guía y el en Agaete.

El 24 de febrero de 1935, se casan por lo civil, una de las primeras bodas civiles que hay en Canarias, trasladándose el nuevo matrimonio a vivir a la misma casa donde estaba situada la farmacia, calle la Cruz, colaborando Herminia en las labores de la farmacia. Ese mismo año se ganó muchos enemigos cuando lideró una revuelta contra el monopolio del agua en Agaete.

En Mayo de 1936, tras el triunfo del Frente Popular, Fernando Egea es nombrado Delegado Gubernativo para la zona de Arucas, Guía, Gáldar y Agaete, con competencias de orden público y mando sobre las Fuerzas de seguridad del estado y los alcaldes. Cuya principal función es mantener el orden en el Partido Judicial y hacer cumplir las leyes de la República.

Desde febrero de 1936 el país vive convulso, oleadas de huelgas salvajes, violencia política, desórdenes públicos. Un partido que era marginal, la Falange, a raíz de la victoria del Frente Popular, recibe una avalancha de jóvenes procedentes de partidos derechistas dispuestos al uso de la violencia por la defensa de la Patria, la religión y sus ideales de corte fascistas.

Fernando Egea, como Delegado Gubernativo del norte y el diputado comunista Eduardo Suárez Morales, organizan la resistencia contra los golpistas, decretan la Huelga General desde el mismo día 18, decomisan gasolineras, explosivos, camiones y demás vehículos de la zona, trasladando a Arucas a los militantes y voluntarios republicanos de toda la comarca, junto con las armas que pueden requisar y explosivos del polvorín de Guía.

Se producen las primera escaramuzas la tarde del 18 de julio, con un grupo de falangistas, apoyados por el amplio sector oligárquico relacionado con las organizaciones agrarias plataneras y de caña de azúcar que existe en Arucas. Los republicanos vuelan los puentes de Tenoya, San Andrés y los Granadillos, para obstaculizar la llegada de apoyos desde Las Palmas.

Tras las revueltas, Fernando Egea y Eduardo Suárez son capturados el 24 de julio de 1936 en el barranco de Tasartico por un buque militar. El 1 de Agosto de 1936 se celebra el Consejo de Guerra a Egea, Suárez, Delgado y Herminia. Egea y Suárez se convirtieron en los dos primeros fusilados por el franquismo en Canarias.