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La África en construcción de Adrián Chaparro Grande

El arquitecto grancanario es responsable del diseño y construcción de proyectos en 10 países del continente vecino. Universidades, teatros, ministerios o sedes corporativas han salido de su labor

La África en construcción de Adrián Chaparro Grande

Ahora, por motivos profesionales, aunque también le gusta desde siempre viajar, pasa mucho tiempo en los aeropuertos y ha tenido que renovar hasta tres veces su pasaporte en los últimos cinco años porque se le agotan con tanto visado. Finalizó su carrera en junio de 2004 en la Facultad de Arquitectura de Las Palmas de Gran Canaria y reconoce que "a día de hoy, aunque lejos de mi casa, familia, amigos, actividades, el buen clima de la isla y el del esfuerzo que supone ocupar un cargo de esta responsabilidad, tengo la suerte de hacer lo que me gusta".

Sin embargo, para llegar a esta situación, este arquitecto ha tenido que recorrer un largo camino desde su primer pupitre en el colegio Buenavista II, donde estudió Educación General Básica (EGB) hasta la finalización de la carrera de Arquitectura y estudios de Doctorado en Restauración Arquitectónica. Su historial por las aulas, donde siempre fue un alumno que estrujaba todo lo que podía aprender en ellas más que dedicarle tiempo al estudio en su casa, continuó con los estudios de Bachillerato y COU en los Salesianos y el instituto Alonso Quesada, la carrera en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, dentro del Plan 75, el Erasmus en la Universidad Técnica de Lisboa. Los estudios del doctorado siguen en su agenda.

Recuerda su etapa estudiantil así: "Siempre fui de Ciencias y me atraían especialmente el dibujo técnico y las matemáticas. A pesar de que mi padre es arquitecto y mi hermano aparejador, no decidí cursar los estudios de arquitectura desde un principio y siempre me guiaba por las asignaturas que más me gustaban, aunque me imagino que algo de influencia habría. Era de los estudiantes que no le dedicaban mucho tiempo en casa, era más de asistir a clase y aprovechar al máximo ese tiempo. Otra cosa fue cuando empecé la Facultad, ya que algunas asignaturas demandaban de muchas horas para sacarlas adelante, tanto de día como de noche. Fue un cambio muy brusco y supuso un sacrificio, pero también me enseñó muchas cosas".

Su experiencia de Erasmus en Lisboa lo califica de un plus personal y académico. Afirma que en la parte formativa fue "una apertura a nuevas formas de hacer las cosas y de medir tu nivel de lo aprendido, te das cuenta que nuestra formación es superior o más completa en ciertos aspectos. En la parte personal, el irte a vivir a otra ciudad, otro idioma, otros compañeros de distintas nacionalidades, te enriquece muchísimo y te hace ver las cosas desde otra perspectiva. Algo así como que hay mucho mundo por explorar". Después de su estancia en Lisboa, solo le quedaba presentar su proyecto final de carrera, "donde tuve que exponer el proyecto de final de carrera al resultar seleccionado y obtuve una buena calificación". Con ese bagaje en las aulas y en vivencias personales, Chaparro Grande, recién acabada la carrera en junio de 2004 empezó a trabajar en el estudio familiar (Arqges,SL), que compaginó durante seis meses con una empresa de tasaciones inmobiliarias. De esta etapa se queda con que "aprendí mucho y, sobre todo, aquello que no te enseñan en la Facultad, que es bastante. Como las gestiones con las administraciones, clientes, así como toda la parte práctica de obra y demás. La verdad es que tuve la suerte de contar con el asesoramiento y experiencia de mi padre, aunque la toma de contacto con la realidad de la profesión fue evidente. En este tiempo desarrollo proyectos de tipo residencial, concursos, informes y voy complementando el trabajo con cursos de formación".

Metido de lleno en la realidad del mercado laboral, hace cinco años (noviembre de 2012) Adrián decidió marcharse al extranjero a ampliar horizontes profesionales. Eligió Oyala, en Guinea Ecuatorial, y comenzó a trabajar con la empresa Unicon Guinea. Lo hizo en el proyecto de una universidad que se construía en medio de la selva virgen, en un terreno con una superficie de 200 hectáreas y unos 90.000 metros cuadrados construidos. Aunque su puesto inicial fue de técnico de Estudios, a los cuatro meses lo ascienden a jefe de la Oficina Técnica y asume labores de jefe de Obra

De hecho, su labor no pasó desapercibida por sus jefes, quienes destacaron que demostró "sobradamente su capacidad de trabajo y conocimientos técnicos, realizando con eficiencia y alto grado de detalle las diversas tareas encomendadas". Este párrafo es parte del extracto de una carta de recomendación sobre su labor que retrata al arquitecto grancanario. De jefe de la oficina técnica a jefe de obra, donde, según esa misma carta, "pronto se convirtió en un miembro clave del equipo y su adaptación al grupo de trabajo multicultural y a las exigencias de un entorno tan complejo como este ha sido completa, lo cual implica entre muchas cosas el manejo y coordinación de un equipo a su cargo de más de 50 personas de distintas nacionalidades, en una obra con más de 500 trabajadores de todas partes del mundo".

Además del proyecto de la Universidad, también participó en la realización de propuestas en proyectos todo tipo (diseño y presupuesto): de uso residencial (unifamiliar y plurifamiliar), torre de Telecomunicaciones, Zoológico, Ministerio de Defensa, Teatro Nacional, naves industriales, sedes corporativas, entre otras obras.

De satisfactoria, pese a la incertidumbre de un primer trabajo y el esfuerzo realizado, califica Adrián esta etapa en lo profesional y de enriquecedora a nivel personal, porque le ha enriquecido como persona y conocido a gente con la que ya le une un vínculo para siempre, indica.

Después de tres años en Guinea Ecuatorial, fue destinado a la sede central de Unicom en Valencia, donde ejerce como director de Diseño y Construcción para todo el grupo. Ahora se dedica al diseño y gestión de obras de construcción por distintos países, lo que le lleva a viajar por todos los países donde "tengamos actividad inmobiliaria y de construcción (Guinea Ecuatorial, República de Congo, República Democrática de Congo, Guinea Conakry, entre otros". En estos cinco años, recuerda, "he tenido que renovar unas tres veces mi pasaporte porque se agotan las páginas de tanto visado, aprender idiomas y a desarrollar propuestas de proyectos de distintos usos, algunos de ellos de gran envergadura y muy ambiciosos, que pueden llegar a representar auténticos iconos en estos países".

Su regreso a Gran Canaria parece, de momento lejano. No descarta un regreso para aportar todo lo que ha aprendido, pero reconoce que se encuentra muy a gusto donde está. Considera que como él hay muchos profesionales que han debido estudiar o trabajar fuera de las islas o de España porque el trato de las administraciones públicas y las empresas privadas no es acorde al esfuerzo que supone una formación de calidad. La crisis económica, las normas laborales no ayudan tampoco a volver.

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