"Este Volkswagen Escarabajo azul fue el primer coche de miniatura que compré. Fue a los 16 años, en 1980. Me costó 850 pesetas. Bastante dinero para la época. Ahí empezó mi locura y pasión por los coches en miniatura", explica Enrique Pérez Nieves, con la maqueta agarrada por sus manos, en la sala de la entrada del Museo La Zafra, de Vecindario, en el municipio de Santa Lucía de Tirajana. Y lo hace con mucho cuidado.

Es la primera vez en su vida que este mecánico, que tiene el taller en el barrio El Canario, en Vecindario, decide sacar y mostrar la mitad de los coches de escala que tiene en la actualidad, 120. Es muy cuidadoso, limpio y profesional, tanto en su trabajo, como en su colección. A pesar de ser tímido, trajo las maquetas al museo, cuyo responsable es Leandro Martín. Antonio López, concejal de Identidad, fue quien descubrió y convenció al coleccionista para que expusiera.

"Todo empezó por gusto y ahora es una auténtica devoción. Tuve muchísimos más, al menos 350. Estaba suscrito a varias revistas y seguía varias colecciones de maquetas, tanto de la escala 1/18, como 1/43. Hubo momento en el que decidí parar y puse límites y condiciones", explica Pérez. Su hijo Adán Pérez, de 24 años, también es mecánico. "Tiene mucho interés por esta afición, pero no tiene su colección. Igual la hereda", añade.

Evidentemente que para Enrique supuso un gasto el coleccionar, a veces importante. "Para mí tiene más valor emocional, que económico. Eso es independiente. El personal que le doy a cada uno es más importante", puntualiza. Señala que el precio medio de los clásicos ronda los 40 euros cada uno, así como 80 los clásicos. "Aunque pueden variar", comenta.

Entre los coches que se encuentran expuestos en las vitrinas del museo, están el Lincoln de 1932, que era el vehículo de la Casa Blanca, en Washington; el Peugeot 403, empleado por el personaje televisivo, el detective Colombo; como e el Mercedes 770 K, uno de los vehículos de la Casa Real que estaba a disposición del Rey emérito Juan Carlos I.

También se hallan el Ford, de color rosa, que conducía la actriz Marilyn Monroe y el Aston Martin, de 193, del agente secreto James Bond. No faltan otros más populares y de conductores más anónimos, como eran el Renault 4 L y el Seat 600. También en su casa, en el garaje tiene los otros coches de miniatura colocados en vitrinas cuadradas, con un espejo en el fondo y bombillos particulares para poder contemplar con todo detalle cada una de las maquetas.

Otra sorpresa tiene este mecánico en el garaje: su colección de bicicletas de paseo -de tamaño real- Son veinte, de 19 países distintos. Todas colgadas en la parte más alta de la pared, una pegada a la otra. Empezó cuando tenía 15 años, con una española Orbea de 1955. Cada una está, además de limpia y apunto, pintada con su color original.

La más antigua es una polaca, de la marca Pofabor, que podría ser de 1943 ó 45. Tiene de Francia, India, Rusia -que consiguió en Cuba, Perú, etc... Pérez arregló todas bicis, las limpió, pintó y puso a punto, y algunas las vendió para poder invertir en las siguientes que añadiría a la pared. No caben más.