Después de la caída que San Bartolomé sufrió en Tunte el día grande de sus fiestas, el santo ha vuelto a salir en procesión sano, salvo y restaurado. Así, con el cuchillo en la mano que perdió en el accidente, acompañó junto a San Isidro a la Virgen del Rosario para reclamar lluvia para este invierno.

Ayer se celebró en San Bartolomé de Tirajana el día grande de las fiestas de la compatrona. Si bien se trata de un festejo tradicional que cada año reúne a cientos de fieles, esta edición se diferencia por el acompañamiento que la virgen recibió por los dos santos que hicieron más especial la jornada de ayer.

Antes del recorrido por las calles de la Villa de San Bartolomé, tuvo lugar la habitual eucaristía que la celebraron de forma conjunta los sacerdotes Vicente Santana -tirajanero, ejerciente en la parroquia del Carmen, en Las Huesas- y el párroco local, Armando Ladeiro. El primero fue el encargado de la lectura del Evangelio, mientras el titular de la parroquia recitó la homilía, centrándola en la figura de la Virgen del Rosario y en su importancia entre los católicos como depositaria de los deseos y peticiones, según informó ayer el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana.

Ladeiro hizo hincapié en la rogatoria en esta jornada a San Isidro "por la lluvia" y también destacó la presencia de San Bartolomé, llamando a las personas a ser limpias e íntegras. En el tramo final de su sermón, el párroco hizo un llamamiento a los vecinos de Tunte que se han despegado de la Iglesia y señaló que "si añoran la Eucaristía de hace 40 años, ¿por qué no vienen ahora?", implorando a que las personas mayores del pueblo "entiendan que pueden estar cerca del final de su ciclo personal y se acerquen de nuevo al Templo local a disfrutar de la presencia del Señor", resaltó.

La imagen de la Virgen del Rosario fue la primera en salir del templo, seguida de la de San Isidro y el patrón San Bartolomé, por ese orden. La comitiva ciudadana, entre las que se encontraban las autoridades municipales, acompañó al cortejo procesional por las calles Pérez Galdós, Tamarán y Santiago Cazorla hasta volver de nuevo al templo. De esta manera y con la peculiaridad de esta edición, se cumplió un año más en Tirajana, con la tradición de venerar a Nuestra Señora del Rosario, compatrona eclesiástica de la parroquia. Además, San Bartolomé pudo lucir su nuevo aspecto sin ningún incidente y ante la admiración de los presentes, que el pasado agosto se llevaron un susto tras la caída que marcó su día y lo convirtió en inolvidable, informó el gabinete municipal.