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Seguridad y emergencias

Los demoledores de catástrofes

Un grupo de 14 bomberos de Canarias se especializa en Francia en el rescate en estructuras colapsadas y derrumbes

El sargento Sebastián Naranjo diseñando un apuntalamiento.

Un grupo de bomberos de Canarias se ha convertido en uno de los únicos tres existentes en toda España especializados en el rescate de personas bajo estructuras colapsadas y derrumbes, una difícil y delicada disciplina cuyos códigos de actuación nacen a partir del terremoto de Armenia en el año 1988, que se saldó con más de 50.000 fallecidos.

Tras aquél desastre se crea en 1991 el organismo Insarag dentro del marco de Naciones Unidas con el fin de fortalecer la eficacia de las operaciones de rescate, así como organizar la coordinación de la asistencia internacional en las operaciones de salvamento en zonas urbanas.

Aquellos primeros parámetros de actuación se han ido perfeccionando con los años a partir de los sucesivos desastres que han ocurrido en el mundo, de tal forma que estas unidades son las que a día de hoy actúan en primera línea en las peores catástrofes con unos equipos estandarizados y unos códigos que se ajustan al milímetro según cada situación.

A día de hoy Insarag se ha convertido en una extensa red internacional en la que participan más de 80 países y distintas organizaciones y que, en caso de necesidad, se movilizan para acudir a cualquier lugar del planeta en muy poco tiempo para establecer los puestos de mando, los primeros rescates y detectar, analizar y señalizar el campo de actuación.

Juan Andrés Coruña es agente de bomberos de San Bartolomé de Tirajana, y uno de los participantes del curso celebrado este pasado septiembre en la localidad francesa de La Sourerraine, y que fue impartido por monitores del grupo Pompiers de L'Urgence Internacionale (PUI), justo en vísperas de atender a los damnificados del huracán Irma en Haití. º

Coruña, a lo largo de la semana de aprendizaje, vivió su propia 'catástrofe' en jornadas que comenzaban al alba y en la que se sucedían sin pausa una serie de 'hecatombes' que escondían un sinfín de trampas que debían ser resueltas con los métodos establecidos por Insarag.

Eran búsquedas de víctimas sepultadas, rescates en colegios, viviendas o incluso en subestaciones eléctricas que obligaban a tirar de operaciones caninas, del uso de ultramodernas cámaras telescópicas o a recurrir a técnicas de investigación, todo ello en escenarios no aptos para claustrofóbicos. "Si tienes miedo a la oscuridad y a los lugares reducidos habría que rescatar no a una, sino a dos víctimas", sentencia.

Y pone de ejemplo el ejercicio propuesto de extraer a una persona víctima de un derrumbe a la que se accedía a través de un estrecho tubo taponado varios metros hacia dentro por un muro de hormigón. "Una vez demolido el muro, y cuando piensas que ya estás a punto de dar con el sujeto, te encontrabas que habían puesto un coche enmedio, también enterrado, por el que tenías que pasar por dentro. Algo más allá aparecía la víctima, a la que tienes que estabilizar y sacar por el mismo lugar por el que había entrado".

Las propuestas incluyen desarrollar la imaginación sobre la marcha para acceder a lugares para los que no se dispone más material que el que se encuentra en la zona, cuando no desplazar grandes cargas con lo que se tiene a mano o en ser capaces de detectar a alguien en lugares casi imposibles.

Con esta formación, que en el caso de los 12 grancanarios fueron sufragados de su propio bolsillo, a casi 3.000 euros la matrícula, el archipiélago dispone de un grupo de operación que evita realizar esa labor de peritaje previo y de establecimiento de mando y prioridades, -con el consiguiente ahorro de tiempo- a los equipos Insarag llegados de otros puntos del planeta para apoyar las emergencias en caso de una catástrofe en las islas provocada por terremotos o episodios volcánicos, o por un colapso de un gran número de edificios.

Además pueden impartir formación al resto de los agentes de los diferentes parques de las islas, así como acceder a la red mundial de intercambio de conocimientos sobre técnicas de salvamento entre escombros y coordinación operativa sobre el terreno.

Coruña subraya que también tienen a partir de ahora la posibilidad de atender emergencias de este tipo en cualquier lugar del mundo además de contar con la información de primera mano y en tiempo real que facilita el Sistema Mundial de Alerta y Coordinación para los Desastres que alertan en caso de siniestros repentinos.

En el punto de mira del grupo, seguir formándose en la extinción de incendios en buques y en el interior de túneles.

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