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Ingenio

Un museo de Ingenio, con patrimonio farmacéutico familiar

Los descendientes de Limiñana López apuestan por exponer parte de esta farmacia creada en 1932, la más antigua del Sur de la Isla

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Farmacia Limiñana, la mas antigua del Sur de la Isla

Pedro Limiñana Jiménez, actual titular de la farmacia más antigua del sur de Gran Canaria, situada en el casco de la villa de Ingenio y que fue fundada en septiembre de 1932 por su abuelo Pedro Limiñana López, mira hacia el futuro, aunque no descuida el pasado. Esta botica y laboratorio de análisis, que están en la actual avenida de Valencia y llamada hasta hace un año calle General Mola, representan ocho décadas de profesionalidad ininterrumpida de la familia Limiñana.

Además, entre sus paredes se guarda un patrimonio farmacéutico de gran valor. Se trata de una colección de material, instrumentos, mobiliario y documentación más importante, al menos, de la comarca del Sudeste de la Isla.

Por todo ello, Pedro Limiñana Jiménez, como su familia, decidieron apostar por el futuro, compartir esta fuente de conocimiento que es el patrimonio que conservan tras ochenta años y crear un museo en el interior de la farmacia.

Así, la familia Limiñana confió para crear este importante museo en el Ayuntamiento de Ingenio, exactamente en la concejalía de Patrimonio Histórico y Archivo, que dirige Ana Hernández Rodríguez. También, confiaron para hacer este proyecto realidad, como no, con la Fundación para la Etnografía y Desarrollo de la Artesanía Canaria (Fedac) del Cabildo Insular, que también participará en distintas labores, como catalogar el numeroso material existente.

Este museo no sólo destacará por su riqueza en material farmacéutico que se conservó durante ocho décadas, sino también porque será destino para las visitas de los escolares y para todos aquellos que quieran aprender más en esta materia.

El 7 de septiembre de 1932, el licenciado Pedro Limiñana López instaló en lo que era en ese tiempo el centro de la Villa de Ingenio la primera farmacia de toda la zona Sur de Gran Canaria, y era también el primer laboratorio rural de análisis de la Isla. Limiñana López era natural de Las Palmas de Gran Canaria y conocía bien la Villa por sus visitas vacacionales.

Inauguración

A la inauguración de esta botica asistieron entre otros el sacerdote Pedro López Cabeza y Pedro Limiñana Miralles, padre del farmacéutico Limiñana López, que dos años después, concretamente el 18 de mayo de 1934, fue nombrado inspector farmacéutico municipal de Ingenio, perteneciente al partido farmacéutico Agüimes-Ingenio, por disposición de la Dirección General de Sanidad. Entonces, a partir de ahí emprendería una labor profesional de informes y trabajos de laboratorio de forma muy intensa.

Inicialmente, la farmacia y el laboratorio abrieron sus puertas en el número 14 de la calle General Mola. Sin embargo, el 15 de marzo de 1940 Limiñana López se traslada a un nuevo edificio construido en el número 15 de la misma calle, donde mantiene esta ubicación hasta la actualidad. Justo en frente de la farmacia estuvo el centro de salud de Ingenio, dando mayor relevancia al lugar. La farmacia, donde se elaboraban medicamentos, era también la casa familiar.

Limiñana López estuvo a cargo de la farmacia y del laboratorio hasta 1982, año en el que falleció por enfermedad. A partir de esta fecha sería Víctor Limiñana el que continuaría con la misma, hasta que finalmente lo sustituiría su sobrino Pedro Limiñana Jiménez, actual titular.

Así, tres generaciones han mantenido este establecimiento sanitario de forma ininterrumpida. En la planta baja del inmueble están los bienes que conforman la decoración y los utensilios de la farmacia, la documentación, así como el laboratorio, el más importante de la comarca, lo que hace visible la trascendencia e importancia de la misma en Ingenio. También el mobiliario es destacado, como por ejemplo, los mostradores, sillas o la caja registradora.

En lo que es la zona de atención al cliente, en la primera planta, a la altura de la calle, tiene dos partes: la de la derecha, de espaldas a la vía, era el despacho del farmacéutico. Ahora allí también se despachan los medicamentos, conservando el mostrador, el suelo y la caja registradora, entre otros.

Como curiosidad en ese lugar que era el despacho, en la pared se conservan títulos, así como tres cuadros que había pintado Limiñana López en los años 40 y 50.

Por todo, el Ayuntamiento y la Fedac apuestan por el museo, gracias a la confianza de esta familia farmacéutica.

Entonces, Pedro Limiñana Jiménez está hoy en día con la iniciativa de exponer todo el material, al mismo tiempo que es el responsable del trabajo diario y de llevar adelante esta empresa.

Sin embargo, el actual farmacéutico no está solo: hay una plantilla de siete trabajadores, entre los que están sus dos hermanos, Ángel y Antonio Limiñana Jiménez, y dos primas, además de la farmacéutica Katerina Katrych.

En este proyecto museístico, la puerta estará en un lateral de la farmacia, por la que se bajarán por una escalera exterior a la planta baja del inmueble. Se llega a un patio en el que está un huerto que hay, con te, tila, menta, caña de limón, romero y hierba Luisa, y el secadero. Desde allí se puede entrar al antiguo laboratorio, biblioteca y a la antigua botica. "Mi abuelo usó todo este material, mi tío lo guardo y custodió, y yo lo expondré", resumió Pedro Limiñana, nieto, quien resaltó que "a nosotros nos preocupa la persona, saber cómo está y darle un atención completa. No se trata sólo de vender medicamentos y ya está, pues no". "Hoy en día hay mucho peligro con la venta por internet", agregó.

En la parte antigua de la botica, Ángel Limiñana imparte talleres de estimulación cognitiva y tratan temas cotidianos a vecinos con edades entre 75 y 85 años.

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