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Protesta contra la "nefasta" gestión de las aguas residuales de Gran Canaria

La Asamblea en Defensa de Nuestra Tierra prepara una manifestación contra lo que considera una "estafa para la naturaleza y para los bolsillos de los canarios"

Protesta contra la "nefasta" gestión de las aguas residuales de Gran Canaria

José María Docampo Villar y Víctor Rodríguez Ventura, dos de los portavoces del nuevo grupo Asamblea en Defensa de Nuestra Tierra-Gran Canaria, aseguran que el colectivo está preparando una manifestación como protesta ciudadana por la "pésima" gestión de las aguas en la isla, que está afectando a la fauna y flora del litoral, "pero también a los bolsillos de los grancanarios porque se paga por una depuración que no se produce". El colectivo está formado por ciudadanos, "sin siglas políticas" y constituido tras la crisis de las microalgas y de las recientes polémicas sobre los vertidos ilegales en las costas del Archipiélago.

Los miembros de ADNT, que se apoyan en las estadísticas que ofrecen las propias administraciones y en la opinión de técnicos y expertos, afirman que solo en la isla de Gran Canaria terminan en el mar un total de que se 15.000 millones de litros de aguas residuales al año, "el equivalente a 6.000 piscinas olímpicas, de los cuales el 79 por ciento corresponde a vertidos no autorizados", algo que supone, "un atentado ecológico en toda regla".

Por "estas cifras inadmisibles", la asamblea considera que "el Cabildo deberá desarrollar un plan de control y tratamiento para que se llegue al cien por cien real de aguas residuales tratadas".

Y si bien aseguran que no quieren entrar en guerras de cifras como las que estallaron hace escasamente un mes entre el Gobierno de Canarias y la corporación insular, sí que sostienen que el presidente de la primera institución, Antonio Morales, "deberá dejar en insistir en que ya se está haciendo porque los expertos y el propio Ejecutivo de Canarias lo desmienten".

Además apuntan que el problema "no parte del grupo de gobierno insular actual, sino "que viene de décadas atrás", por lo que no se puede estar "a la espera de que estos señores encuentren un momento más idóneo para dedicarle su atención, que debe ser ya".

Los efectos, siempre según la misma fuente, de verter estos volúmenes de aguas sin tratar al litoral provocan una contaminación que abarca desde el dejar playas no aptas para el baño como el arruinar la fauna marina, especialmente a unos sebadales cuya desaparición "lleva al colapso a muchas especies", ya que son el principal elemento para la reproducción de las especies pesqueras.

Con el tiempo, apuntan, el problema terminará derivando en la extinción de las pesquerías, con consecuencias para "la pérdida parcial de la autosuficiencia alimentaria, la desaparición de miles de puestos de trabajo y la destrucción de riqueza".

La Asamblea en Defensa de Nuestra Tierra-Gran Canaria, que también se apoya en la misma fórmula que se creó poco antes en la isla de Tenerife por idénticos motivos, subraya que su plan de acciónnace porque "no podemos permitir que se esté gestionando tan mal nuestras aguas residuales y se siga mirando hacia otro lado".

Según subrayan, "es hora de coger el toro por los cuernos para convertir el tratamiento de las aguas residuales en una gestión pública y de calidad, y para que las administraciones se reúnan con los expertos y diseñen un proyecto de aguas residuales acorde a las necesidades de nuestra islas canarias, es decir: económicos, eficientes, descentralizados y ecológicos".

Ejemplo del "mirar al otro lado", se encuentra en el imparable incremento de turistas, que no se corresponde con la misma ampliación de las Estaciones de Aguas Residuales.

Esto supone, en cifras, la llegada de 16 millones de turistas al archipiélago para el presente 2017, "y no tenemos estaciones preparadas para tanta cantidad de aguas a tratar", ilustrando la afirmación con unos vertidos en Tenerife "que ya en 2007 ascendía a 57 millones de litros diarios, según un estudio encargado por la Viceconsejería de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias, y que fue corroborado por otro de la Universidad de La Laguna tres años más tarde".

De ahí que consideran que fenómenos como la aparición de las microalgas este pasado verano no sea un "hecho aislado", sino el resultado de esa gestión de aguas.

Para sustanciar esta afirmación aseguran que los expertos llevan avisando de este problema "más de doce años, con episodios que se han repetido desde 2004. "No debemos olvidar que las islas ya han sufrido invasión de microalgas, o blooms -denominación científica de la floración masiva de estos microorganismos-, en tres ocasiones: en 2004, 2011 y, el más grave, en el 2017". A esos factores de contaminación de las aguas se añaden para crear estas oleadas, la subida de temperatura, el poco viento, la mar en calma y la calima, que aporta hierro al océano, cambios todos atribuidos "al cambio climático".

Por estos motivos consideran que el Cabildo de Gran Canaria, "no está informando correctamente, ya sea por desconocimiento o por estar siendo mal asesorados sobre los datos correctos de los vertidos no autorizados".

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