Las lluvias caídas en las últimas horas en Gran Canaria han regado el campo y empapado la tierra lo suficiente como para que el Cabildo insular dé por finalizada la temporada de riesgos de incendios forestales.

Después de semanas esperando agua, finalmente ha llovido en toda la cumbre, norte e incluso ha tocado el sur de Gran Canaria con volúmenes que oscilan entre 10 y 15 litros de zonas como La Aldea o San Bartolomé de Tirajana a los 40 de Teror, y también ha sido importante el volumen de Tejeda.

Uno de los beneficios más esperados es que la lluvia haga reverdecer la zona afectada por el incendio, que en pocos días empezará a lucir un manto verde que cubrirá la mayor parte de la negrura que dejó el fuego, algo que se podrá comprobar, por ejemplo, en el entorno de la Cruz de Tejeda.

Según explica el Cabildo en un comunicado, se trata del tipo de lluvia más esperado por los agricultores y las instituciones ya que es la más beneficiosa: riega los cultivos y mejora el paisaje.

En cualquier caso, la sequedad ocasionada por la falta de lluvias en los últimos siete años hace que la tierra esté demasiado seca y, dependiendo de la cuantía y la fuerza, ocasiona grietas y derrumbes como los ocasionados la pasada madrugada.

Por este motivo, los servicios de Emergencias del Cabildo de Gran Canaria se mantienen atentos a la evolución del tiempo, sobre todo a que llueva con fuerza y a los vientos, y el personal de Carreteras también permanece preparado para actuar en cuanto afecte a las vías insulares, si bien de momento esa no es la previsión de la Aemet.