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Con mucho tino | Talento Gran Canaria (26)

Antonio Pérez Dieppa, la magia de la matemática

El grancanario, ingeniero informático, desarrolla el software más puntero en Londres. Ha participado en proyectos que facilitan la vida a 2.000 millones de personas

Antonio Pérez Dieppa, la magia de la matemática

El caso de Antonio Pérez Dieppa comienza justo cuando nace, un 19 de mayo de 1985 en Las Palmas de Gran Canaria. Chiquillo desinquieto, Antonio, según detalla, se crió "en todos lados. Mis padres se separaron cuando tenia tan solo tres meses y vivía media semana con cada uno".

Un ir y venir "bastante caótico", añade, "pero que también agradezco por todo lo que me aportó". Guanarteme, Tafira y finalmente la zona del puerto capitalino, fueron sus principales destinos en plaza. Así fue como estudió en el Corazón Sagrado de Tafira y luego en el instituto Nueva Isleta.

Es de pensar que Antonio Pérez Dieppa, hoy ingeniero informático pata negra, tendría que ser por fuerza un friki de las consolas o un hipergamer, pero realmente vivió durante años en un mundo paralelo en el que nunca agarró un ratón.

Pérez Dieppa explica que su padre, "economista muy conservador", no le dejaba cacharrear ni con ordenadores ni con calculadoras para que su cabeza hiciera la gimnasia matemática correspondiente.

"Eso fue hasta los 15 años, que fue cuando me regalaron un Pentium V, creo que era. Para mí fue una pasada. Me quedé impactado por el hecho de poder escribir, corregir y releer sin tener que tachar nada". El caso es que, con la base matemática que ya tenía, una materia "que me apasionaba", tiró por la ingeniería informática "porque tenía una buena salida profesional".

Pero el caso es que terminó igualmente apasionado, -"porque decir gustar se queda corto"- por el desarrollo del software, "que es lo que hago hoy en día y a lo que le echo muchas horas trabajando y disfrutando, una mezcla de obligación y hobby con la que me siento bastante afortunado".

Entra en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria en el año 1993, donde hace un grado de Ingeniería Técnica de tres años. A los que suma otros dos a través de la UNED en Informática de Sistemas. Su formación, entre otras, la completa con un máster en la Universidad Ramon Llull de Barcelona.

Allá fue en 1998, tras pasar un año en Londres perfeccionando su inglés, "con la excusa, más que el objetivo, de conseguir el máster, y empecé a trabajar en la empresa DatKnoSys, especializada en el análisis de grandes volúmenes de datos. Entró en modo prácticas "pero que a los seis meses me nombran jefe de proyectos".

En la firma permanecerá cuatro años, desarrollando productos para empresas como BBVA, Mapfre o La Caixa, "a las que dotábamos de aplicaciones inteligentes para la visualización y toma de decisiones de negocio, ayudándolas a obtener la mayor rentabilidad inversión-retorno".

Antonio afirma que se trata de procesos "bastante complejos en los que intervienen tal cantidad de parámetros que obliga a la propia aplicación a aprender de sí misma mediante inteligencia artificial".

Como sería aquello que, según expresa, "veo que he llegado al techo profesional que ofrece España, y necesito un cambio. La propia empresa me dice que está intentando abrir una delegación en Sillicon Valley y que me querían para dirigirla, pero era un proyecto para el año siguiente y decido ir a Londres. Al final resultó ser una buena decisión porque no solo nunca llegó montarse la sede de San Francisco, sino porque DatKnoSys cerró a los dos años".

En principio, la estancia en Londres no iba para largo, "pero ya llevo cinco años. Mi objetivo principal para venir era profesional, el de ir buscando distintas oportunidades, y la primera que tuve como ingeniero de software fue la de crear una especie de red social, estilo Facebook, pero dirigida a entornos familiares, con lo cual el principal reto consiste en la privacidad. Es para padres o tutores bastante preocupados por la exposición pública de sus hijos, y a los que ofrecemos una herramienta de un alto nivel de seguridad mediante la cual puedes compartir vídeos, fotos y comentarios pero en un contexto cerrado".

Un año después pasa a MobBill LTD, "una plataforma de facturación que prescinde de las tarjetas de crédito y con la que ayudamos a los comerciantes a recolectar sus pagos a través de la factura del teléfono móvil del cliente con un solo toque a través de la operadora". El invento se ha expandido por México, Italia, Reino Unido, Francia, España, India o Brasil, abarcando a unos 2.000 millones de personas en todo el mundo".

Esto implica, según ilustra Antonio Pérez Dieppa, "un proceso de desarrollo y de testeo bastante complejo, de hecho se tardó casi un año en la primera versión del producto. Primero se tuvo que centrar el trabajo en los distintos sistemas informáticos de los operadores para poder así gestionar miles de pagos por segundo que no puede permitirse el más mínimo fallo, porque se perdería muchísimo dinero".

Una vez termina el proyecto "hago dos cosas a la vez". Por un lado monta su propia empresa tecnológica mientras sigue ofreciendo servicios a empresas como experto en desarrollo de sistemas para proyectos concretos.

Y es que en su estancia en Londres, observa cómo la hora escasa que tienen casi todos los trabajadores para almorzar terminaba, o bien en una ingesta de comida basura o comiendo del túper sobre la mesa del despacho. "Y a mí como español me gusta comer bien. Así que me pregunté qué pasaría si invertíamos la ecuación".

Así fue como nace eatsi, una aplicación que en vez de enviar el conduto a la persona, manda la persona al restaurante a tiro hecho. A través de ella elige el tipo de comida, el lugar y el establecimiento, y se reserva la mesa y el menú, de tal forma que el cliente llega a plato puesto sin perder un minuto. Ni siquiera para abonar el dispendio, "porque cuando te vas se te cobra directamente mediante la plataforma de pago que también le introducimos". La factura llegará en poco al correo electrónico con su correspondiente recibo. El resultado es, según calcula de media, unos 15 minutos de "disfrutar comiendo".

Mientras, sigue rumiando más ocurrencias. "La verdad es que no quería hacerlo público todavía", confiesa, "pero ahora me estoy embarcando en un nuevo proyecto personal".

Pérez Dieppa intenta explicarlo con un par de preguntas: " ¿Nunca te ha pasado que te mudas de casa y no te acuerdas a qué empresas o entidades tienes que notificarles que te has cambiado? ¿Y aun estando seguro que no te has dejado ninguna atrás, de repente te mandan alguna carta, o peor aun, una multa a tu antiguo domicilio".

"Este problema", añade, "que tal vez en Canarias no está tan presente, es una realidad en grandes ciudades como Londres o Madrid, donde el alquiler constituye la forma principal de residencia". Pero ahí está Antonio para darle carpetazo: "Con una nueva plataforma que intenta solucionar el problema de tener tus datos personales replicados en las distintas empresas que proveen servicios".

Antonio, entre una cosa y otra, sigue de momento en Londres, "una ciudad impresionante que tiene una oferta inigualable a nivel de ocio y profesional. Pero mi sueño es poder hacer lo que me apasiona en mi tierra con mi gente y mi playa de Las Canteras".

Y alecciona a los jóvenes isleños "a que salgan y conozcan mundo, pero de vacaciones no vale: hay que salir, sacarse las castañas del fuego, crecer profesionalmente y abrirse personalmente. Y, por supuesto volver: algún día volver y contribuir con todo eso que has aprendido fuera".

Pero también tiene una parte de tirón de orejas, porque subraya que "con más ambición por parte de los emprendedores de las islas y menos miedo por parte de las empresas y entidades inversoras, Canarias podría ser un ecosistema tecnológico muy competitivo porque de su universidad salen unos ingenieros informáticos muy cualificados, y el archipiélago en su conjunto reúne unas condiciones muy privilegiadas".

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