Tras matar a su padre con un sacho en 2011 y cumplir cinco años de cárcel por asesinato, Marcos Andrés Santana volverá a sentarse en el banquillo, esta vez por maltratar a 16 perros de raza podenco en su casa de La Angostura, Santa Brígida. La Fiscalía de Medio Ambiente y Urbanismo solicita un año de cárcel para Santana como presunto autor de un delito continuado de maltrato animal, así como tres años de inhabilitación para tener animales y para trabajar en oficios relacionados con ellos.

El vecino de Santa Brígida fue declarado culpable de asesinato en diciembre de 2012. Un tribunal popular apreció dos atenuantes y la Audiencia de Las Palmas le impuso sólo cinco años de cárcel, entre ellas que Santana mató a su padre debido a un arrebato, como reacción a las agresiones físicas y verbales infligidas a su madre.

El jurado, incluso, activó la petición del indulto, pero el Consejo de Ministros se lo denegó al tratarse de un delito de sangre. La Audiencia de Las Palmas le concedió el tercer grado a mitad de 2013 y cumplió el resto de la pena fuera de prisión. Los vecinos de La Angostura llegaron a recoger firmas para defender su inocencia y pedir su libertad.

En el juicio quedó probado que Marcos Santana asesinó a su progenitor en plena discusión por una nueva agresión perpetrada contra su madre. Tras un día de cacería, el padre llegó bebido a la casa familiar y lanzó a su esposa un afilador de cuchillos que le abrió en la cabeza una brecha de 1,5 centímetros. El hijo salió en defensa de su madre, pero el padre comenzó a tirarle objetos, entre ellos un cuchillo y un sacho, herramienta de labranza que Marcos Santana finalmente utilizó para cortarle el cuello a su progenitor.

Esa afición a la caza, que también era compartida por Marcos Santana, se ha vuelta a cruzar en su camino. El Servicio de Protección a la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) constató el pasado mes de mayo que las perreras construidas en la vivienda familiar no reunían las condiciones mínimas de higiene, entre otras graves anomalías y daños causados a los perros de caza criados en ellas.

La instalación fue construida a base de cemento y de bloques sin encalar, con hormigón tanto en el suelo como en el techo de cada habitáculo, aunque lo más grave, según el Seprona y una veterinaria, es el estado en el que estaban los podencos, pues Santana "omitió deliberadamente los más elementales deberes de cuidado hacia sus canes", sostiene la Fiscalía de Medio Ambiente de Las Palmas.

Los agentes y la veterinaria se encontraron con 16 podencos en un estado "lamentable", con graves lesiones o en riego de morir de hambre y de sed, según las conclusiones provisionales del ministerio público. De esos 16 perros, 11 estaban atados con cadenas metálicas unidas a collares; en casetas individuales que impedían a los animales el contacto entre sí o sólo podían tocarse con las cabezas.

Las cadenas eran tan cortas que no les dejaban salir del habitáculo, sin libertad para moverse, con el suelo lleno de "numerosas heces y orina" que formaban "charcos de purines en el cemento", destaca el fiscal en su escrito de acusación.

Los compartimentos para el agua estaban vacíos y algunos tenían "algas" en su interior. Varios perros, además, no podían acceder a los recipientes por la escasa longitud de la cadena metálica con la que estaban amarrados. Lo mismo ocurría con los cuencos destinados al alimento, con el agravante de que carecían de pienso o, si lo tenían, tampoco podían acercarse a comer por culpa de la cadena y esa "distancia insalvable". Esto ocurría con los canes que estaban más cerca de los recipientes.

Los otros cinco podencos estaban sueltos y una hembra, que acababa de parir horas antes a dos cachorros, seguía aún en la caseta con el cordón umbilical, revela la inspección sanitaria realizada por la veterinaria.Todos los perros se encontraban en un estado "grave o muy grave de desnutrición". Uno de ellos, además, corría peligro de morir por la desatención "voluntaria" a la que supuestamente lo sometió su dueño, añade la acusación pública.

Otras de las lesiones que padecían eran "llagas posturales", "conjuntivitis severa", "caquexia" y "necrosis en varias partes de la piel", según el informe pericial elaborado por la veterinaria.

La Fiscalía de Medio Ambiente y Urbanismo de Las Palmas fundamenta su acusación en el dictamen pericial de la veterinaria, en la inspección hecha por el Seprona el pasado 25 de mayo y en la declaración de un testigo.

El juicio está previsto que se celebre el próximo día seis de febrero en el Juzgado de lo Penal número seis de Las Palmas de Gran Canaria.