Su Nissan Micra se ha convertido en su estufa. En el lugar donde se resguarda del frío para evitar que las bajas temperaturas afecten a su cuerpo, ya que padece fibromialgia. Herminia Sánchez, vecina de Tunte, de 60 años, lleva más de un mes pasando las mañanas y las tardes sentada en su vehículo, aparcado a las puertas del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, porque siente menos frío que en el interior de su vivienda, situada en Las Lagunas, en una zona más elevada que el pueblo. Solo sube a su casa a mediodía para comer, y por la noche para poder dormir.

"Vivir en mi casa es imposible", asegura, al tiempo que explica que ayer por la mañana había cuatro grados en su vivienda y su cuerpo no es capaz de resistir esa temperatura. "Me duelen los huesos, las manos y las piernas", apunta.

Sin recursos

Emplea su tiempo en la lectura de revistas y periódicos, en cualquier entretenimiento que le haga olvidar durante un rato que está sentada en el vehículo, "sin hacer una vida completamente normal". Asegura que aunque ha barajado la idea de mudarse a vivir a otra zona del municipio, no puede hacerlo porque no dispone de recursos económicos suficientes para afrontar los gastos. Así que la única opción que le queda es dormir junto a un aparato calefactor muy pequeño, vestida con dos pijamas y dos pares de calcetines, y bajo una capa de hasta cuatro mantas.

Hace poco más de un año que le diagnosticaron la enfermedad, y desde entonces los días de frío se convierten en un "calvario" para ella. Y aunque algunos disfrutan del frío de estos días, Herminia no para de rezar para que regrese el calor a Tunte, ya que así dejará de sentir dolores y, sobre todo, dejará de depender de su esposo para, por ejemplo, ducharse, al no poder hacerlo de forma autónoma. Herminia Sánchez lamenta que sus vecinos "no comprendan la situación" en la que se encuentra.