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Meteorología Temporal en las Islas

Tejeda, a 102 kilómetros por hora

La Cumbre amanece con un vendaval y unas temperaturas a punto de nieve

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Tiempo en Gran Canaria (16/1/2018)

Cruz de Tejeda. 09.30 horas. Subir a la cumbre se ha hecho con una caña delante del capó para ir tentando las rectas y las curvas. Los castaños se doblan por el viento y el suelo es una pista de patinaje por los restos de hojas empapadas que funcionan como una cáscara de plátano. Cruz de Tejeda está, a esa hora, más sola que nunca.

Ni siquiera subió ayer la burra Morenita ni su dueño Manuel Ortega. Solo hay algo de vida en Asador Yolanda, incombustible a los elementos, y los trabajadores que arreglan de puertas adentro el dañado Parador tras el incendio del pasado mes de septiembre.

El viento aúlla en ese momento de la mañana con tal fuerza que parece que se va a desmontar el tingladillo que conforma el mercado del lugar, donde siete gallinas y un gallo se refugian a sotavento preguntándose si no se habrán equivocado de archipiélago. Pinos y cipreses ponen a prueba las leyes de la elasticidad. Tres horas antes, a las seis y media de la madrugada, una racha de 102 kilómetros por hora sobrevolaba el Cristo del crucero poniendo a prueba también la resistencia del anemómetro de la Agencia Estatal de Meteorología.

En Asador Yolanda este cuadro, sin embargo, lo califican de tiempo "con algo de incordio, pero sin mayor incidencia", mientras humea café en la barra y despachan a una pareja de extranjeros que ni se inmuta por el vendaval. Y llueve, 16,8 litros allí desde que nació el día.

A las diez y media comienza a nevar..., pero por WhatsApp. Aparecen mensajes con nevadas importantes, ventiscas, derrumbes y hasta riadas en Fontanales, todo ello del año la pera. Pero en el Pico de las Nieves, el lugar más alto de la isla a 1,7 grados, y en hora real, nada. Y si en algún momento se formó un copo se lo bailó la ventolera. Una patrulla de la Guardia Civil de Vega de San Mateo confirma que en materia de glaciación no hay novedad en el frente.

"No está el tiempo de ella"

Valleseco. 11.00 horas y 8 grados centígrados. Bar La Herradura. Hace un frío que pela, pero un veranillo en comparación con el enclave cumbrero. Octavio Ponce y Elisabeth Pérez comandan la barra. Ella sirvió en la base militar de Pico de Las Nieves durante ocho años, y sabe del fenómeno. "No está el tiempo de ella, porque es menos frío, no lleva viento y los días se ponen resplandecientes". Octavio abre el chorro de vapor de la cafetera y se frota las manos, coge el móvil y anuncia que en un periódico local informa de la primera nevada del año. Otro parroquiano consulta la misma página y no aparece la información, sino casi todo lo contrario. "Es que el tiempo varía en según que teléfono tengas".

Lo que sí está constatado es que Valsendero, en Llanos de Juan Guerra, Madrelagua..., están los amaneceres de escarcha, y a veces hasta las tres de la tarde, "que la he visto sobre los papas cuando he ido a recoger a los niños".

No es Finlandia pero el frío afecta a personas y distintas clases de animalitos aclimatados a otras temperaturas que, cuando se desploman, encogen. Un ejemplo gráfico ocurre en la gallanía de Juan Benito en Zumacal. Allí hay vacas, ovejas, cochinos, perros, y hasta un caballo al que le crece el pelo según se acrecienta la bruma.

Juan Benito ayer, decidió con criterio suspender las actividades extraescolares de todo este personal. "Hace mucho frío para los corderos", pero también para todos los demás, "porque le abrimos la puerta al pasto y se vuelven dentro", explica mientras el pastor José Mentado le echa de comer a un viaje pelibueyes, entre las que se encuentra cuatro corderillos chicos que, dada su cortísima edad, solo conocen de una Gran Canaria donde rasca como un demonio. Tanto, que la madre dijo beeee, y le sale del hocico su correspondiente columnilla de vaho.

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