Aunque hace días que las herramientas de control de fenómenos atmosféricos, como el caso de la Agencia Estatal de Meteorología u otros indicadores digitales, advertían de una poderosa tormenta que acechaba con provocar destrozos en las Islas, la realidad del domingo en Gran Canaria fue, sin tachar ciertas incidencias puntuales en diferentes zonas de los municipios que seguro algún malestar habrán provocado, resultó en un día en donde sus habitantes estuvieron más en alerta y a la espera del chaparrón que ensimismados dentro de una borrasca de truenos, rayos y centellas.

Aún así, no dejó de existir una contrariedad mayor derivada de esa tormenta que aun no descargando su furia en Isla, sí lo hizo en Tenerife, y que alertó a gran parte de isleños. Se trató del colapso de la base aérea del aeropuerto de Gran Canaria donde se fueron acumulando poco a poco cada aeronave que, debido a las malas condiciones temporales que sufrió la isla occidental, debieron desviarse obligatoriamente hasta aquí.

A partir de las cuatro de la tarde el aeropuerto de Gran Canaria comenzó a recibir la llegada de numerosos aviones principalmente desviados de los aeropuertos de Tenerife y Lanzarote. Aviones cuyos orígenes provenían de Europa y curo rumbo concluía -o por lo menos una parte de su rumbo- en los aeropuertos de Tenerife y el de Lanzarote. Sin embargo, las condiciones meteorológicas no dejaron descansar a la Isla vecina occidental, en donde se descargó la mayor parte de agua y donde los vientos corrieron con mayor fuerza y velocidad que también se había previsto en Gran Canaria y que, por fortuna para la Isla, no fue así. La peligrosidad a la hora de aterrizar y despegar, debido a las fuertes rachas de viento y a la invisibilidad, para el transporte aéreo provocó la más fácil y lógica solución de enviarlos al aeropuerto más cercano, véase el aeropuerto de Gran Canaria.

Lo más significativo es que las pistas de este acabaron saturadas de aviones de todo los tamaños y compañías, y sus miles de pasajeros debieron bajar y esperar durante horas dentro de la zona de embarcación. También fue el caso de los viajeros que llegaron a facturación, ya que una vez pasado el check-in y los puestos de control debieron esperar igualmente a que el cielo y los altos índices de riesgo aéreo cesasen de una vez por todas. El número de retenciones superaron lo que podría considerarse normal en un día de mal tiempo, y el tiempo de espera aumentó paulatinamente a lo largo de la tarde. "Avisamos a los pasajeros que los vuelos podrán sufrir cambios horarios debido a las incidencias meteorológicas", anunciaba por el megáfono una voz robótica a todos los presentes.

"Están retenidos casi el cien por cien de los vuelos, y no estoy seguro pero tiene pinta de que algunos pasajeros tendrán que esperar durante toda la noche porque no parece que estos aviones vayan a despegar", explica, sobre las cinco de la tarde, uno de los trabajadores de la zona de facturación, que espera pacientemente a poder a atender a los cientos de viajeros extranjeros que han terminado sus vacaciones en una Isla que no ha podido ofrecerles el calor y las buenas temperaturas que suele tener y que quizá ellos esperaban. Ingleses, alemanes y franceses llenaban en largas filas disciplinadas el espacio del aeropuerto que, aunque los cielos encapotados transmitían cierta tranquilidad y sosiego, desprendía un clima de inquietud. "Yo no sé nada de lo que está pasando dentro", explica un señor que, acompañado de su familia, manifestaba una actitud de incomprensión.

"Supongo que estarán todos lo que van a viajar esperando, al parecer están reteniendo el despegue de aviones por malas temperaturas. Mi hija y mi nieto están dentro, y no nos podemos ir porque este va a viajar y al ser menor de edad, sólo tiene diez años, tenemos que esperar a que embarque sí o sí", explica algo apurado, en parte por el desconocimiento y en parte por los acontecimientos. De esta misma forma estuvieron la mayor parte de pasajeros que, o bien de pie, en los sillones o en las cafeterías, esperaban por la facturación un poco sin saber qué iba a pasar una vez dentro. ¿Más esperas?

En el suelo, una pareja de amigos charla para pasar el rato. "La verdad es que esperamos que esto no nos afecte, tenemos un vuelo a Madrid para las siete de la tarde y sabemos que hay muchas retenciones", explican con tranquilidad. "No tenemos ni idea de lo que estarán haciendo los que están dentro", ríen algo cansados.

Problemas Norte y Sur

Tras más de tres horas, sobre las 18.00 horas, Tenerife volvió a abrir sus aeropuertos y el tránsito de aviones comenzó a fluir con mayor normalidad, aunque prácticamente todos los vuelos estaban atrasados. "Es una jornada difícil, hay mucho curro por todo el número de pasajeros que tenemos esperando, pero vamos paliando estos problemas poco a poco porque ya las condiciones del tiempo en Tenerife no están tan mal", explicó una de las trabajadoras.

Tras más de tres horas, Tenerife volvió a abrir sus aeropuertos y el tránsito de aviones comenzó a fluir con mayor normalidad, aunque prácticamente todos los vuelos estaban atrasados. "Es una jornada difícil, hay mucho curro por todo el número de pasajeros que tenemos esperando, pero vamos paliando estos problemas poco a poco porque ya las condiciones del tiempo en Tenerife no están tan mal", explicó una de las trabajadoras.

De hecho, la Isla vecina occidental tuvo sus primeras incidencias en el Aeropuerto de Los Rodeos, que quedó inoperativo a las 14.20 horas, por lo que los primeros aviones debieron ser desviados en primer lugar al siguiente Sur, el aeropuerto Internacional Reina Sofía. Sin embargo, por algo lo llaman "inclemencias del tiempo", y la borrasca desató parte de sus lluvias y vientos en este aeropuerto, que quedó totalmente inundado.

Finalmente, la mayor parte de vuelos se desviaron a Gran Canaria colapsando de esta manera su pista y obligando a los pasajeros a esperar durante horas. De estos vuelos, nueve fueron desviados desde Tenerife Norte (seis hacia el Aeropuerto Internacional Reina Sofía, otros dos a Gran Canaria y uno a Fuerteventura), 23 de Tenerife Sur (cinco aviones a Fuerteventura, 13 a Gran Canaria, dos a Lisboa, dos a Oporto y uno a Agardi) y otro de La Palma a Tenerife Sur.

En total fueron 58 vuelos, la mayoría provenientes de países de Europa, que se desviaron de su destino para acabar estacionados en medio de una borrasca que alertó, quizá, más de la cuenta.

Desvíos en Lanzarote

Las rachas de viento intenso procedente del sur originó un auténtico caos en el aeropuerto de Lanzarote dado que tuvieron que desviarse hacia los aeropuertos de Fuerteventura y Gran Canaria hasta un total de 25 vuelos (19 al aeropuerto de Fuerteventura y seis a Gran Canaria) a lo largo de la jornada de ayer. La mayoría de los vuelos procedían de distintos puntos de Europa, fundamentalmente del Reino Unido, Alemania e Irlanda.

Una situación que provocó que más del 50% de las operaciones previstas para el domingo tuvieran que retrasarse. De hecho, la pantalla de información del aeropuerto permaneció prácticamente todo el día en rojo, al anunciar los retrasos tanto en la llegada como en la salida de aeronaves.

No obstante, desde fuentes de Aena recalcaron que gran parte de los aviones que se desviaron pudieron regresar a la isla al mejorar las condiciones meteorológicas. Y es que las condiciones del viento iban cambiando a lo largo de la jornada lo que permitió que algunos aviones lograsen aterrizar, bien por la cabecera norte o por la sur. En otras ocasiones, algunos de los aviones que tenían previsto aterrizar en Lanzarote sobrevolaban la isla, en lo que se denomina en espera, para intentarlo de nuevo cuando el viento lo permitiese. Además, una de las aeronaves tras despejar de Fuerteventura para intentar aterrizar en Lanzarote tuvo que regresar de nuevo a la terminal majorera.

Los retrasos en los vuelos se fueron acumulando a medida que pasaban las horas y en algunos casos fueron cancelados como el de Iberia que tenía como destino Madrid. En este caso un grupo de alumnos del IES Salinas de Arrecife tras pasar varias horas en el aeropuerto se tuvieron que volver a sus casas al posponerse el vuelo para hoy lunes.

Lo mismo sucedió con los pasajeros de vuelos con destino a los aeropuertos de Glasgow, Dublín, Manchester, Frankfurt, Munich y Stuttgart que tuvieron que esperaron hasta altas horas de la noche para ser realojados en otros establecimientos de la isla tras suspenderse sus vuelos hasta hoy lunes.

En cuanto a los vuelos con el resto de las islas, los problemas comenzaron a aparecer por la tarde, cuando se cerraron los dos aeropuertos de Tenerife. Aunque los aviones fueron saliendo poco a poco, los pasajeros tuvieron que esperar hasta más de tres horas.

Las cancelaciones de vuelos por los retrasos obligó también a las distintas compañías, en cooperación con la patronal turística de Lanzarote, a reubicar a los pasajeros que se habían quedado en la isla, dado que sus habitaciones estaban siendo ocupadas por los turistas que llegaban en los aviones que si pudieron aterrizar. En Lanzarote se ha creado una mesa de coordinación entre los distintos handlings que operan en el aeropuerto, Aena y la Asociación de Empresarios de Hoteles y Apartamentos (Asolan) que se encarga de coordinar la reubicación.