Ezequiel Marrero García, histórico pastor de ovejas y responsable de la finca de la Cumbre del Cabildo de Gran Canaria hasta que se jubiló, falleció el pasado 30 de marzo en Tejeda, su pueblo natal, a dos días de cumplir los 91 años.

El pasado viernes 6 de abril se celebró el funeral en Tejeda. Tanto en su entierro como en el funeral acudió una multitud de vecinos y conocidos ya que era una persona muy querida en el pueblo.

Se casó dos veces tras enviudar de su primera mujer, con la que tuvo tres hijas. Con la segunda tuvo nueve hijos, aunque dos de ellos fallecieron. En total fue padre de doce hijos.

Procedía de una familia numerosa del barrio cumbrero de La Culata y era hermano del conocido constructor Matías Marrero. "Fue un emprendedor y desde muy joven fue un 'guerrillero' en su trabajo. Desde pequeo estuvo en ese mundo del pastoreo", señala la cronista oficial de Tejeda, Fina Suárez.

Llegó a tener hasta 5.000 cabezas de ganados dispersas en diferentes cortijos: en La Data, por la presa de Las Niñas, y en la Cumbre, lindando con Telde. "Sus ovejas las tenía muy repartidas. Hacía hasta 200 quesos diarios de tres kilos".

Contrataba a mucha gente para cuidar el ganado en las diferentes zonas donde tenía distribuidas sus ovejas. Los últimos parientes que tuvieron que ver con su ganado fueron una de sus hijas en Mogán y su hijo más pequeño. Dejó sus animales antes de jubilarse con la finca del Cabildo.

Responsable de la finca de la cumbre del Cabildo de Gran Canaria, montó el grill-asador La Cumbre, que actualmente regentan su hija Delia, de su segundo matrimonio, y su yerno Aurelio. "Era un hombre muy querido en la Cumbre".

Sus hijos no se dedicaron en su mayoría al pastoreo. Su esposa actual, Magdalena Mayor, es nonagenaria como él. "Llegó a tener tantas ovejas que tuvo que contratar a muchos trabajadores para que le ayudaran", afirma su tocayo Ezequiel Rodríguez, concejal de Desarrollo Rural, Mercadilo Agrícola y Artesanal y Relaciones Institucionales de Tejeda.

"Era una institución en las Cumbres de Gran Canaria porque, aparte de ser ganadero, era encargado general del Cabildo en la zona. Por este motivo ayudó a mucha gente de la comarca, desde los años 60, época en la que había muchas necesidades", recordaba ayer Rodríguez.

Daba trabajo a muchas familias necesitadas. Empleó a gente en la ganadería, en la agricultura, en la reforestación de la zona de la cumbre, plantado pinos, y hasta en pequeños trabajos de albañilería.

"Ezequiel era una persona amable, muy afable, siempre con una sonrisa en su boca. Era muy atento, muy educado y muy avanzado para su tiempo en cuanto a inteligencia y capacidad intelectual en general" añadió.

Cuando pequeño padeció las necesidades de los vecinos del barrio de La Culata, agravadas por pertenecer a una familia numerosa de muchos hermanos y la muerte prematura del padre, que lo dejó huérfano de pequeño. A partir de ahí los hermanos empezaron a trabajar en todo lo que podían encontrar en aquella difícil época.

Él se hizo acreedor de un trabajo de confianza como encargado de la finca del Cabildo en la Cumbre; luego puso su ganado y sus trabajadores. "Ahí fue saliendo poco a poco. Cuando logró ser funcionario del Cabildo, fue metiendo a gente a trabajar y haciendo amistades. Muchas familias cumbreras le deben su salvación y prosperidad al emplearlas en la finca y en el pastoreo".

Fue un hombre muy querido y una institución en la cumbre, como ganadero y como funcionario del Cabildo. Dejó el ganado mucho antes de jubilarse en la institución insular. Incluso buena parte de las ovejas que tenía las vendió a un ganadero de El Hierro, concretamente a un pastor herreño que tuvo a su cargo en Gran Canaria y que conocía la calidad de los animales que poseía Ezequiel Marrero.

Finalmente montó el grill-asador La Cumbre, en la Cruz de los Llanos, junto a su hija Delia y su yerno Aurelio, que son los que realmente llevan años al frente. Aurelio está emparentado con Yolanda, la dueña del asador que lleva su nombre y está en la Cruz de Tejeda, frente al parador nacional.

Aunque eran sus hijos los que regentaban el grill, mucha gente lo conocía como el asador de Ezequiel ya que era un hombre muy conocido en la zona de la cumbre. Su nombre servía de atractivo al restaurante. "Era conocido popularmente como Ezequiel el de la Cumbre".

Era un hombre de mediana estatura, aunque de complexión fuerte y muy saludable. Era un personaje cumbrero característico que siempre tenía los cachetes colorados por los aires frescos de la cumbre.

Todos sus hijos salieron adelante, pero casi ninguno heredó su afición por las ovejas. Tuvo muchos hijos, pero también nietos y bisnietos.

Últimamente, debido a los achaques de la edad y a alguna pequeña enfermedad, estaba recogido en su casa. Se le veía poco en la calle.

Él y su mujer vivían junto al bar-grilll La Cumbre, junto a su hija Delia. Como la propiedad era suya, vivía en la casa y era atendido por sus hijos, especialmente por la encargada del asador, junto a su marido Aurelio.

En el funeral del pasado viernes no cabía un alma en la iglesia de Tejeda, que quedó materialmente desbordada. La gente tuvo que ponerse fuera, en los escalones y la plaza. "Fue la demostración de que fue un hombre muy querido en el pueblo".

El funeral lo presidió el párroco de Tejeda, que fue acompañado por otro sacerdote. Tanto el entierro como el funeral fueron muy nutridos y emotivos, con muestras expresas de agradecimiento a un hombre que tanto hizo por sus convecinos en vida. Ellos quisieron devolverles el favor cuando llegó la hora de su muerte.