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Medio Ambiente

"El Jardín Canario ya existía antes de estar de moda la educación ambiental"

"Los botánicos generan conocimiento científico, ayudan a la conservación del medio y educan" expresó la bióloga

María Bellet Serrano, ayer, en la capital grancanaria. LP / DLP

Asevera usted que los jardines botánicos son indispensables. ¿Por qué?

Por tres pilares fundamentales: como generadores de conocimiento científico, por su compromiso con la conservación del medio y la biodiversidad y por su vocación educativa.

¿Estamos cumplidos con jardines de respeto?

Hay de todo. En España hay bastantes que dependen de administraciones diferentes, unos con más recursos que otros, pero siempre queremos más y para investigación haría falta más inversión.

En un elenco nacional, ¿dónde colocaría al Viera y Clavijo?

El Jardín Canario lleva 45 años con un programa de medio ambiente bastante potente, y se puede decir que son casi los pioneros porque la educación ambiental es un concepto que se ha puesto de moda mucho más tarde y en aquél entonces no habían muchos centros donde se ofrecieran este tipo de actividades.

¿A qué retos se enfrentan en la sociedad de ahora?

Los jardines botánicos tienen que dar respuesta con sus líneas de acción a los retos de la Agenda del Desarrollo Sostenible y otras convenciones internacionales, y es en esa línea en la que tienen que ir, en el compromiso seria en la conservación de la biodiversidad y el cuidado del medio ambiente y la implicación de la ciudadanía.

¿Existiría en España una suerte de jardín non plus ultra?

Uf. Es difícil la pregunta. Yo creo que hay varios modelos de gestión que funcionan, pero no me atrevo a citar uno solo, sino aquellos que se encuentran al servicio de los ciudadanos, que tienen programas de investigación, de conservación y educativos. Es decir, aquellas colecciones estructuradas conforme a criterios científicos.

Pero sí que se podría decir que Gran Bretaña es el modelo.

Modelo, digamos, en varios sentidos, puesto que es un país que ama mucho la naturaleza. La gente va con prismáticos, conoce sus plantas, y tienen un amor por sus jardines. Sus botánicos tienen muchas visitas y voluntarios porque son muy queridos por el público.

Se pone usted a hablar de botánicos y uno se imagina a Alexander von Humboldt anotando los detalles de un drago en la Canarias del siglo XIX.

Sí, sí. Porque en Canarias elaborará la teoría de los pisos de vegetación en su viaje a América. Y hay un dato curioso que lo vincula con Madrid, cuando visitó a José Celestino Mutis, icono de la botánica ibérica, médico del Virrey de Nueva Granada, y famoso por sus dibujos que se encuentran precisamente en el Real Jardín Botánico de Madrid.

Y dígame, qué jardín deberíamos copiar que abarque todos los ecosistemas posibles.

Muchos de ellos. No hay ninguno que pueda representar todos los ecosistemas, pero sí que citaría al de Edimburgo, que tiene unos invernaderos fascinantes, realmente impresionantes.

En este nuevo mundo de asfalto, hay que ya no distingue a una margarita de un geranio.

Y para conocer algo natural a veces solo pueden recurrir a lugares especiales, porque nos estamos desvinculando de la naturaleza. De hecho nuestro jardín está enmedio de la ciudad y recibe 450.000 visitantes al año.

No me diga que una representación de laurisilva no sería todo un espectáculo.

La laurisilva es un ecosistema muy especial, y en la península no lo tenemos a pesar de que es bastante llamativa. Seguramente sería posible reproducirla. No es laurisilva, pero tenemos drago, Phoenix canariensis y otros endemismos.

¿Y joyas del planeta?

Muchas. Es que tiene unas 5.000 especies de plantas vivas, y árboles singulares como un cedro del Himalaya, la sequoia, un olmo del Cáucaso. Y por cierto, la citada palmera canaria, que está considerada como uno de los 18 árboles singulares de la colección. Todos ellos de gran porte, porque la ubicación actual del jardín data de 1781, y existe un ciprés, El abuelo, que es incluso anterior a las instalaciones.

Qué botánico diseñaría para Canarias.

Ya el Jardín de Viera y Clavijo me parece fascinante, tanto por sus colecciones como por ese paisaje que lo ubica en un barranco, algo que ofrece un potencial increíble para la educación ambiental.

¿El botánico como aula, dice?

A los colegios le dedicamos energía y personal porque son los que más demandan nuestros servicios. Son una herramienta fantástica porque los niños aprenden en un terreno diferente y salen encantadísimos. Hay que subrayar que son centros de investigación, y ese conocimiento tiene que revertir en la ciudadanía para que cuando deba decidir por una política ambiental, sepa tomar las decisiones correctas.

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