El programa de fiestas de San Juan en Arucas dio ayer el rebumbio final con una jornada completa de novelerías y entretenimientos, que comenzaba con una multicolor jura de la bandera en la plaza de San Juan y finalizaba con un concierto de Santiago Auserón y la Gran Canaria Big Band.
La ciudad de Arucas vivió ayer su día grande en una fiesta a justas, de más de doce horas de jornal, como en los tiempos de las grandes cosechas, casi de sol a sol. El santo salía por primera vez en dos años a la calle, y su aparición por el zaguán de la neogótica iglesia de la localidad norteña tras finalizar la misa confirmaba la vuelta a los tiempos prepandemia.
Pero ya de antes había rebumbio, a cargo de la jura de la bandera puesta en escena por el Mando Naval de Canarias, un acto presidido por el almirante José Lago Ochoa y el alcalde del municipio, Juan Jesús Facundo, con un potente despliegue de efectivos que incluía a la Unidad de Música del Mando Aéreo de Canarias.
Juró ante el pabellón casi un centenar de personas provenientes de diversos puntos de la Comunidad Autónoma, antes de rendir homenaje a los «que dieron su vida por España», depositar una corona de laurel en un monolito y rematar la secuencia con una descarga de fusilería. Ante semejante despliegue el peso humano en el centro histórico de la ciudad se estibaba alrededor de una plaza en la que por momentos no cabía un alfiler.
Por la tarde tenía lugar el acto institucional de entrega de honores y distinciones a 24 personalidades
Aún humeando la pólvora daba comienzo la eucaristía, especialmente emotiva por quién la oficiaba, el reverendo Alberto Hernández Felipe, párroco de La Laguna, Todoque y Las Manchas, tres de los puntos más afectados por el volcán de La Palma, incluida la propia iglesia de Todoque, destruida por el paso de la lava una semana después del inicio de la erupción, y en unas imágenes que dieron la vuelta al mundo.
La fiesta se retomaba a las seis, multiplicada por cien, con Los 600 en concierto, y otro seis más, por su sexto aniversario, con el extra de que precisamente debutaron en la ciudad de las flores, de ahí un enrale, el de ayer, muy especial para la formación isleña.
Dos horas después tendría lugar un momento también clave para 24 personalidades a las que se les reconocía su contribución a la localidad norteña en el acto de honores y distinciones ofrecido por el Ayuntamiento en el Nuevo Teatro Viejo. Así, son nuevos hijos predilectos, la futbolista Andrea Sánchez; el también futbolista Francisco Castellano; Humberto Pérez, a título póstumo, por su gran contribución a la historia de la isla a través de los topónimos; la tenista Marta Marrero; los inolvidables fotógrafos Pedro Sosa Periquín, y Manuel Santana Manolín, ambos a título póstumo; la dulcera Antonia Pérez; el músico Antonio Hanna; las empresarias Carmen Díaz y Carmen Martín Rodríguez; la jugadora de baloncesto Maite Cazorla; y el médico y exalcalde Frolián Rodríguez.
Como miembros honorarios fueron distinguidos Milagrosa Caubín, directora de la Fundación Mapfre; Germán Santana, catedrático de Filología Clásica; el que fuera concejal de Cultura José Manuel Ponce; María del Pino Sosa, alma de la Asociación de Memoria Histórica de Arucas; y el escultor José Luis Marrero.
También fueron entregadas las medallas de oro de la ciudad a la Cooperativa Agrícola del Norte; al Centro de Salud de Arucas; y a Galletas Bandama, mientras que las de plata fueron recibidas por la asociación Salsipuedes; la agrupación folclórica Los Labrantes; Construcciones Lantigua; y el grupo Ende Cuando No Salimos.
Mientras, en el parque de las Flores, también se vivía otro regreso, el de los artesanos que abrían su feria desde las diez de la mañana. Allí estaba, de vuelta, Jeanne Azandegde, natural de República de Benin, una veterana que lleva 32 años exhibiendo las fantásticas telas de su país natal en Gran Canaria, y que tras retomar la actividad después de dos años en barbecho pandémico, confesaba ayer que “no me puedo quejar”, con un meneo en el que despachaba mochilas, bolsos, telas por metro, y una chanclas Made in Benin, como figuraba estampada en la suela.
La feria de artesanía convocó a centenares de personas en el parque de las Flores del centro histórico
Tampoco había queja en Pablo Manuel Mendoza y su esposa María Dolores Gil, con sus trompos XXL, de seis euros la pieza, y sus jaulas y falsetes, que comenzó a trajinar después de jubilarse. Junto a ellos, algunas casetas vacías de artesanos que sucumbieron al confinamiento, pero también otros nuevos, como Cristina Vargas, auxiliar de Farmacia que se transformó durante el receso y hoy es la feliz artesana que maquina y vende artículos de decoración. Ayer despachaba el primero, «una flor de tela que me pidió un niño para su abuela, y la verdad que me emocionó».
El día acabaría también a lo grande, a partir de las nueve y media en la plaza de San Juan, donde se escenifica el proyecto Travesía, estrenado en esta edición de las fiestas 2022, y en el que el cantante Santiago Auserón, mixturado con la Gran Canaria Big Band, ofrecieron un espectáculo a la altura de los buenos regresos, el de los reencuentros y las ganas de fiesta .
En la imagen superior, la artesana natural de República de Benin, Jeanne Azandegde, que también celebraba su onomástica como Juana que es, en su puesto de telas de su país natal en la feria de artesanía celebrada ayer. Debajo, la nueva artesana Cristina Vargas, que se estrenaba en las ferias con sus creaciones de decoración. Junto a estas líneas, un momento de la jura de la bandera celebrada en la plaza de San Juan durante la mañana .|
