"Conocer el ecuador del mundo", como ella misma afirma ahora sin poder contener las lágrimas, y las Islas Galápagos era la ilusión de la joven lanzaroteña María Victoria Marcos. Por eso, el 16 de noviembre emprendió un viaje de diez días a Ecuador. Aún no ha regresado.

Hoy se cumplen cuatro meses de su internamiento en la cárcel de mujeres de El Inca, en Quito, la capital ecuatoriana. Está acusada de llevar camuflada en dos paquetes "tipo cojines" en las tapas de su maleta, casi seis kilos de cocaína. Fue detenida en el aeropuerto de Quito momentos antes de disponerse a realizar los trámites para embarcar a España.

Mavi (de 31 años y ex jugadora del Club de Balonmano San José Obrero), como es conocida en la isla de Lanzarote, aseguró en una conversación telefónica que mantuvo con este periódico a través del móvil de su compañera de celda en el penal de El Inca, que está "pasando un verdadero infierno" en el país latinoamericano, donde "la vida no vale nada y te agreden hasta en la cárcel", señaló.

"Esta situación", manifestó desesperada y evitando ser descubierta, "me está matando poco a poco. Soy inocente y no he hecho nada, por lo que no tengo que esperar ninguna sentencia. Mi único delito eran las ganas de recorrer el mundo. Quiero que me dejen volver a mi país", añade María Victoria.

Explicó que fue víctima de una encerrona por parte de un ciudadano que le abordó en una calle de Quito próxima al hotel Río Amazonas, en el que se estaba hospedando, a pocos días de su viaje de regreso. Una infección bucal que cogió tras comprar comida en un puesto callejero después de llegar a Quito, le mantuvo varios días convaleciente en su habitación del hotel. Incluso tuvo que ser asistida en una clínica, donde le extrajeron una muela.

Ante ese inconveniente de salud Mavi no pudo moverse de Quito, por lo que cuando mejoró su estado decidió salir a comprar unos recuerdos en un mercadillo artesanal para su familia. Fue en su camino de vuelta esa jornada (24 de noviembre), cuando "cargada de bolsas", se cruzó en su camino con un señor que tenía dos maletas.

"Me ofreció una por diez dólares. Yo pensé que para qué quería yo otra maleta si tenía una, pero al final accedí a cambiarle la mía, que era más pequeña, y así podría caberme las cosas mejor. Le di cinco dólares. Incluso, el maletero del hotel me ayudó a subirla a la habitación". En el aeropuerto supo que contenía droga.

La joven, cuyo caso fue dado a conocer por la emisora de radio Ser Lanzarote el fin de semana, prestó ayer declaración en la Audiencia de Quito. "Me levantaron a las seis de la mañana para decirme que tenía que ir al juzgado y apenas tuve cinco minutos para contarle mi caso al abogado de oficio que me pusieron. Me declararon autora y ahora estoy pendiente de juicio". Podría enfrentarse a una pena de cárcel de entre 12 y 16 años.

Su madre, Antonia Cabrera, pide que extraditen su hija a España y ha pedido el apoyo a las autoridades canarias. Al igual que la chica, echa en falta más implicación de la embajada española para asistirla. "No se ocupan de mí", indicó la muchacha.