La activista saharaui Aminatu Haidar está siendo reconocida por un médico en la sala de curas del aeropuerto de Lanzarote, después de que amaneciera hoy con fuertes mareos que le impiden mantenerse en pie por sus propios medios tras 13 días en huelga de hambre.

El presidente de la comunidad saharaui en Lanzarote, Hamudi Isemo Mussa, declaró a EFE que Haidar, que permanece en la terminal de salidas del aeropuerto de Lanzarote acompañada por varios miembros del colectivo, está siendo reconocida de nuevo por el director del Hospital Insular, Martín de Guzmán.

Éste ha hecho su seguimiento desde que iniciara su huelga de hambre el pasado día 15 de noviembre, un día después de su llegada a la isla.

La activista espera hoy una llamada telefónica del ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Miguel Ángel Moratinos, para buscar una solución a su situación.

Hamudi Isemo señaló que el estado físico de Aminatu Haidar ha sufrido un aparente deterioro físico en los últimos días "sobre todo por la influencia que tuvo sobre ella las noches que pasó a la intemperie en los exteriores de la terminal del aeropuerto".

En las primeras noches en huelga, la activista y sus acompañantes fueron desalojados de la terminal del aeropuerto de Guacimeta por la Guardia Civil, aunque posteriormente la dirección nacional de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea le facilitó un pequeño habitáculo para que pasaran las noches.

Poco después de su llegada a Lanzarote, el pasado sábado, día 14, Haidar expresó su voluntad de iniciar la huelga de hambre hasta su traslado a El Aaiún.

Aminatu Haidar conocida como la "Ghandi saharaui", fue detenida el pasado viernes en el aeropuerto de El Aaiún cuando regresaba a su país después de recibir en Nueva York el "Premio Coraje Civil 2009" de la Fundación Train.

CENTRO DE LA LUCHA DEL PUEBLO SAHARAUI. Sofía tiene quince años. Estudia cuarto de la ESO en Tinajo y se ha acercado ella sola al aeropuerto para apoyar a Aminatou Haidar. Allí pasa la tarde, sentada junto a la saharaui, repasando los apuntes. ¿Por qué? "Porque defiendo las causas justas", dice, contundente.

Haidar cumple dos semanas en huelga de hambre. No ha salido del aeropuerto y no está sola en ningún momento. El apoyo a Aminatou se ha ido organizando de forma más o menos espontánea. Como Sofía, cientos de personas se acercan al aeropuerto, y no para coger un vuelo. Unos por curiosidad, otros por convicción. Los más osados se acercan a saludarla, los menos, se limitan a observar el desfile incesante de personas a su alrededor.

El viernes la visitó un senador de Iniciativa per Catalunya, una activista francesa en representación de diez asociaciones de defensa de los derechos humanos, las enviadas de la Fundación Robert Kennedy… El sábado, los representantes de los colectivos saharauis de España, la ONG Mujeres del Mundo, el alcalde de Soria…. Cada día llega a Guacimeta una representación de políticos de distintas comunidades, representantes sindicales, activistas sociales, abogados, periodistas… y personas que desde hace días se turnan para ayunar durante 24 horas junto a ella.

Todos se acercan hasta el colchón donde Aminatou espera a que se resuelva su situación para volver a El Aaiún con sus hijos. Se arrodillan o se sientan y comunican su apoyo. A todos, Aminatou, que mira por encima de sus gafas, les devuelve una sonrisa y les da las gracias. A todos.

LA RUTINA. Desde que ya no duerme al raso, como las dos primeras noches, Aminatou permanece más de doce horas en la habitación donde la deja dormir Aena, junto al aparcamiento de guaguas. Se acuesta sobre las nueve o las diez de la noche y sube a la terminal sobre las once. Todos los días la vista el doctor Guzmán, del Hospital insular de Lanzarote. Todos los días, dos fisioterapeutas que se encontraban de visita en la Isla, le dan masaje chino y reiki. "Muy flojito porque le duele todo".

Al otro lado de la pared de ese habitáculo, cada día se quedan a dormir más de veinte personas, en bancos o en el suelo. Algunos tienen su banco reservado "y con la forma hecha". Otros duermen en el suelo y otros tienen que irse a dormir a casa porque no hay más sitio. Aminatou camina un poco cada día, sube a la terminal en silla de ruedas, empujada por Edi, de la asociación de amigos del pueblo saharaui de Sevilla, que no se separa de ella, se asea en los baños del aeropuerto y se acomoda junto a unos bancos, en su colchón, con su alfombra, con las pancartas que la rodean detrás, delante, en el suelo, con la mesa en la que ya se han recogido miles de firmas, con las cámaras de televisión, el ruido incesante del aeropuerto…

Ahí pasa las horas, a veces sentada, a veces recostada, recibiendo gente, leyendo la prensa, hablando por teléfono sin parar, rezando hacia los mostradores de facturación (antesala de La Meca) y tomando solamente un litro y medio de agua al día y cuatro terrones de azúcar. Desde hace dos semanas ni siquiera se tome las medicinas para su úlcera de estómago. Tan sólo toma el protector estomacal.

LOS APOYOS. La comunidad saharaui en la Isla se acerca todos los días, llevan comida a los que acompañan a Aminatou. No son los únicos. Hay gente que ha aparecido por la noche con una paella. Otros llevan panfletos que han diseñado e impreso en su casa, otros un olivo para transplantarlo a su lado como símbolo de paz. Unos se encargan de la intendencia, de ir a comprar lo necesario, de encargar las pancartas, de comprar tinta para la impresora…

A unos metros de ella, en la cafetería, se ha improvisado la oficina de la Plataforma de apoyo a Aminatou. Con un ordenador, un teléfono, una impresora, mucho trabajo y el impulso y los contactos del actor Guillermo Toledo, que tampoco se mueve del aeropuerto, han organizado en un tiempo record un concierto solidario con primeras figuras de la música española. Desde allí se ha creado un logo, se envían notas de prensa, fotos, cortes de audio, etc. Desde allí también se espera que pase por el aeropuerto algún representante del Gobierno español, los únicos que faltan por pasar, para comunicar que Aminatou puede regresar a su tierra.