Es el paisaje propio de una ciudad que hubiera sido bombardeada. El parque Islas Canarias, en el corazón de Arrecife y en primera línea de mar, se ha convertido en un escenario que parece sacado de una película futurista, de esas en las que la raza humana prácticamente ha desaparecido de la faz de la tierra y donde las ciudades han quedado reducidas a escombros. Pero todo es real. Y penoso. El único ataque que ha sufrido este enclave de la ciudad es el del caos urbanístico, judicial y de gestión, un fuego cruzado donde se ve atrapado.

La situación legal del parque Islas Canarias, que ni tan siquiera ha sido cedido al Ayuntamiento de Arrecife, es laberíntica. Las obras del parque y del garaje subterráneo y la explotación de las alrededor de 900 plazas fueron concedidas a la mercantil Aparcamiento Islas Canarias, entidad integrada por la Promotora Inmobiliaria Islas Canarias (Hormiconsa y Supermercados Marcial, propietarios del aledaño Arrecife Gran Hotel) y al Ayuntamiento, éste último con una participación del once por ciento. Los trabajos, que dieron lugar a un espacio que sustituyó a uno anterior con el mismo nombre, finalizaron a mediados de 2004 tras una inversión de 1,7 millones para el parque y 4,7 para los aparcamientos.

Pero la polémica marcó su andadura. Los arquitectos denunciaron que no se ejecutó el proyecto original y que no se instalaron ni quioscos ni fuentes ni árboles de gran porte (la falta de sombra es una de las quejas vecinales). Además, la constructora reclamó por vía administrativa al consistorio 2,1 millones de euros por una supuesta desviación en la ejecución de los trabajos.

Pero no termina ahí la maldición del parque Islas Canarias, ahora un catálogo de despropósitos, pasamanos y escalerillas caídas, tablas levantadas y pintadas de mal gusto. Los tribunales, tras un recurso de la Fundación César Manrique, han anulado en firme las licencias de obras y de actividad al entender que ninguna de ellas se ajustó al planeamiento urbanístico. En octubre de 2008, el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) señaló que no había impedimentos para la ejecución material de la sentencia, lo que supondría la demolición tanto del garaje como del parque.

El TSJC precisa incluso que el eventual derribo se acometería "sin excluir su tejado, por mucho que se haya vinculado". Sin embargo, la FCM no ha solicitado su ejecución. A su entender, de hecho, si el Ayuntamiento no puso obstáculos técnicos para que se destruyese el antiguo parque Islas Canarias, construir el aparcamiento y colocar en lo alto una plaza tampoco debería ponerlos para la operación a la inversa.

Así que el parque Islas Canarias se cae a cachos, pero parece que a nadie se le cae la cara de vergüenza de momento.