La hilera de taxis ocupa uno de los carriles de la Autovía del Sur. Justo entonces se oye el estruendo de un avión al despegar y cortar como un cuchillo un cielo de claros y nubes. Al mismo tiempo, otra aeronave enfila la pista de aterrizaje. Poco antes del cruce para desviarse hacia el Aeropuerto de Lanzarote, los taxistas ponen el intermitente y se dirigen hacia esa gran puerta giratoria de entrada y salida de turistas. En dos minutos llegan a una parada a lo largo de la cual se ha formado una cola de entre setenta y ochenta personas. Entre ellas se encuentran dos vecinos de San Sebastián, Udane Gómez y Luis Gascón, durante su primera visita a la tierra quemada. "Decidimos venir por el buen tiempo. Cuando salimos de Bilbao llovía", explican. Forman parte de la legión de 26.846 buscadores de sol y paisajes de ensueño que ayer entraron y salieron por la terminal aérea.

"¡Vamos, vamos, vamos!" Las voces de Humberto Piñeiro y David Bernal, encargados de organizar la zona de taxis, arengan a los turistas que integran una fila que se renueva constantemente. "Hoy sí que es un día de mucho trabajo, amigo", confiesa Humberto. En efecto, el jueves de Semana Santa ha sido la jornada de mayor tráfico aéreo en lo que va de año, con un total de 166 operaciones, conexiones en su mayor parte con el Reino Unido y distintos puntos de la Península. Según las estadísticas facilitadas por Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA), entre el 31 de marzo y el 5 de abril transitarán por el Aeropuerto de Lanzarote 114.354 pasajeros, un 5,8 por ciento más que el pasado año.

JUAN Y LA CALIDAD. Dentro, en la sala de llegadas, se abren las puertas automáticas para dejar paso a los visitantes. Algunos de los que llegan con viajes contratados asoman la cabeza con un aire de angustia que no empieza a disiparse hasta que dan con el guía que porta el cartel de su agencia. "Vienen muchos turistas por libre, por el tema económico", informa Juan Tejera, jefe de tráfico de la empresa local Guaguas Guatiza. Una colega, Paola, de Viajes Martel, asegura que Juan "sabe más que AENA. Si vas fuera y ves la guagua nuestra, verás que tenemos el cartel de calidad turística", presume él. En su caso, todavía le queda aguardar al menos media hora para que arriben los turistas ingleses que ha venido a buscar hoy.

La mayoría de los perseguidores de luz que llegan al Aeropuerto de Lanzarote ni buscan carteles, ni taxis, ni guaguas. Rodean la gran piedra volcánica que da la bienvenida a los foráneos y se dirigen hacia los mostradores de las empresas de alquiler de vehículos, que viven su particular semana de pasión. "Están todos los coches alquilados", resume Vanessa Maggio, de Avis. Los empleados de las empresas turoperadores confirman en las pantallas los horarios de llegada, donde titilan nombres como Bristol, Leeds, Newcastle, Birmingham, Gatwick o Manchester. Una autopista aérea conecta a Lanzarote con las tierras británicas cada jueves.

En el área de salidas se ven caras largas. Hay quien apura y toma el sol en los bancos de fuera antes de pasar el control, el primer paso hacia la rutina.