Ay, Dios mío!". Jessica Domínguez da un pequeño respingo, se lleva la mano al corazón, da un paso hacia atrás y mira hacia sus amigas. No hay motivos para la intranquilidad. No ha sufrido ningún episodio espasmódico. Simplemente alguien le ha preguntado que por qué le gusta tanto Alejandro Sanz. Esta joven de 27 años y sus amigas se encuentran entre las diez o doce primeras personas en apostarse frente a las compuertas de la Ciudad Deportiva de Arrecife para asistir al primer concierto de la Gira Paraíso en Canarias. "Llegamos en el barco de las siete de la mañana desde Tenerife, pasamos por la pensión nada más que para dejar las cosas y nos vinimos para acá", relata, ya más relajada. "Lo que me gusta de él es la música. Vamos a dejarlo ahí", apostilla. Pero no lo deja ahí: "Bueno, y la sonrisa". Sus dos amigas, panchamente sentadas sobre una colchoneta, se sonríen.

Las bilbaínas Berta Patiño y Leire Ullibarri se unieron a la gaditana Paula Maximiano, la catalana Rosa María Gómez, la vallisoletana Sandra Sánchez y las grancanarias Gema Santiago y Arlinde Florido para ir guardando por turnos una plaza en la cola de acceso durante la noche anterior al concierto.

Y así hasta la apertura de las puertas de la Ciudad Deportiva, a las siete de la tarde de ayer, los primeros puestos de la fila que conduce a la Zona Paraíso del recinto estuvieron férreamente guardados. "Mientras algunas nos fuimos a dormir otras se quedaron aquí y viceversa porque queremos ser las primeras en entrar", afirmó Berta impaciente mientras el reloj consumía los últimos cinco minutos antes de que esta joven y sus amigas se echaran a correr para colocarse junto a la valla que separa al público del escenario.

Paula llevaba en sus manos una bufanda del Cádiz Club de Fútbol con todas las fechas de la Gira Paraíso escritas a mano en los bordes. "Se la voy a lanzar para que la coja y tenga un recuerdo", señaló la muchacha. Gema y Arlinda, como sus compañeras quieren acudir a los recitales que Alejandro Sanz ofrecerá mañana en Gran Canaria y el sábado en Tenerife. A ellas no les importan los madrugones para ver a su ídolo de cerca.