La niña navegante no les tiene miedo a los piratas. Laura Bekker, que hoy partirá en su velero Gupy desde el puerto Marina Rubicón en Lanzarote hasta Gran Canaria en su intento de dar la vuelta al mundo en solitario se mostró ayer muy decidida en proseguir con su aventura.

Nadie diría que esta holandesa, que ayer cumplía 15 años, navegará en solitario para hacer realidad su sueño de ser la navegante más joven en dar la vuelta al mundo. Aunque su larga travesía se inició en el puerto holandés de Den Osse a principios del mes de agosto, lo cierto es que su viaje comenzó a gestarse cuando apenas contaba con 13 años. Se trata de una decisión que ha estado envuelta en la polémica y que terminó en los tribunales.

De hecho, obligó a la justicia holandesa a intervenir para evitar que la pequeña Laura se echara a la mar. Bekker reconocía ayer que ha estado supervisada durante muchos meses por psicólogos y educadores de su país para determinar que estaba lo suficientemente preparada tanto física como mentalmente para emprender una expedición que ha sido calificada de muy arriesgada.

La pequeña navegante les resta importancia a todas las posibles adversidades que pueda encontrar a mar abierto, como los piratas o las tempestades. "No tengo miedo", responde con tranquilidad.

Su padre ha sido su principal apoyo para que pueda entrar en el libro Guinness. Tendrá que concluir su vuelta al mundo antes del 17 de septiembre de 2012 para arrebatarle este particular título a la australiana Jessica Watson, que culminó su proeza náutica dos días antes de cumplir los 17 años.

Bekker permanecerá durante varias semanas en el puerto deportivo de Pasito Blanco (Gran Canaria) antes de cruzar el Atlántico. El objetivo es evitar los huracanes que en estos meses se forman en este océano. El siguiente puerto será Cabo Verde y de ahí a la isla de Saint Martín en las Antillas holandesas. Será una de las etapas más largas al navegar tres semanas. Su plan aparentemente es sencillo: "Dormir todo lo que pueda y estar despierta y atenta a los vientos". Su padre ha acondicionado el Gupy a las características de su hija, que apenas pesa 50 kilos. Por eso, asegura que lo más complicado es la maniobra de reducir trapo en caso de una tormenta.