San Bartolomé abrió ayer las puertas de su iglesia para reencontrarse, después de seis años, con sus fieles. El templo estuvo cerrado durante todo ese tiempo con motivo del deterioro de su techo, lo que obligó a cerrar el inmueble por el riesgo de que la cubierta se desplomara sobre los feligreses.

Los vecinos de San Bartolomé no defraudaron a su patrón y acudieron a la misa que ofició el obispo de la Diócesis de Canarias, Francisco Cases, en compañía de sacerdotes de la Isla, para inaugurar la rehabilitación del edificio religioso. La nave se quedó pequeña para albergar a todos los parroquianos que participaron en la eucaristía. Y muchos fueron los que tuvieron que seguir la ceremonia de pie.

No sólo los residentes en San Bartolomé acudieron a ver cómo había quedado la ermita tras su rehabilitación, cuyos trabajos se extendieron, además de la edificación en sí, a otros elementos de su patrimonio, como los retablos y el cuadro de Ánimas. Es el caso de Luis García, que, aunque reside en Tías, se desplazó hasta San Bartolomé para apreciar la obra realizada y conocer la iglesia. María Betancort, de Arrecife, también se desplazó a San Bartolomé. "Después de tanto tiempo ya tenía ganas de gozar en la misa aquí de nuevo", comentó con paso apresurado para no perderse "ni el sermón" y llegar puntualmente a la cita.

"Nos sentimos muy orgullosos del trabajo que se ha realizado y del apoyo que nos han prestado las autoridades para poder llevar a cabo la restauración", afirmó el obispo durante la homilía. Cases añadió que "probablemente, esta iglesia nadie la ha visto tan bonita como está hoy. Esto es una imagen de lo que Dios hace con nosotros: nos crea y restaura cuando nos estropeamos".

Las obras en San Bartolomé han sido financiadas por la Dirección General de Patrimonio del Gobierno de Canarias, que ha aportado 300.000 euros, el Ayuntamiento (100.000 euros), el Cabildo de Lanzarote (60.000) y la Diócesis de Canarias (50.000).