L anzarote es el segundo lugar del mundo, después del desierto de Namib (Namibia), donde el artista alemán Alexander Luzius Ziermann ha dejado su huella iluminada. Un enarenado de Yé próximo al Mirador del Río (Haría) ha sido la ubicación elegida por este creador para montar de forma temporal, hasta el próximo 30 de abril, su instalación Símbolo de la Luz (Signatur des Lichtes es su denominación en alemán), incluida en la campaña mundial del mismo nombre promovida por el propio Ziermann.

Lo llamativo de la propuesta, que se extiende sobre una superficie de rofe de unos cien metros cuadrados con espectaculares vistas a El Río -el brazo de mar que separa Lanzarote de La Graciosa- y el Archipiélago Chinijo, son los 2.506 retrovisores de vehículos que componen esta obra de arte y que Ziermann ha ido rescatando de talleres de chatarra de distintas partes de Alemania. También hay un par de piezas de Namibia.

La disposición de los espejos sobre al terreno volcánico ilustra el logotipo que el alemán ha diseñado para esta propuesta, que ha despertado el interés de la prensa alemana. Como explica el artista en su página web www.signaturdeslichtes.de, el diseño está inspirado en parte de la representación gráfica de su firma y en su nombre Luzius, que significa el que nace hacia la luz. La línea vertical que atraviesa el óvalo de la recreación simboliza los golpes de luz sobre los espejos.

Diamantes

Los destellos que los rayos del sol producen sobre algunas de las piezas crean un efecto que se asemeja a los brillos de los diamantes vistos desde lo alto, perspectiva desde la que se aprecia todo el montaje. El óvalo de la imagen recrea la rotación de la Tierra alrededor del sol. Dos círculos se refieren a la luna y el astro rey.

La concejala de Turismo de Tías, Gertraud Gföller, una de las personas que ha colaborado con Ziermann para que materializara su idea en la Isla, explicó que el alemán "quedó fascinado cuando visitó Lanzarote, un lugar que desconocía hasta ahora, pues pensaba que estaba masificado por el turismo con edificios altos, como en Benidorm".

Ziermann buscaba colores que contrastaran con la arena del desierto de Namibia y esa antítesis la encontró en el negro de la lava de Lanzarote. Su próxima experiencia artística la hará en el verde paisaje irlandés y ya piensa en otro fondo totalmente distinto: la nieve de Austria, explicó Gföller.

En un principio había barajado El Golfo para desplegar su obra, pero la protección ambiental de ese espacio se lo impidió.