La vida de Petra Pérez Peña lleva cien años echando raíces en Lanzarote, la tierra en la que esta agricultora del pueblo de La Vegueta (Tinajo) ha hecho germinar una variedad de semillas que son la identidad de los cultivos de la Isla. Lentejas, chícharos, judías, garbanzos, arvejas, ajos, millo, cebada y tabaco son algunos de los productos que Petra sembraba desde que era una niña, una labor que le ha valido un nuevo reconocimiento, el que le brindó el sábado el Cabildo en el Festival Enogastronómico por su empeño en recuperar y conservar los granos lanzaroteños.

"Recuerdo que mis padres me llevaban al campo desde bien pequeña y lo mismo araba que trillaba, plantaba o recogía la cosecha", afirmó Petra con desconsuelo porque ya no puede volver a mimar las fincas que tanto frutos le han dado a lo largo de su centenaria existencia. Una lesión de cadera hace seis años le impidió continuar con la agricultura.

Lamentó que "los jóvenes de hoy en día no quieran saber nada del campo. Me parece un disparate que lo dejen morir". Los recuerdos del agro mantienen viva su memoria, un tesoro que cultiva cada día con su arraigo a las letras.

Petra es una lectora empedernida. Sorondongos de Lanzarote, de Juan Brito, y Cantares de candil, de Manuel Bravo, son ahora sus dos libros de cabecera, además del periódico, al que le gusta "echarle un repaso para ver cómo está el mundo".

La lectura es otra de sus obsesiones. "Antes no había escuelas públicas y no fue hasta que doña Cirila llegó a La Vegueta, cuando yo era casi adolescente, cuando me enseñaron a leer. Los chicos se reían de mí porque llegaba siempre tarde a clase tras recoger un saco de hierba para los animales", apuntó Petra.