Lanzarote carece de un laboratorio especializado para analizar las especies de pescados susceptibles de tener presencia de ciguatera, la toxina que ha provocado, desde el pasado mes de enero, la intoxicación de dieciséis personas tras consumir medregal en diversos restaurantes de la Isla. Dichos ejemplares, según confirmó ayer la consejera de Pesca del Cabildo, Mónica Álvarez, proceden de las extracciones de "pesca furtiva o ilegal" y, por lo tanto, no fueron sometidos a los preceptivos controles y etiquetados sanitarios de los puestos de primera venta.

El cierre de la empresa de Hawái que suministraba a la Viceconsejería de Pesca del Gobierno de Canarias el material para realizar los test ciguacheck en las cofradías de pescadores del Archipiélago a las capturas cuyo peso obliga a ser examinadas, llevó al Ejecutivo a aprobar un protocolo provisional para el control de la ciguatoxina, según recoge la resolución de 27 de septiembre de 2011 de ese departamento regional.

Desde entonces las muestras para los análisis son remitidas desde cada una de las islas hasta el laboratorio del Instituto Universitario de Sanidad Animal y Seguridad Alimentaria (IUSA), perteneciente a la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, indicaron ayer fuentes de la Viceconsejería de Pesca. La elección de esas instalaciones, especializadas en ictiopatología (ciencia que estudia las enfermedades de los peces) no sólo reduce el coste de los análisis (antes las pruebas eran enviadas a Galicia), sino también el tiempo para obtener los resultados. Así, si antes se tardaba quince días o más para conocer si un ejemplar era o no apto para el consumo, ahora la demora se ha rebajado hasta "una semana o, incluso menos", señalaron desde Pesca.

Las especies que no podrán ser comercializadas en Canarias hasta que no sean sometidas al control de la ciguatoxina son las que tienen pesos superiores a los siguientes: más de 15 kilogramos en el caso de los medregales; 30 en el de petos; 12 si se trata de pejerrey e igual cantidad para los abades; 29 para los meros; 150 para los picudos; 10 para los sierra y 150 para los espada.

En el supuesto de que se capturara un ejemplar que no cumpliese con el perfil apto para su venta, dicha unidad debe mantenerse en refrigeración hasta que el veterinario de Salud Pública realice la toma de las muestras de músculo, de un kilo, y de las vísceras del pez para enviarlo a analizar. Si el examen diera negativo, el pez intervenido podrá ser destinado a alimentación (sin huevas, hígado ni cualquier víscera) y deberá llevar tres etiquetas grapadas en las branquias, aleta dorsal y ventral, respectivamente. Además, deberá estar acompañado de una nota de primera venta específica. En el caso contrario, es decir, si se detecta la toxina, deberá destruirse en su totalidad.

El Cabildo recomienda a los pescadores aficionados y de la pesca deportiva que no consuman las producciones que superen el pesaje establecido y procedan a "su suelta inmediata al mar para evitar intoxicaciones".

Inspecciones

El pasado mes de marzo, la consejería insular de Pesca puso en marcha -por primera vez- un proceso de inspección en colaboración con el Servicio Marítimo de la Guardia Civil con el objetivo de intensificar las tareas de control pesquero en Lanzarote. Estas inspecciones se realizan de forma aleatoria en establecimientos de restauración, puntos de venta, muelles, rampas de varado y zonas costeras de pesca y marisqueo de todo el territorio insular.

De esas acciones, según las informaciones de Pesca, se detectó "tan solo algún caso de marisqueo ilegal y ninguna irregularidad en lo que respecta a las características de los productos o su comercialización".

El patrón mayor de la Cofradía de Pescadores La Tiñosa, Francisco Rodríguez, dijo ayer que para evitar riesgo de ciguatera "los pescadores profesionales hemos optado por no coger el pescado cuyo peso esté por encima del establecido, ya que en ocasiones hemos tenido que esperar por el resultado de los análisis varios meses y en caso de que se pueda vender, no hay quien compre esos ejemplares cuando llevan tanto tiempo en el congelador".

Rodríguez añadió que desde el pasado sábado, cuando un inspector de Salud Pública se trasladó a La Tiñosa para examinar el pescado y trascendieron los casos de intoxicaciones, "las ventas de todas las especies han bajado entre un 10% y 15% porque la gente coge miedo y no lo compra". El pescador de Arrecife José Manuel Torres apuntó que "el pasado año capturamos un medregal de 25 kilos en la zona de Jameos y optamos por tirarlo porque las pruebas no se pueden realizar en la Isla".