Una cabeza de buey y cuernos y lengua de macho cabrío son los símbolos de identidad de Los Diabletes de Teguise, unas figuras que desde hace más de cinco siglos encarnan el mal en las celebraciones religiosas y paganas que se realizaban en la isla de Lanzarote. Una tradición popular a la que el Cabildo de Lanzarote le ha concedido uno de los premios Distinguidos del Turismo por su contribución a la conservación del patrimonio cultural de la isla.

El cronista de Teguise, Francisco Hernández destaca que los Diabletes de Teguise surgen en las fiestas del Corpus Christi en la danza que representaba la lucha entre el bien y el mal. Fueron los franciscanos castellanos asentados en la antigua capital de Lanzarote los que incorporaron en el siglo XV a esa danza a los mahos (aborígenes de la isla) para que encarnaran el mal dado que en sus ritos mágicos se disfrazaban con una cabeza de macho cabrío y cubrían sus cuerpos con pieles de cabra. "Era la forma de incorporar a la religión católica a sus esclavos", señala Hernández.

Sin embargo, la actual representación de Los Diabletes ya no incorpora la cabeza del macho cabrío sino sólo los cuernos y la lengua. Según el cronista de Teguise, fueron los emigrantes de este municipio que se fueron a América los que trajeron la careta de buey.

Carmelo Cejas, de 55 años, es el miembro más antiguo de Los Diabletes. "Recuerdo que con 12 años ya me disfrazaba de Diablete pero no fue hasta después de hacer la mili cuando ya me vestí con el traje oficial, porque antes era imprescindible hacer el servicio militar para entrar en Los Diabletes", recuerda.

La decisión de la Iglesia en 1870 de prohibir la danza del bien y el mal en el Corpus no supuso la desaparición de Los Diabletes sino que trasladaron sus bailes a las fiestas del carnaval. Fue ahí cuando surgió también la figura del zurrón con piel de cabra que es utilizado por Los Diabletes para zurrar a todo aquel que se le pone por delante. "Los niños sobre todo no se nos acercan a menos de cien metros", señala Carmelo Cejas.