Alcantarillas reventadas y decenas de calles anegadas, muchas de ellas con aguas fecales, fue el balance que ayer dejó sobre la ciudad de Arrecife las primeras lluvias del otoño. Sin embargo, el fuerte aguacero de apenas diez minutos bastó para volver a poner en evidencia las enormes deficiencias con las que cuenta la red de saneamiento de la capital conejera.

Los barrios de Argana Alta, Titerroy, San Francisco Javier y el centro de Arrecife, por la denominada zona de las Cuatro Esquinas, fueron los puntos más afectados por los dos chaparrones que cayeron ayer en la isla (a las 09.00 y 12.30 horas).

Una situación que obligó a los bomberos de Arrecife a tener que sacar sus camiones para achicar el agua que salía completamente sucia de las alcantarillas y a intensificar el trabajo de los operarios de la empresa Aguas Filtradas, encargada del mantenimiento de la red de saneamiento de la ciudad. "Prácticamente tuvimos que acudir a todos los barrios de la ciudad por el tema de las alcantarillas", señalan desde los bomberos.

"Siempre pasa lo mismo, caen cuatro gotas y a salir porquería", aseguraba ayer el propietario del bar El Parral, Julián Luzardo situado en la calle Hermanos Zerolo. Los comerciantes de la calle Jacinto Borges, junto al Charco de San Ginés, también tuvieron que sacar a la calle sus cepillos para evitar que el agua maloliente les entrara .

La pequeña tromba de agua también afectó al colegio SEO de Argana Alta donde la lluvia penetró por la azotea al estar taponada una canaleta de desagüe provocando la caída de varias planchas de yeso un falso techo. Por fortuna, el desprendimiento no provocó ningún herido, aunque el colegio se quedó sin luz durante toda la mañana. Los bomberos se encargaron de retirar los escombros y comprobar los daños. Las clases no se suspendieron.

Según los datos de las estaciones de la Agencia Estatal de Meteorología en Lanzarote la lluvia superó ayer los 17 litros por metro cuadrado en el medidor de Tinajo. En el aeropuerto las máximas precipitaciones no superaron los siete litros. No obstante, presumiblemente esta cantidad puso superarse en algunos puntos de la isla, como fue en La Santa y en Famara. En este último pueblo, se tuvo que desviar el tráfico por unas horas al inundarse la carretera de entrada al pueblo, a la altura del molino de viento por el agua que bajaba del barranco.