Carmen Morales, que imparte la asignatura de religión en Lanzarote desde el año 1995, está convencida de la plena vigencia de esta materia en un momento como el actual de grave crisis económica y pérdida de valores. "En nuestras clases tratamos aspectos tan fundamentales para la vida de los alumnos como la solidaridad y el respeto a los demás", señala esta licenciada en Psicología antes de comenzar la reunión anual de principio de curso de los profesores de religión de los centros públicos de Lanzarote que tuvo lugar ayer en el salón parroquial de la iglesia de San Francisco Javier en Arrecife.

Morales, que imparte clase en el instituto de Tinajo, asegura que los jóvenes que eligen religión se implican bastante en la asignatura. "Creo que los jóvenes de hoy en día no son nada pasotas", señala una profesora que da clases a más de 200 alumnos. "Nosotros somos los profesores a los que más alumnos damos clase. Por eso digo que somos los más odiados del colegio", señala entre bromas.

Pablo Aparicio, que da clase en el colegio La Destila de Arrecife, es el coordinador del colectivo de profesores de religión de Lanzarote y el nexo con la Diócesis de Canarias. "Reconozco que nuestra asignatura puede ser una de las llamadas marías pero creo que también es una de las más importantes y necesarias porque educamos en valores, algo fundamental en estos momentos", asegura.

Valores, respeto, comportamiento... son adjetivos que se repiten cada vez que se habla con un profesor de religión. Carmen Gloria Martín que trabaja en el colegio Doctor Alfonso Spínola de Teguise, comparte también el particular ideario de los docentes de religión. Sin embargo, Carmen Gloria, que da clases a más de 250 alumnos cree que en muchas ocasiones su labor no es reconocida por otros docentes.

El vicario general de la Diócesis de Canarias, Hipólito Cabrera se desplazó ayer a Lanzarote para dar a conocer el proyecto diocesano que se impartirá en las aulas de las islas de Lanzarote, Gran Canaria y Fuerteventura y que en este curso se centrará en el Año de la Fe, proclamado por el Papa Benedicto XVI con motivo del 50 aniversario de la inauguración del Concilio Vaticano II.

"Nuestro proyecto estará vertebrado este curso en cuatro pilares: el ser profesor, el proceso de educación al alumno, la implicación en el centro y la relación de la familia", indica el vicario. Una vertiente cristiana que va más allá de las clases. "Está claro que tenemos que ser coherentes no sólo con lo que impartimos a nuestros alumnos sino con lo que hacemos en nuestra vida diaria", añade Pablo Aparicio.