Decenas de carteles pegados en las calles de Arrecife, perfiles falsos en redes sociales y correos electrónicos a sus familiares directos en los que se le acusa de ejercer la prostitución a cambio de comida forman parte del infierno personal que desde hace varios meses viene sufriendo Martha, un mujer colombiana de 45 años después de haber roto la relación sentimental que venía manteniendo desde hacía cinco años con un lanzaroteño de 54 años.

"Trueque de alimentos básicos por sexo y más favores" o "Se busca chulo que me mantenga a mí y a mi hijo a cambio de sexo y que no le importen los cuernos", son algunos de los mensajes que se puede leer en varios de los carteles que hasta ayer domingo podían verse en algunas zonas de Arrecife. Unos carteles en los que figura la fotografía de esta mujer y los números de teléfono personales que tenía en ese momento.

Acosada por su expareja desde el pasado mes de junio, tras cortar su relación en abril, Martha decidió presentar una denuncia en los juzgados de Arrecife que se tramitó como un juicio de faltas por injurias. Durante el juicio que se celebró el pasado mes de julio su expareja Juan A. reconoció que había sido el autor de los carteles tras pasar "un momento de rabia y enfado". La sentencia emitida el 17 de julio condenó a su expareja a pagar las costas del juicio y estar seis días localizado.

Sin embargo, Martha asegura que lejos de remitir el acoso los carteles difamatorios seguían apareciendo. "He salido muchas noches para arrancarlos porque me da vergüenza y mucho miedo salir a la calle con mi hijo. En una ocasión estaban incluso en el parque donde solía ir con mi hijo", señala.

Martha reconoce que volvió a presentar en el juzgado una segunda denuncia contra su expareja aunque la misma fue archivada tras no comparecer en el juzgado. "No recibí la notificación del juzgado y no me presenté ante el juez", se lamenta.

Y es que Martha ha tenido que enfrentarse, hasta que cambió el número de teléfono, a múltiples llamadas de personas solicitando sus favores sexuales. Reconoce que tardó más de la cuenta en cambiar de número porque era el único contacto que había dejado en las empresas a las que había ido a solicitar trabajo.

Martha está decidida a presentar una nueva denuncia para que su caso se tramite como violencia de género. Además, de todas las fotografías que ha realizado de los carteles, aportará también los perfiles falsos que se han creado de ella en distintas redes sociales de contacto en internet ofreciendo sexo a cambio de dinero y comida.

Además, entregará un correo electrónico enviado a su familia en Colombia en la que se le acusa de haber trabajado en España en una red de prostitución. "En estos momentos reside en Lanzarote donde hace publicidad con carteles pegados en los postes de farolas por toda la isla", señala el correo.

Martha asegura que sólo quiere que acabe cuanto antes una pesadilla que también está afectando a su hijo de siete años, fruto de una relación anterior. En su primera denuncia llegó a pedir la orden de alejamiento, que no logró. "Yo no tengo nada de esa persona, le he dado hasta los regalos que me dio, solo quiero vivir tranquila junto a mi hijo", insiste.