La familia Perdomo Pérez fue la primera en promover una industria bodeguera en el municipio de Tinajo. Bodegas Reymar abrió sus puertas en 1995 en Mancha Blanca, a escasos metros de la ermita de Los Dolores, patrona de Lanzarote, y de la cruz de tea que señala el lugar en el que paró la lava en las erupciones volcánicas de 1736.

El ingeniero técnico agrícola Francisco Perdomo y la enóloga Noemi Díaz son los fundadores de Reymar. El nombre de esta empresa de elaboración de vinos "se debe a la pasión de Noemi por el submarinismo", explicó Francisco. Aunque el negocio "tardó unos diez años en despegar, más bien por la falta de experiencia empresarial en este sentido, el recorrido hasta aquí ha valido la pena y logramos vivir de la bodega desde 2004 o 2005", comentó este bodeguero.

Sin embargo, Francisco ha estado ligado a la viticultura desde mucho antes, pues tal y como recordó, "en mi casa de siempre hemos tenido unas parritas, un lagar tradicional y hemos hecho vino. Además, en los veranos trabajaba en El Grifo, por lo que ya estaba un poco encaminado en este tema".

La idea de establecerse en Mancha Blanca, precisó Francisco, se debe a que "el municipio de Tinajo es el mayor productor de uva de Lanzarote, aunque la fotografía que más se difunde del vino de la Isla sea la de La Geria. Dentro de las variedades, Tinajo cultiva la mayor parte de la malvasía".

Reymar tiene en propiedad poco más de una hectárea de viñedos, pero se ocupa del cultivo de 12 hectáreas en distintas fincas, situadas entre La Florida y El Islote, cedidas por particulares que no pueden atenderlas, dijo Francisco. A su vez compran uva a 25 viticultores de Tinajo.

A diferencia de La Geria, donde las plantaciones se realizan en hoyos, en Tinajo, al igual que en Haría, el sistema de cultivo que se utiliza es el de zanjas perimetrales o en toda la parcela. "El 'malpei', la zona de la costa, la Hoya de la Perra y las proximidades del Parque Nacional de Timanfaya son las áreas principales de la viticultura en Tinajo", manifestó Francisco.

Añadió que "aunque en un principio el viñedo era un cultivo complementario cuando llegó a Tinajo, a principios del siglo XX, luego ganó más protagonismo en detrimento de las plantaciones de tabaco. Aquí las parcelas son más pequeñas que en La Geria, por lo que la vid se ha abandonado menos que en esa zona".

Los caldos malvasía de Reymar "llevan esta variedad al 100%, a diferencia de La Geria donde, a parte de la malvasía se cultiva un porcentaje importante de listán", afirmó Francisco. Indicó también que "jugamos un poco con el moscatel para darle algo más de viveza en nariz a la malvasía volcánica y eso es lo que nos diferencia del resto de producciones".

Reymar vendimia unos 75.000 kilos de uva al año, con el que elaboran entre 40.000 y 45.000 botellas que venden, principalmente, en Teguise y Tinajo, para el consumo de la población local. Este año esperan introducirse en los mercados de Gran Canaria y Tenerife.

Malvasía seco, malvasía dulce, moscatel seco, moscatel dulce y tinto son los productos que Reymar comercializa con la marca Los Perdomo, "en homenaje a nuestros padres, José y Dolores", aseveró Francisco. Los precios de cada botella oscilan entre los 5 y 10 euros.

Como curiosidad, Reymar dona el vino moscatel que el párroco utiliza en las misas que se celebran en el santuario de Los Dolores.

La cosecha de premios de Reymar supera los veinte reconocimientos en distintos concursos. Entre las distinciones figuran la medalla de oro en el concurso oficial Agrocanarias para el Moscatel Dulce 2012, caldo que también recibió la medalla de oro en la XXVII Edición Nacional de los Premios Baco Cosecha 2012, organizados por la Unión Española de Catadores y avalados por el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente.

Próxima bodega: Martinón.