De Venezuela a Lanzarote. El conejero Tomás Perdomo Cabrera, vecino de La Vegueta, municipio de Tinajo, cambió desde hace más de una década las plantaciones de arroz que cultivó durante su estancia de 25 años en el país bolivariano por los viñedos de La Meseta, la zona que da nombre a su bodega familiar. Está situada en el camino de El Peñón a La Vegueta, frente a la casa de color amarillo que heredó de sus antepasados la hermana de Tomás, según dijo, y que hasta poco era punto de avituallamiento para los romeros que iban a Mancha Blanca.

La Meseta pertenece al Consejo Regulador de la Denominación de Origen Vinos de Lanzarote desde el año 2003. La finca sobre la que se asientan las cuidadas parras de Tomás tiene una superficie de 48.000 metros cuadrados. De esa tierra volcánica sale toda la uva con la que elabora sus caldos malvasía y tinto, que comercializa bajo las marcas Viña Meseta y Bodega Meseta, respectivamente, en tiendas de alimentación de la Isla y una mínima cantidad en Gran Canaria.

La recolección en La Meseta es aún limitada, "unos 6.000 kilos de uva en la última vendimia, debido a que la parcela no está aún a pleno rendimiento porque renovamos por completo las cepas hace 10 o 12 años debido a que eran muy antiguas y ya no daban tantos racimos", afirma Tomás.

Aún así, con el esfuerzo y la dedicación en la selección de la cosecha y los mimos diarios que tanto Tomás como su hijo Tomás Alexander dedican a las parras, han logrado ofrecer vinos de calidad con unos aromas y sabores propios de Lanzarote, que les han valido primeros y segundos premios en diversos concursos.

Tomás estima que cuando la plantación esté en su plenitud obtendrá "en torno a los 20.000 kilos". Destaca que ha conservado "cepas de la variedad de uva negra molli, que mi padre ya tenía en la finca y databan por lo menos desde hace dos siglos".

En la añada de este año, que todavía no ha envasado, La Meseta estima sacar alrededor de 6.000 botellas de malvasía y tinto. El hecho de que Tomás se metiera de lleno en el negocio del vino lo propiciaron su desencanto y aburrimiento de venderle la uva a bodegas que no pagaban. "Para que disfrutaran ellos de nuestro fruto, decidimos hacerlo nosotros", relata.

Tomás defiende que el municipio de Tinajo es "el que más viña tiene de Lanzarote y no La Geria, como piensa todo el mundo. La zona situada entre La Meseta y Los Dolores es donde más parras hay. La uva de aquí tiene la mejor calidad de la Isla, sobre todo, por el tipo de suelo". En opinión de Tomás, "la clave para elaborar un vino de calidad está en los cuidados que se den a las parras y en dejarles pocos sarmientos a las cepas. La base de todo está en el campo".

A Tomás Alexander le gusta trabajar la tierra. "Aprovecho la oportunidad que me han dado mi abuelo y mi padre para continuar con su labor. Quiero sacar esta finca para adelante", indica el joven, mientras alejaba el picón de unas varas de vid ayudado de una pala.

A diferencia de su progenitor, Tomás Alexander se gana la vida en la Isla. Su padre emigró "de jovencito" a Alemania, donde trabajó de ferrallista durante cuatro años. Luego cruzó 'el charco' y llegó a Venezuela, un territorio que conoce "mejor que España" porque se lo ha recorrido de cabo a rabo.

Anima a la gente joven a que "salga de Lanzarote para adquirir otras experiencias nuevas y conocer otros lugares, además de buscar trabajo aquellos que lo estén pasando mal aquí". Tomás decidió regresar en 1999 a la Isla porque "la tierra siempre tira". La Meseta lo mantiene unido a sus orígenes.

Próxima bodega: Vulcano.