El hombre que mató, presuntamente, a golpes a su progenitora en la madrugada del pasado sábado en su vivienda del pueblo de San Bartolomé, declaró ayer ante el juez del Juzgado de Instrucción Nº4 de Arrecife, quien decretó el ingreso en prisión provisional de Nicolás de León. Está acusado de un presunto delito de asesinato, indicaron fuentes cercanas al caso.

El supuesto ensañamiento en la brutal agresión que propinó a su madre, de 74 años, que presentaba "numerosas heridas en su cuerpo, sobre todo en la cabeza" y el hecho de que ésta no pudiera defenderse, han sido considerados como agravantes de la presunta responsabilidad criminal del acusado, circunstancias que han llevado al magistrado a imputarlo por asesinato (con una pena mayor) en vez de homicidio.

Después de comparecer ante el juez y ser examinado por los forenses y un psicólogo, Nicolás (tiene 43 años) fue trasladado por la Guardia Civil hasta el hospital Doctor José Molina Orosa para ser sometido a valoración, a petición del magistrado, por los profesionales de la Unidad de Salud Mental de ese centro, con el fin de que determinasen si padece algún tipo de trastorno que merme sus facultades mentales.

Al menos, hasta las ocho de la tarde de este domingo, Nicolás no había sido conducido hasta las dependencias penitenciarias de Tahíche. Los internos con enfermedades mentales permanecen en un módulo distinto al resto de los internos, en concreto, en el de enfermería.

En San Bartolomé se extiende cada vez más el comentario de que Nicolás padece una depresión a raíz de sus problemas sentimentales y que desde hace algún tiempo se quedaba en el domicilio de su madre, donde precisamente apareció su cadáver el fin de semana. Tras quitarle la vida, Nicolás comunicó a la madre de su hijo lo que había ocurrido y fue ella quien llamó a los servicios de emergencia. Cuando la Guardia Civil y los sanitarios llegaron al domicilio de Pilar, ésta se encontraba sola en el interior y muerta en el suelo.

Los restos mortales de Pilar descansan desde ayer en el cementerio de San Bartolomé. Sus familiares se hicieron cargo del cadáver sobre la una del mediodía, una vez lo autorizó el juez. El cuerpo fue velado apenas durante unas horas en el tanatario de San Bartolomé. Poco antes de las seis de la tarde, el coche fúnebre lo condujo hasta la iglesia del pueblo, donde se celebró una misa en su memoria.

El templo se quedó pequeño para acoger a los familiares, allegados y conocidos que quisieron dar el último adiós a Pilar y el sentido pésame a su hija, Catalina, y sus hermanos, además de otros parientes. Entre las autoridades que acudieron al sepelio se encontraban la alcaldesa de San Bartolomé, María Dolores Corujo, la concejala de Hacienda, Carmen González, y el edil y diputado Francisco Cabrera.

Uno de los que seguían de cerca el féretro era Manuel de León. Vio a su hermana Pilar por última vez el viernes a las cuatro de la tarde. "Estaba recuperándose de la gripe", según dijo. Diariamente, solía visitarla "entre dos y tres veces" y hablaban "a menudo por teléfono", señaló ayer. Sus viviendas están muy cerca una de la otra.

El viernes, Pilar estaba acompañada por su hijo Nicolás. Manuel apenas intercambió unas palabras con su sobrino. "Le pregunté si había recogido las papas que tenía plantadas junto a su casa y me dijo que sí. Esa fue nuestra última conversación", recordó Manuel, que tiene 64 años.

"Me quedé descolocado con lo ocurrido. Nunca vi un comportamiento extraño en Nicolás ni mi hermana me dijo que había advertido nada raro", concluyó Manuel.