"Mamá no tengo aire y me voy a morir". Son las últimas palabras que Carmen Sandra Morales Toledo balbuceó ante su madre, María Dolores Toledo (Benida), tendida sobre el jable de Caleta del Sebo después de haber recibido siete cuchilladas en la noche del pasado lunes y antes de la llegada de los servicios sanitarios de La Graciosa. Carmen Sandra ya ha sido trasladada a planta en el hospital Doctor José Molina Orosa de Arrecife y no se teme por su vida.

La uruguaya Sandra N. R. T., presunta agresora, de 43 años, también se encuentra hospitalizada desde el martes tras ser operada del tendón de uno de sus dedos pulgares, que se dañó con el cuchillo durante el forcejeo que mantuvo en el pleito con la víctima y la madre de ésta. Sandra aún no ha pasado a disposición judicial y está custodiada por la Guardia Civil en el centro hospitalario.

Benida, que tiene tres puntos de sutura en su pierna izquierda, como consecuencia de la herida causada con el arma blanca al intentar defender a su hija, aseguró ayer que Carmen Sandra está "dolorida y bastante nerviosa por lo ocurrido". Añadió que "los médicos nos han dicho que mi niña va bien y está viva".

A Benida se le pone "la piel de gallina" al relatar lo sucedido. "Es muy duro. Estuve a punto de perder a mi hija de 42 años. Sandra fue a matar y ya está. El cuchillo le alcanzó un poco el pulmón y gracias a las costillas la hoja no siguió más adentro", explicó la mujer. Benida tiene "fe en la justicia" y reclama "a los jueces que hagan lo que tienen que hacer".

En el puerto, los bares, los tres supermercados, en las casas, en el botiquín y en las calles de La Graciosa no se habla de otra cosa en una isla que está considerada un paraíso de mar y arena. Las puñaladas, propiciadas, supuestamente, por un episodio de celos, han alterado la tranquilidad graciosera.

Eleuteria Páez y Fe Toledo, vecinas de La Graciosa, se encontraban junto a Benida en la plaza de la iglesia de Caleta del Sebo cuando "la uruguaya se abalanzó sobre Carmen Sandra y la tiró al suelo después de gritarle que la había traicionado con el marido", afirmó Euleteria, que es tía de la víctima.

"Nadie se esperaba que ocurriera una cosa así", prosiguió Eleuteria aún "con el susto en el cuerpo".

Las mujeres se quedaron "paradas" en un principio "sin saber qué hacer", hasta que reaccionaron y advirtieron a la uruguaya que "soltara a Carmen Sandra porque iba a acabar con ella. Desde luego que tino tendría cuando le dio a matar", comentó Eleuteria. "Si mi hija no me pone la pastilla debajo de la lengua para tranquilizarme, yo estaría ya en el otro mundo", aseveró la señora desde su casa.

Carmita y Margarita Páez son compañeras de Carmen Sandra en uno de los supermercados de la cadena Unide en Caleta del Sebo. Margarita y la agredida estaban terminando de fregar el suelo antes de echar el cierre a la tienda pasadas las nueve de la noche cuando se percataron de que Sandra estaba sentada sobre un palet delante del supermercado Margarona, en el que trabaja. "La estaba acechando desde allí con una cara seria y desafiante que no me gustó nada", rememoró Margarita. Al concluir su jornada laboral Margarita se dirigió a su domicilio y Carmen Sandra a la plaza de la ermita, donde estaban su madre Benida, su tía Eleuteria y Fe, además de dos turistas que paseaban a su perro.

A Margarita apenas le dio tiempo de llegar a su casa cuando oyó "unos gritos". No se podía creer lo que había pasado.

Carmita, socia de Carmen Sandra en el negocio, lamentó que "lo que pasó más o menos se veía venir, ya que no era la primera vez que la atacaba. La pasada Semana Santa la sacó, tirándola por los pelos, de la discoteca del pueblo. Si la uruguaya no está bien, que no vuelva a la Isla. Tenemos miedo de que ataque de nuevo a Carmen Sandra".

El único policía local de La Graciosa, Simeón Páez, pensó que Sandra "estaba de broma" cuando la presunta autora de los hechos lo llamó a su teléfono personal la noche de lunes para confesar lo que había hecho. "Simeón, ven a mi casa a buscarme que he matado a Sandra la rubia" fueron las palabras de la uruguaya, según el agente policial, quien se trasladó de inmediato a su domicilio.

"Me acerqué a la casa y a través de la ventana vi que estaba de pie en el centro del salón con la mirada perdida y sin parar de mover las manos. Me abrió ella misma la puerta y nada más entrar se echó a llorar", detalló Simeón, quien después de escuchar el relato de Sandra le leyó sus derechos y la condujo detenida hasta el cuartelillo de la oficina policial. Antes de arrestarla Sandra cogió "algo de ropa y medicinas".

Una compañera de trabajo de Sandra, quien evitó dar su nombre, subrayó que "ella es una buena persona" y que no sabe "por qué hizo lo que hizo. Entre nosotras no hablamos de nada personal", remató la dependienta.

La auxiliar de Farmacia María José Páez destacó que "tanto Carmen Sandra como Sandra son dos bellas personas y, desde luego, que no espérabamos esto, que nos ha conmocionado a todos".

Los turistas que visitan La Graciosa disfrutan de su descanso ajenos a lo que ha pasado mientras recorren en bicicleta el pueblo, se toman un café, mojan los dedos de susmanos en la pila de agua bendita de la parroquia o curiosean entre callejones. Es el caso de los catalanes Micaela y Pedro Martínez, quienes al enterarse de lo sucedido manifestaron sorprendidos que "no es normal que en un sitio con tan poca gente ocurran este tipo de cosas".