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La seguridad desplaza al clima como criterio clave para elegir un destino

Los últimos atentados acusan aún más "la condición volátil" del turismo

Una turista deposita flores tras el atentado en la playa de Susa, en Túnez. EFE

"Nos gustaría conocer su opinión sobre el binomio turismo y terrorismo", preguntó un empresario canario al representante de la Organización Mundial del Turismo, Carlos Vogeler, en su última visita a Canarias. "La opinión de la OMT es que no hay tal binomio. Lo que menos necesita esta industria es que se la relacione con el terrorismo. Sin seguridad, no hay turismo", respondió con contundencia su interlocutor. La conversación tuvo lugar en la Cámara de Comercio de Gran Canaria hace menos de un año, tras los atentados que habían tenido lugar en la península egipcia del Sinaí. Y mucho antes, por tanto, de los últimos ataques que han azotado al sector turístico de Túnez este año: en el Museo del Bardo en marzo pasado y en la playa de Susa hace apenas unos días.

Pero la imagen de una kalashnikov escondida en una sombrilla y de hamacas ensangrentadas en una playa paradisíaca son demasiado macabras e impactantes para secundar las recomendaciones de la OMT de no hablar, en la medida de lo posible, del impacto del terrorismo en la industria turística. De hecho, la seguridad es una creciente preocupación en el sector y está ya desplazando al clima como principal valor turístico a tener en cuenta a la hora de seleccionar el destino en el que pasar las vacaciones, según constatan operadores y analistas turísticos.

Canarias tiene la suerte de ser uno de los destinos más seguros que pujan en el mercado internacional por sustituir a otros mercados inestables. Y no solo por la inseguridad que representa para ellos la amenaza del yihadismo, sino también por la delincuencia común, demasiado elevada por ejemplo en destinos pujantes como República Dominicana. Pero la realidad es que, respecto al terrorismo, las Islas se beneficia de un fenómeno que no deja de representar también una amenaza para ellas: "Ya nadie se siente al abrigo de esta guerra global", advirtió el ministro de Exteriores tunecino, Taieb Baccouche.

Desde 2011 hasta 2014, el efecto combinado de la primavera árabe y el yihadismo ha provocado que la caída del número de turistas de Túnez y Egipto haya alcanzado la cifra del 45% de su principal mercado emisor: el europeo. Casi la mitad de los alemanes, británicos y franceses que viajaban a esos países anualmente, se decide ahora por un destino alternativo al norte de África.

Túnez, cuya industria turística representa el 15% del PIB y genera 400.000 puestos de trabajo, ha quedado totalmente fuera de los circuitos de grandes cruceros. Egipto, por su parte, ha visto reducidos sus ingresos turísticos en un 40% y ha registrado índices de ocupación hotelera impensables: el 15% en sus principales zonas turísticas del Sinaí y el Mar Rojo.

Y hay períodos en que ya ni siquiera hay que hacer cola para visitar las pirámides. Ni en la peor de sus pesadillas pudieron estas potencias turísticas imaginar hace cinco años que el boyante negocio del turismo daría paso a cruceros varados y hoteles vacíos.

"El mercado turístico es así, demasiado volátil. Es la primera lección que aprendemos todos los empresarios del sector", reflexionaba un grupo de representantes de esta industria en una reciente reunión celebrada en el Puerto de la Cruz. De momento, el motor de la economía canaria ha vivido la tendencia inversa a sus competidores del norte de África: en el período 2011-2014 ha crecido un 2% anual.

En su último informe Impactur Canarias 2014, publicado días antes del último atentado de Túnez , Exceltur destaca "el relevante papel de Canarias y su aportación al turismo español: ha generado el 11% del total del impacto turístico en España y ha crecido por encima de la media en los últimos cinco años (3,4% frente al 2,4% nacional)". Y detecta que italianos y franceses "modifican su comportamiento de consumo turístico" y escogen, entre otros destinos, cada vez más Canarias para viajar.

Este impacto del contexto geopolítico afecta también, aunque por distintas razones, a otros destinos del Mediterráneo como Italia o Grecia. La crisis migratoria y la inestabilidad griegas están también desviando viajeros a las Islas, en este caso el turista peninsular que regresa a medida que la economía española se recupera. De ahí que, pese a unas previsiones para el verano menos optimistas que el año anterior, Canarias esté registrando unos inusuales índices de ocupación en estas fechas.

Aquí al lado

"África está aquí al lado: ¿quién nos garantiza que estamos libres de ese mal?", preguntaba en alto un empresario en la citada reunión. Sólo Marruecos, con un número de visitantes significativamente menor que Túnez y Egipto, ha logrado contener la amenaza de contagio gracias a su potente maquinaria de seguridad. Y es, por ello, un dique de contención para Canarias, inmersa como el resto del país en un estado de alerta nivel cuatro (el máximo es el cinco) decretado tras el triple atentado de la pasada semana en Túnez, Kuwait y Francia: "Los resultados de nuestra lucha contra el terrorismo son concluyentes. Pero nada de esto sería posible sin un trabajo constante de prevención", explicaba el ministro marroquí de Interior, Mohamed Hassad, en el último número de la revista Jeune Afrique.

Su homónimo español, Jorge Fernández Díaz, reveló ayer mismo que, solo en lo que va de año, las fuerzas de seguridad han detenido en España (la mayoría en Cataluña) a 46 presuntos yihadistas en 13 operaciones. Frente a esta amenaza, el debate global se plantea en los siguientes términos: ¿seguridad o libertad? "Tomaremos medidas dolorosas pero necesarias", anunció el presidente de Túnez, Beyi Caid. Se barajan varias como cerrar mezquitas y levantar muros, además de otras insólitas como destinar las fuerzas militares a custodiar hoteles.

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