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Cien años de amor en La Graciosa

Luis Toledo y Consuelo González y Manuel Guadalupe y María de los Ángeles Toledo celebran sus bodas de oro

Luis Toledo y Consuelo González, el pasado sábado, durante el baile en Caleta de Sebo. Alicia Páez

Medio siglo después de unir sus vidas en la ermita de Caleta de Sebo, en La Graciosa, el 1 de agosto de 1965 a las cuatro de la tarde, los matrimonios de los gracioseros LuisToledo y Consuelo González y Manuel Guadalupe y María de los Ángeles Toledo, vecinos de la octava isla canaria, celebraron el pasado sábado sus bodas de oro en el mismo templo.

La ceremonia con la Virgen del Mar como testigo congregó a familiares y amigos de ambas parejas de Caleta de Sebo y también llegados desde Lanzarote y Tenerife.

Manuel, de 76 años, aún rebosaba alegría ayer al recordar el acontecimiento, que ofició el joven diácono de La Graciosa, Nicanor Bermúdez. Fue su primera renovación de promesas matrimoniales.

La coincidencia en 1965 de casarse el mismo día que su amigo Luis, los dos son pescadores jubilados, "se debió a que el cura de Haría por aquel entonces, Eusebio, no podía desplazarse a La Graciosa para celebrar las bodas en días distintos, después de que nos casásemos en el Juzgado de Paz de la villa de Teguise unos días antes. Yo me quería casar el 1 de agosto y Luis dos días después", recordó Manuel. Se da la circunstancia también de que cada uno ejerció de padrino del otro en La Graciosa y hasta se fueron de luna de miel juntos a Gran Canaria y Tenerife durante 15 días.

Tras salir de la iglesia, añadió Manuel, "tuvimos que ir a pedir la bendición a casa de nuestros respectivos padres". Prácticamente todo el pueblo se sumó a los convites, "situados a cien metros uno del otro junto a la playa del pueblo porque nuestras casas están muy cerca. La gente se pasaba de una fiesta a la otra como si nada".

El menú de la época "era a base de vino, cerveza y pescado con mojo hervido, entre otras viandas", mucho más sencillo que el de ahora, en el que no faltaron "las garbanzas, la paella, la carne asada y hasta vino que nos trajeron de Tenerife", afirmó Luis. De la isla picuda, de Tacoronte, se trasladó también una banda de música que amenizó la celebración el sábado.

Manuel y María de los Ángeles (74) tienen cuatro hijos, María de los Ángeles, Yara, José Luis y Enrique. Uno menos tuvieron Luis (76) y Consuelo (75), Luis Manuel, Pedro Javier y María Arminda. "Lo más bonito es que hemos conseguido llegar a los cincuenta años de casados y muchos otros no lo han conseguido. El secreto está en respetarse y quererse mucho. Ahora, lo que Dios nos mande, que para eso estamos aquí esperando", indicó Luis la pasada jornada. Consuelo fue panadera, oficio que dejó para cuidar de su familia.

Para el diácono Nicanor, que se ordenará como sacerdote el próximo 10 de octubre en la catedral de Santa Ana, en Las Palmas de Gran Canaria, "celebrar las bodas de oro de ambos matrimonios supuso un acontecimiento de inmensa alegría y emoción. Lo preparé con mucha ilusión, experimentando la grandeza del amor de Dios en la vida de los dos matrimonios que hace 50 años consagraron su vida en el altar de Dios, para siempre, en la salud y en la enfermedad, en la tristeza y en la alegría todos los días".

Los hijos y nietos de los contrayentes prepararon un árbol frondoso con 18 claveles, que simbolizaban "los frutos de un amor bien plantado", aseveró Nicanor. Oficiará su primera misa en La Graciosa el 17 de octubre.

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