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Flores para Manrique

El artista lanzaroteño, que fallecía en accidente de tráfico en septiembre de 1992, deja un amplio legado artístico

Ofrenda ante su tumba JAVIER FUENTES

El 25 de septiembre de 1992 el artista lanzaroteño, César Manrique, perdía la vida en un accidente de tráfico cuando salía de la fundación que lleva su nombre y que había inaugurado pocos meses antes. Veintrés años después del accidente que conmocionó a toda Canarias el patrimonio artístico de Manrique sigue estando vigente. Pero el legado manriqueño va mucho más allá de su obra pictórica y espacial porque que el artista conejero fue un auténtico 'todoterreno' del arte.

El director de la Fundación César Manrique (FCM), Fernando Gómez Aguilera resalta el perfil polifacético del creador de instalaciones como el Jardín de Cactus, Los Jameos del Agua y el Mirador del Río en Lanzarote. "Lo mismo diseñaba un logotipo que hacía una escultura, salía a los pueblos a sensibilizar para que se conservara el patrimonio arquitectónico, proyectaba un gran espacio de ocio público, pintaba un cuadro o decoraba un hallo de un hotel", afirma.

Aguilera escribe en el libro La fábrica del artista moderno (César Manrique en el contexto del arte español (1950-1957) que ya en el año 1955 cuando Manrique residía en Madrid su piso de la calle Covarrubias en el barrio de Chamberí se convirtió en un objeto de admiración por su acusada modernidad, "A lo largo de estos años en que despierta el interés por llevar el buen gusto a los objetos de la vida cotidiana, Manrique además de pintar con dedicación profesional y realizar numerosos murales, diseña estampados para telas, tapices, muebles, mosaicos, lámparas, cerámicas y máscaras, ocupándose de proyectos de interiorismo, ambientaciones y acondicionamientos de espacios públicos", señala Gómez Aguilera.

La profesora universitaria y otra de las personas que ha profundizado en la obra del artista, Violeta Izquierdo, destaca que Manrique "se interesó por todas las formas de expresión en el diseño gráfico como folletos, logotipos, carteles, portadas de libros y revistas dotándolos siempre de calidades gráficas y decorativas de excepcional calidad".

Uno de sus trabajos fue la creación de los logotipos y símbolos para los Centros de Arte, Cultura y Turismo del Cabildo de Lanzarote en los que había participado de forma directa. Unos logos que pasan por identificar siempre de manera clara lo representado con el lugar al que representan.

Entre estos logotipos que forman parte ya de la sociedad lanzaroteña se encuentran el Diablo que representa a las Montañas del Fuego en el Parque Nacional de Timanfaya o el cangrejo de Los Jameos del Agua, cuya figura utiliza el Cabildo de Lanzarote para homenajear a aquellas personas que contribuyen al desarrollo económico, cultural y social de la isla.

El que fuera director de los Centros Turísticos del Cabildo, Marcial Martín recuerda que se le encargó a César el diseño de todos los logos empezando por el de la propia empresa de los centros. "La verdad es que teníamos un diseño bastante feo por lo que animamos a César a hacer algo diferente", añade.

Una de sus últimas obras fue precisamente el logotipo que se emplea para la promoción turística de Lanzarote. El propio Manrique explicaba su obra: "Son elementos esenciales de Lanzarote que he querido recoger como motivos básicos del imagotipo: el sol, la luna y el volcán arrojando fuego. Juntos desde ahora se convertirán en el signo que identifique nuestra isla", aseguraba.

Un símbolo que, sin embargo, nunca pudo ver plasmado en los folletos promocionales de la isla al fallecer el mismo día en el que se pretendía dar a conocer en un acto público con motivo del Día Mundial del Turismo.

Su estancia en Nueva York entre los años 1964-1966 antes de retornar definitivamente a Lanzarote también marcó al artista que se impregnó del denominado Pop Art, conociendo incluso a uno de sus precursores, el nortamericano Andy Warhol. "Su nueva fórmula consiste en seleccionar amplios espacios naturales en los que actúa integrando arquitectura, paisaje, jardinería, pintura, sonido, diseño, escultura equipamientos... con una declarada actitud de respeto medioambiental. En resumen: introducir el arte en simbiosis con la naturaleza", afirma Aguilera.

El director del departamento de Conservación de la FCM, Fernando Ruiz resalta que a partir de los años 70 la cultura pop impregnará el universo visual del artista. "Es una herencia que desplaza a sus prácticas creativas, apreciable tanto en la obra sobre papel como en sus esculturas o en diseños variados, siempre asociado a comportamientos desenfadados, a la faceta más hedonista, sensual y divertida de su trabajo", indica.

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