"Esta regata en solitario representa el estado más puro de navegar". El español Jesús Jiménez es uno de los 62 navegantes de la regataMini Transat que unirá los puertos de Douarnenez en la Bretaña francesa y el de Pointe a Pitre en las islas Guadalupe en el Caribe con una única escala en Lanzarote. En total serán 4.020 millas en solitarios de las que ya se ha cubierto 1.250 millas entre Douarnenez y el puerto Marina Lanzarote en Arrecife, la primera etapa. "Lo más difícil fue atravesar el golfo de Vizcaya", señala Jiménez que tardó nueve días y 22 horas en recorrer los primeros 2.315 kilómetros de la regata. "Esta prueba es el trampolín para convertirse en regatistas profesionales aunque en mi caso era un reto personal", afirma Jiméz que lleva cuatro años preparándose para participar en esta aventura.
La partida de los 62 navegantes tuvo lugar el pasado 19 de septiembre desde el norte de Francia, mientras que la salida de Lanzarote será el próximo 31 de este mes para aprovechar la llegada de los vientos alisios. Una situación que ha obligado a la flota a permanecer durante todo el mes de octubre en Marina Lanzarote.
La Minitransat está formada por dos categorías: los barcos de serie y los prototipos que son, estos últimos, auténticos laboratorios para el diseño de nuevas tecnologías para las regatas oceánicas que después se aplican a otro tipo de embarcaciones. No obstante, todos los barcos tienen las mismas medidas: 6,50 metros de eslora, un mástil de 11 metros (el doble de su longitud), un generador de gasolina y placas solares para la energía básica para preparar la comida y el funcionamiento de los instrumentos naúticos. "Los barcos no pueden tener motor por lo que sólo dependemos del viento". Indica Jiménez.
A pesar de su pequeño tamaño estas embarcaciones son muy potentes y sobre todo rápidas a favor del viento (cuando el viento viene de la parte de atrás). "Tienes que estar muy bien preparado para dominarlo en alta mar por las grandes velocidades que adquiere con la fuerza del viento", recalca Jiménez que durante los últimos años ha acudido de forma regular a un centro de entrenamiento en Francia para este tipo de modelos.
Poder participar en una Minitransat los navegantes tienen que haber realizado con anterioridad una regata en solitario de al menos 1.000 millas, así como haber recorrido otras 1.000 millas en otro tipo de reagatas. "Hay que tener en cuenta que en el barco estás tú solo durante un mínimo de ocho días sin detenerte por lo que hay saber administrar el tiempo de descanso",. añade Jesús que recuerda que lo ideal es dormir en periodo de 15 minutos cada varias horas para no desmoronarse. "Si no duermes puedes empezar a tener visiones y alucinaciones", asegura.
La alimentación es a base de comida liofilizada (la que suelen utilizar los astronautas) dado que solo necesita el agua caliente para convertirse en un buen plato. En lo que se refiere al agua los regatistas no pueden llevar más de 60 litros, cantidad que es suficiente para terminar la prueba.
Una de las novedades de la Mini Transat es que los regatistas pueden ser apadrinados por aquellos lanzaroteños para facilitarles su estancia en la isla. "No nos dan dinero sino que nos ayudan a realizar cualquier tipo de gestión", indica Jiménez que está apadrinado por el responsable de la escuela de vela de Puerto Calero, Andrés Ramírez. Asimismo, el próximo 24 de octubre habrá una regata por la costa de la isla con los padrinos, mientras que la semana pasada los alumnos de vela del Club Náutico de Arrecife dieron una especie de 'master class' con los tripulantes a bordo de sus minis.
Jiménez tiene actualmente una tienda de ropa en Tarifa, Cádiz. "Además de la inscripción tendré que pagar la vuelta del barco en un contenedor desde las Islas Guadalupe, aunque este dinero lo invierto en esta aventura", afirma.
