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La Graciosa

La primera misa graciosera de Nicanor

El sacerdote Nicanor Bermúdez Páez se estrenará el próximo sábado como cura en la parroquia de Caleta de Sebo - El joven recibió la ordenación en Santa Ana

Nicanor Bermúdez Páez, el pasado sábado, en la catedral de Santa Ana junto a familiares y amigos. LP / DLP

El chinijo que correteaba por las calles de jable de La Graciosa y dio sus primeros pasos entre la playa de Caleta de Sebo y la parroquia de la Virgen del Mar ya es sacerdote. Nicanor Bermúdez Páez se convirtió el pasado sábado en el primer presbítero de la historia graciosera tras la ceremonia de ordenación sacerdotal que tuvo lugar en la catedral basílica de Santa Ana, en Las Palmas de Gran Canaria, de manos del obispo de la Diócesis de Canarias, Francisco Cases.

El padre Nicanor estuvo arropado por familiares y amigos que se desplazaron desde La Graciosa y Lanzarote hasta la capital grancanaria para asistir a la emotiva celebración, además de compañeros de estudios del Seminario de la Diócesis de Canarias y otras personas que no quisieron perderse la histórica cita. En el acto en Santa Ana también se ordenó el canario Adrián Sosa Nuez.

En palabras de Nicanor, "la ordenación sacerdotal es un torrente de gracia en nuestras vidas y en toda la iglesia, en especial para nuestra Diócesis de Canarias. Una experiencia fuerte del Espíritu Santo". Se preparó para esta cita trascendental en su vida "con un espíritu sereno, lleno de paz y demasiado tranquilo", tal y como reconoció ayer.

Los días previos a su conversión sacerdotal los dedicó a meditar. "A partir de ese día", explicó Nicanor, "solo le entregaba al Señor mi pequeñez, mi persona y la debilidad que soy para que su Espíritu me configurara sacerdote, me consagrara las manos sacerdotales y me enviara como sacerdote a ser y dar testimonio de Cristo".

Del recuerdo de su nuevo compromiso con la Iglesia Nicanor destacó varios "momentos emotivos y grandiosos". La imposición de manos por parte del obispo de la Diócesis de Canarias y de los sacerdotes presentes en Santa Ana. "No pude contener las lágrimas y como si de una acequia se tratara salían cargadas de acción de gracias al Señor", relató.

La postración en el momento de las letanías, "donde uno experimenta el vaciarse de sí mismo para llenarse de la gracia de Dios", fue otro de los instantes que nunca olvidará Nicanor, al igual que "la plegaria consagratoria donde el obispo nos configuraba con Cristo sumo y eterno sacerdote". Acto seguido, llegó la unción de manos con el santo crisma. A través de ese gesto con el "aceite ungüento de Cristo, nuestras manos consagraránal Señor en la Eucaristía y serán manos para perdonar y bendecir", detalló el joven graciosero.

Finalmente, tuvo lugar la imposición de la casulla, "con la que se visibiliza nuestra identidad sacerdotal para ofrecer el sacrificio de la santa misa. Me la colocó don Fermín, el sacerdote que me trajo al Seminario".

El sábado 17 de octubre será otra fecha importante para Nicanor. Ese día oficiará su primera misa en la parroquia de la Virgen del Mar de La Graciosa, una iglesia a la que siempre ha estado unido y en la que ejerció de monaguillo. Será a las 11.30 horas.

Fue precisamente en La Graciosa donde Nicanor empezó a abrazar la fe cristiana. Su abuela materna, Fe Toledo, fue la que lo introdujo en la religión de Cristo. A pesar de que realizó su formación escolar y de bachillerato en Arrecife, siempre que podía acudía a la isla graciosera, y así continúa haciéndolo en la actualidad.

Una experiencia que vivió en un campo de trabajo en San Isidro de Níjar (Almería) en septiembre de 2008 con jóvenes fue lo que le impulsó a su vida religiosa.

Un encuentro con inmigrantes durante esa semana le llevó a liberar su corazón "de muchas ambiciones". En esa vivencia contempló el rostro de Jesús de Nazaret envuelto en aquel "sufrimiento humano" y se produjo "un fuerte impacto interior con una propuesta: ¿Y tú por qué no me sigues?"

Tras el regreso a Lanzarote le dijo a su abuela Fe que quería ingresar en el Seminario, cosa que no le extranó, puesto que había visto en Nicanor "algo especial", que no había contemplado en sus restantes nietos, incluidos los dos hermanos del chico, por su dedicada entrega a las personas.

Ahora los gracioseros esperan reencontrarse esta semana con Nicanor, el primer sacerdote del Archipiélago Chinijo.

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