Los bomberos del Consorcio Insular de Emergencias de Lanzarote se vieron obligados ayer a precintar dos de las fachadas laterales del edificio del antiguo Cabildo en la Calle Real por la caída de un importante número de azulejos que formaban parte de la construcción original de este innmueble proyectado en 1928. De esta manera las calles Inspector Luis Martín y Ginés de Castro están parcialmente cerradas a los peatones por temor a nuevos deprendimientos. No obstante, el actual museo con la exposición de fotografías de Jacinto Alonso se mantiene abierto
La inspección realizada ayer por los bomberos, después de la caída de los azulejos en torno a la una de la tarde, dejó entrever que existía el riesgo de nuevos desprendimientos en un edificio que está catalogado como Bien de Interes Cultural en la categoría de Monumento.
Según los primeros datos obtenidos ayer los azulejos que se han desprendido son los originales que se colocaron lo que impide que puedan volver a reponerse. De hecho, en la última restauración que concluyó en mayo de este año se repuso una parte de los azulejos que habían desaparecido por el paso de los años. Estos azulejos se construyeron expresamente en una fábrica de Valencia simulando los tonos de los originales. La rotura de ayer obligará a realizar la misma operación.
Según los técnicos de Patrimonio, el actual edificio cuenta con azulejos de almenos tres épocas distintas, ya que en los años 60 del pasado siglo también tuvieron que reponerse otras zonas, fundamentalmente la fachada que da a la calle Inspector Luis Martín por el incendio de un edificio contiguo. Esta obra del ingeniero Jefe del Cabildo, Celestino Pérez de Sala, proyectada en 1928, representa un gran valor histórico y arquitectónico no sólo para la ciudad sino para la isla, de tal modo que se le ha dotado con el mayor rango en patrimonio arquitectónico, pues es un Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento. Constituye el primer inmueble de la isla construido para la administración. Un elemento relevante es el revestimiento cerámico vidriado de colores verdes y ocres.
A partir de ahora deberán ser los técnicos del Cabildo los que valoren el estado real del edificio para iniciar las obras de restauración. El Cabildo reabría el pasado mes de mayo este edificio como espacio cultural denominada Casa Amarilla, tal y como se le denominaba popularmente en Lanzarote a la sede de la antigua corporación por la tonalidad de sus azulejos.
